Es la acción de proporcionarle calor a otro ser, puede ser humano o animal. Igualmente es un verbo que indica la incitación a emociones fuertes y agresivas, para enardecer una situación.
Para soportar las duras noches de frío
Las personas que habitan en climas tendientes al frío y con temperaturas bajas, sufren en especial en algunas noches donde parece que todo se fuese a congelar y resulta siendo un obstáculo para conciliar el sueño y pasar una noche agradable. El calor humano mitiga mucho estas condiciones. Por eso, quienes son afortunados de contar con una pareja que los acalore en esas noches más gélidas, tienen una gran ventaja sobre quienes no.
Para hacer desesperar a la contraparte en un debate
Una de las estrategias psicológicas poco ortodoxas que suelen emplear tanto los políticos, como los académicos, científicos o religiosos, es acalorar a la contraparte para que desespere y denote una imagen inapropiada y fuera de base, mientras ellos se camuflan detrás de la diplomacia que en últimas, más allá de lo que se esté discutiendo o debatiendo, viene ser la forma que supera al mensaje. De modo que quien se deje acalorar, por más que tenga la razón, puede quedar muy mal ante los demás y pasar como el equivocado.
Para seducir a una persona
Se dice coloquialmente que cuando alguien quiere llevar a la cama a otro, lo que debe hacer es acalorarlo, sinónimo de excitarlo.
Para convencer y persuadir
Las ideas que son aceptadas por los individuos, son aquellas que logran avivar la llama de sus emociones. Por eso los mejores oradores de la historia, han sido aquellos que han sabido acalorar las multitudes, conllevando a grandes movimientos y sucesos que cambiaron para siempre el destino del mundo.
Para serenarse y no cometer errores
En el instante en que una persona se ha dado cuenta de que se está acalorando en una conversación o circunstancia, los sabios recomiendan que a como dé lugar debe buscar relajarse, serenarse y apaciguar con mucha diplomacia cualquier conflicto que esté en desarrollo.
