Es el adjetivo que especifica que algo o alguien pertenece la época del Paleolítico inferior, tiempos en la que la cultura giraba en torno de la fabricación de puntas pesadas de sílex, que solían tallarse por cada uno de los lados.
Es un término referencia arqueológica
En la arqueología esta palabra designa la época donde la humanidad basaba su economía y modo de vida en las herramientas de piedra en la prehistoria, cerca del año 700.000 antes de la actualidad. Se han hallado herramientas de ese antaño, dentro de sedimentos en uno de los suburbios franceses de Abbeville. Entre ellas se destacan las hachas de mano.
Se dice que fue en ese período en la historia donde se desarrolló la tradición Achelense, o cultura del hacha de mano, especialmente en las tierras tempranas de Europa. El concepto también se conocía como Chellean, pero en la edad moderna ahora se denomina Abbevillense.
Para crear el hacha de mano bifacial
Este período prehistórico sirvió para crear uno de los utensilios más prácticos y útiles para las labores de subsistencia humana. Esta hacha se conseguía elaborar a través de tallar una roca de rotura concoidea, a través de eliminar grandes lascas. Los bifaces abbevillenses tienen la peculiaridad de poseer aristas laterales muy filudas.
Como término para marcar la historia del hallazgo del fuego
En el ámbito arqueológico esta palabra relaciona directamente aquellos primeros pasos que el ser humano, según la historia, habría dado para descubrir el fuego y empezar a utilizarlo. Alude igualmente, a las tierras europeas donde se desarrollaron estos acontecimientos y donde posteriormente fue hallada evidencia de los primeros usos del fuego que habría realizado el homos erectus. En España, por ejemplo, se ha encontrado madera y restos de carbón y de objetos de estilo achelense, que datan de hace cerca de 500 mil años atrás.