Es el proceso en el cual se libera a una persona de acusaciones y condenas, generalmente por falta de pruebas o porque las mismas certificaron su inocencia.
Como absolución sacramental
En la religión católica, durante siglos se ha practicado este dogma de fe durante siglos enteros, solo que con algunas variaciones. Pero en esencia, consiste en obtener el perdón de los pecados a través de un rito efectuado por un sacerdote que escucha atentamente y sin juicios, la confesión de la persona arrepentida que anhela ser eximida de sus faltas ante la Divinidad.
Para hacer penitencia
Dentro de la fe católica, para poder ser exculpado en muchas ocasiones, es necesario primero estar plenamente arrepentido y de acuerdo con la magnitud de las faltas, el sacerdote designa una penitencia que consiste por lo general, en repetir una serie de oraciones, pero también a veces la penitencia va acompañada de obras de caridad y de acciones concretas. Pero sobre todo, fijarse la meta máxima de no volver a caer en los mismos errores.
Como símbolo del indulto de Jesucristo a los pecadores
El rito católico determina que el proceso de absolver pecados es parte de las enseñanzas de Jesucristo, pues en varias partes del evangelio se aprecia cómo el maestro perdonaba los pecados a las personas, especialmente a quienes sanaba. Le otorgó este poder a Simón Pedro, para atar y desatar en la Tierra y en el cielo. Cuando el catolicismo comenzó, los primeros sacerdotes sólo perdonaban los pecados de aquellos que de verdad mostraban total arrepentimiento y realizaron su penitencia de manera pública.
Para restituir las bendiciones y gracias perdidas por los pecados
La creencia católica afirma que cuando se ha cumplido con la penitencia planteada en la confesión y se ha arrepentido de la trasgresión a las leyes de Dios, se otorga la absolución y con ella, se recuperan las bendiciones y las gracias que por culpa de dichas faltas se perdieron.