Es el dirigente o el grado más alto de un monasterio o claustro espiritual con tendencia cristiana al que se le denomina abadía. Su elección es de carácter vitalicio y se efectúa en una reunión secreta con los monjes de mayor rango. El abad posee el poder jerárquico para organizar la comunidad según dictaminen las reglas que rijan la orden.
Para escuchar a los monjes
Al ser el superior de una comunidad religiosa, se asume que es la persona mas sabia entre los clérigos. Por ende, debe de estar presto a recibir con gran fraternidad a cualquier monje que desee expresar algún problema de índole espiritual, sentimental o cualquiera que sea, con el ánimo de recibir instrucciones y consejos prácticos para superar la dificultad.
Para consagrar elementos religiosos
Desde el siglo IV cuando se empezaron a conocer estos altos grados de mando católico, incluso superiores a un obispo, el abad ha desempeñado la función de consagrar vasos, altares, templos, bendecir poblaciones, etc.
Para administrar una comunidad religiosa
No sólo este cargo se enfoca en los asuntos netamente espirituales, sino también administrativos. De hecho, en un principio se les llamaba los abacondes, una especie de gobernante de alta jerarquía que tenía potestad sobre la sociedad.