Es una esfera de diminuto tamaño, misma que presenta una perforación ideal para la elaboración de collares y adornos. Se utilizan desde la antigüedad, pues se han hallado tumbas de la época visigoda, donde se ve claramente que los difuntos portan collares de abalorios.
No suelen ser de mucho valor comercial en la actualidad, pero sí son muy comunes por los artesanos que venden sus creaciones a personas de distintas edades.
Para elaborar pulseras y collares
Estas bolitas son muy útiles para diseñar toda clase de adornos para hombres, mujeres y para todo lo que la creatividad pueda darle un uso.
Para rellenar los collares con cuentas de oro
Esto sucedió en la antigua Mesopotamia y en varias regiones de la India. No obstante, los egipcios no se quedaron atrás y los nobles solían obsequiar collares con cuentas hechos con piedras preciosas de diferentes colores y materiales. Los mongoles por su parte, portaban collares de perlas. Pero en todo Mesoamérica los collares con abalorios pequeños eran la moda.
Para hacer cuentas de cristal
Los abalorios son hechos con varios materiales, colores, calidades y formas. Unos de los más apetecidos en estos momentos son los abalorios de cristal de distintas tonalidades. Se encuentran de variadas clases: los de bohemia o cristal checo, el austríaco y el de Murano. Aunque en el continente asiático se están produciendo a gran escala abalorios cristalinos. El que más se resalta por su belleza es el abalorio de cristal de Swarovski, de Australia.
Como parte de la vestimenta de los aztecas
Los aztecas acostumbraban a emplear abalorios en su vestimenta más importante, a la cual denominaban Maxtlatl. En la zona de los hombros lucían una manta que llevaba por nombre tilmatl y las jerarquías más altas adoraban con abalorios más finos y plumas.
Para hacer japas o malas
Así se les llama a los rosarios con 108 cuentas, tradicionales de la cultura Oriental y especialmente hindú o budista. Los monjes o devotos de dichas tradiciones espirituales utilizan cuentas hechas de abalorios que suman 108 y entran en meditación a la vez que entonan un mantra, articulado o en forman mental, combinado con una intención u oración. Esto es una particular técnica antiquísima y a estos objetos rituales le han llamado “japas”, que traduce en español “repetir oraciones” y “malas” que traduce “girnalda”. El abalorio más grande es la cuenta guró que demarca el inicio o el final del rosario.
Para hacer rosarios católicos
La misma técnica antigua de oriente fue adoptada por el catolicismo, que tiene toda una industria de elementos como rosarios hechos con abalorios de toda clase, desde el más económico hasta también de oro y piedras preciosas. Emplea la misma técnica: repetición de oraciones, mientras se lleva la concentración a la divinidad, junto con un propósito o intención.
Pero a diferencia de las cuentas budistas o hindúes, las católicas no tienen 108. Este número es muy representativo en las ciencias orientales, especialmente en la Kabalah, una ciencia milenaria que afirma que los números son energías vivientes.