Es la acción de disminuir o impedir un escándalo, una gritería, quejas, risotadas o lamentos de alguien.
Para dar comienzo con la presentación o el discurso
En diferentes escenarios, un artista o un orador deben manejar al público y eso implica saber acallarlo, para poder contar con la atención pertinente. En eventos como conciertos de música clásica o el teatro, los espectadores se ven obligados a acallar y así no obstaculizar el desarrollo de la presentación.
Para acallar el hambre
Las circunstancias adversas han conllevado a que a lo largo de las épocas, el ser humano desarrolle su capacidad creativa y recursiva para hallar por ejemplo, comida que pueda acallar el hambre. Así vemos casos como el de famosos viajeros que sobrevivieron consumiendo bayas silvestres, raíces y hasta insectos, gusanos y camaleones.
Para acallar las críticas
Acallar los rumores polémicos que se suscitan en las redes sociales y medios masivos de comunicación, debido a comportamientos inapropiados de los famosos, es una ardua labor que no cesa por parte de los representantes y managers de grandes deportistas, músicos, actores, políticos, etc.
Para acallar líderes sociales
Ésta es una problemática que se ha observado en diferentes países del mundo, década tras década. Es bien sabido que los grandes poderes de la sociedad no escatiman medidas para librarse de aquellos que van en contra de sus intereses, tal cual hablan los hechos.
Para acallar los pensamientos
Algo sumamente comprobable dentro del terreno de la espiritualidad y la psicología, es que el diálogo interno de las personas es continuo, molesto, desgastante, negativo y perjudicial. Basta con intentar meditar o silenciar la mente, para percatarse de la cantidad desbordante de ideas, imágenes y sonidos que por sí solas toman posesión de la mente, incluso sin que uno quiera. Es necesario acallar los pensamientos para encontrar la quietud del alma y penetrar en las regiones del Espíritu.