Se trata de un molino harinero que se localiza en el cauce de algún río, en forma de una gran rueda que se mueve por la fuerza de la corriente fluvial.
Para evitar la esclavitud
El desarrollo de esta sencilla, pero muy útil tecnología, permitió que tareas forzadas en las que se necesitaría emplear el trabajo y la potencia de varios hombres, la realizara este sistema hidráulico de molinos. Se desarrolló en varias culturas, a excepción de las que más esclavismo las dominaba, como el Imperio Romano, ya que al contar con demasiada mano de obra barata y servil para cualquier trabajo penoso, los romanos no vieron la necesidad de diseñar un sistema tecnológico que evitara tanto consumo de recursos humanos.
Como factor que revolucionó al mundo en la antigüedad
La aceña se convirtió en un factor clave en la transformación del mundo feudal en la Edad Media en Europa, donde habría arribado desde el Medio Oriente. Su empleo cambió la historia de Occidente. Contribuyó a satisfacer las necesidades alimentarias que exigía el considerable aumento demográfico y permitió que todos los esclavos y mano de obra usada en las labores que ahora podía efectuar la aceña, se utilizaran para nuevos oficios y desarrollo de nuevas tecnologías.
Para moler granos
Este sistema de molienda con aceña servía para la fabricación de harinas a partir de trigo, maíz, cebada o centeno.
Para producir energía
Gracias a la energía hidroeléctrica, se puede obtener electricidad aprovechando la poderosa energía que yace en el agua en movimiento. En el caso concreto de la aceña, que se empleó más que todo en tiempos antiguos, es un sistema práctico en el que la energía cinética del agua en movimiento aplica la suficiente fuerza para hacer girar el molino y a su vez, se transforma en la energía mecánica que mueve al molino.