¿Hay alguien observándonos?
El enigma de la vida extraterrestre ha obsesionado a la humanidad por décadas. La expectativa de encontrarse, un día, con “iguales”, ha motivado muchas de las acciones de la humanidad y encendido su imaginación desde principios del siglo pasado.
A estas alturas, la pregunta ya no es si hay vida tal como la conocemos en el espacio, sino si hay vida inteligente. Las expediciones a marte han probado que al menos pequeños organismos son capaces de sobrevivir en condiciones extremas de planetas con poca o ninguna atmósfera. Pero el salto de la vida microscópica a la macroscópica no es fácil de dar: tomó más de tres mil millones de años para que aparecieran los primeros organismos complejos luego de la aparición de las bacterias en la superficie terrestre.
Tener la certeza de que la vida existe de ninguna manera significa que existan animales complejos o, incluso, civilizaciones semejantes a la nuestra pero en un estado superior de desarrollo. Sin embargo, algunos claman que dichas civilizaciones no solamente existen, sino que han hecho contacto con nosotros en el pasado y planean seguir haciéndolo en el futuro.
El día que una nave se estrelló en la tierra
Un caso icónico de estos supuestos encuentros extraterrestres fue el choque de lo que parecía ser una nave espacial en una base militar de Roswell, Nuevo México (Estados Unidos) en julio de 1947. Las autoridades declararon que se trataba de un globo diseñado para monitorear el clima y el asunto no paso a mayores, lo cual era precisamente lo que buscaba el ejército norteamericano. Un periodista que recorrió la zona (William Brazel) recogió algunos trozos del dispositivo.
Más de treinta años después, en 1978, el caso volvió a aparecer en la luz pública, cuando el físico Stanton Friedman publicó una entrevista realizada a Jesse Marcel, la única persona de quien se sabía que había permanecido con los escombros de Roswell desde el punto del aterrizaje hasta la base militar. Friedman, un personaje interesado en los Ovnis, afirmó que Marcel le había comentado que el material del que estaba hecho el artefacto era “extremadamente resistente” y completamente diferente a un globo climático. A partir de 1980 se publicaron centenares de libros, documentales y entrevistas a más de 100 personas, todos clamando que el artefacto encontrado en Roswell no pertenecía al planeta tierra.
Por más de una década siguieron surgiendo evidencias del choque, e incluso del hallazgo de un humanoide extraterrestre que se habría encontrado dentro del artefacto, teoría que tomó aún más fuerza con la publicación de un supuesto video de su autopsia en 1995. Entre 1997 y 1998 las autoridades norteamericanas, llamadas a explicar la situación, afirmaron que se trataba de un dispositivo secreto vinculado al proyecto Mogul (en su momento dirigido por la inteligencia estadounidense y que buscaba detectar las vibraciones atmosféricas producto de experimentos nucleares soviéticos) y que a esto se debían las contradicciones en la versión oficial. Muchos, sin embargo, siguen convencidos de que esto es una mentira y que el gobierno estadounidense realmente ha ocultado el contacto con vida extraterrestre.
Los intentos por llegar a la verdad
Durante los últimos 20 años se han utilizado nuevas técnicas para tratar de obtener información de las fuentes que ya existen, pero han brindado pocos resultados. A pesar del Acta de la Libertad de la Información de Estados Unidos, que se supone garantiza que la información clasificada por el gobierno estadounidense puede y debe ser publicada si se solicita después de un plazo no inferior a 30 años, los Estados Unidos se han negado a permitir el acceso a estos archivos incluso a prominentes políticos norteamericanos como Bill Richardson (candidato a la candidatura presidencial del partido demócrata), quien solicitó el público acceso a los documentos en el año 2007.
Así mismo, Ray Santilli, quién originalmente publicó el video de la autopsia del extraterrestre, afirmó en 2006 que si bien su video es una edición, si se realizó con base en documentos originales que él meramente juntó.
Lo cierto es que hasta que se desclasifiquen los archivos norteamericanos no se podrá saber nada con certeza. Las teorías alternativas (además, claro, de la teoría oficial) hablan de experimentos genéticos soviéticos para generar una super – raza de pilotos (la cual habrían encontrado los norteamericanos) y de la creación de una máquina voladora secreta en Estados Unidos que se habría disfrazado como OVNI para evitar el descubrimiento del proyecto. Incluso la versión oficial admite que el artefacto encontrado hacía parte de un proyecto secreto de los Estados Unidos y que por ello se organizó la mentira respecto a los globos climáticos. En todo caso, lo único cierto es que el aterrizaje en Roswell seguirá siendo un misterio por algunos años más.
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