Es la acción de fortificar alguna clase de edificación, fortaleza o estructura, utilizando bastiones.
Para brindar más seguridad
Para un reducto fortificado que desee aumentar su nivel de seguridad hacia el exterior, le viene muy bien abastionar, en especial en las zonas de las esquinas de los denominados muros de cortina, lo cual significará un gran apoyo en la defensa contra posibles ataques enemigos. Las torres medievales son distintas en varios factores. Los bastiones son mucho más bajos que una torre y suelen tener la altura de una pared de cortina.
Para ingeniería militar
Con esta forma estratégica de defensa, se pudieron armar verdaderas plataformas de artillería, que tenían como resultado efectivo que el enemigo se viera forzado a alejarse a una buena distancia de los muros, disminuyendo así la fuerza de su ataque con baterías de artillería. Fue a finales del siglo XV cuando por necesidad bélica se desarrolló el bastión en tierras italianas, expandiéndose luego por todo el continente europeo.
Para los sistemas de acueductos italianos
En la tierra original del método de abastionar, se percataron de que no solamente tenía usos prácticos para la guerra, sino que, además, con el empleo de bastiones, era posible canalizar el agua para poblados y ciudades enteras. Obviamente, utilizaban baluartes en las zonas de los vértices del gran salón de la llamada plaza fuere, con el propósito de que el fuego de la defensa tuviera un escudo cruzado y de ese modo, reducir casi por completo todos los ángulos muertos que existan.
Para defender los castillos de la España medieval
El maravilloso sistema italiano se expandió también a España y la acción de abastionar cada vez tenía un uso distinto que iban descubriendo. En el país vasco se aplicó a varias defensas, como las puertas principales, o las torres. Los baluartes eran fabricados con madera, tierra o con otras materias.
