¿Qué son?
Se entiende coloquialmente como aquellas justificaciones o argumentos capciosos que se utilizan para desviar una circunstancia problemática.
Para presentar argumentos capciosos
Las abogaderas deben intentar sorprender el raciocinio e incluso el sentido común, o aprovechándose de algunas apariencias ilusorias y tapando la realidad con falsas y astutas deducciones. Son aquellos discursos capciosos que hace uso de asociaciones estratégicas cuyo objetivo es engañar.
Para defender algo difícil
Con el fin de obtener algo, parece dirigirse a sorprender la inteligencia y la razón, alucinando a aquella con falsas apariencias de verdad, y oscureciendo a esta con falsas deducciones. El adjetivo capcioso se aplica a los discursos, razonamientos, cuestiones y cosas semejantes. Es capcioso un discurso cuando por un sagaz encadenamiento o enlace, o por una sutil combinación, se conduce al que se quiere engañar a consecuencias que al principio no podía ni sospechar, ni prever. Es capcioso un argumento, cuando apoyándose en principios que aparecen como verdaderos, se deducen de ellos falsas consecuencias, etc
Para persuadir a una persona
La vida diaria está repleta de conciliaciones y toda clase de negocios. Desde los asuntos hogareños, hasta relaciones de negocios más complejas. Tener la habilidad de dar argumentos de lo que se pretende, es saber usar hábilmente las abogaderas, para aparentar ser válido, aunque no sea tal. La idea lograr convencer, persuadir, manipular o influenciar a otra persona.
Para realzar la imagen a un político
Varios políticos, incluso si están ejerciendo algún alto cargo, invierten enormes sumas de dinero en contratar personas especialistas en realizar abogaderas y lavar su imagen en los diversos medios de comunicación y comunidades. El objetivo es realzar la perspectiva que posee la opinión pública de ese personaje.
Para salvar una relación
Muchas veces, los infieles no tienen otra opción que apelar a las abogaderas cuando han sido descubiertos in fraganti.