Es el adjetivo que describe que algo se halla poco acabado, razón por la que se asimila más a un boceto que a un proyecto culminado.
Para exponer una obra que aún no está terminada
El abocetado es la fase de una obra pictórica, que demuestra que está en ejecución y en plenos comienzos, porque tan sólo consta de unas cuantas pinceladas, aún no está del todo estético, en pocas palabras poco concluida.
Como un signo de negligencia
En la academia de Bellas Artes, el “acabad pulido” es la representación de la perfección artística, al contrario del “acabado abocetado” que es tomado como la mismísima negligencia. No obstante, el acabo pulido no se pudo consolidar como un modelo exclusivo dentro de la pintura de estilo occidental. Por un lado, la Academia Florentina se inclinaba por las delicadas y perfiladas obras de Rafael, pero por otro, había artistas que promulgaban una pintura vibrante y sensual, con la peculiaridad del tinte abocetado. Posteriormente, en los siglos XVII y XVIII se formaron varias escuelas que se dividían en concepciones y pintores.
Para explotar todas las posibilidades de un trabajo artístico
El abocetado se considera como la base de todas las búsquedas de arte visual y otorga la posibilidad de que se experimente de manera abierta. Varios artistas emplean el abocetado con el fin de pulir y evolucionar su técnica y estilo a través de consejos, fórmulas y criterios que cualquier artista de este ámbito, no solo avanzados, sino también quienes hasta ahora comienzan.
Se puede concluir que el abocetado es la exposición de los detalles mínimos que nutren a un boceto. Permite desarrollar un diccionario visual muy completo por medio de la observación y el registro del medio ambiente que lo circunda. Entonces, el boceto sirve como fundamento para un proyecto terminado que facilita entrenar las facultades de análisis y observación.