Es aquel individuo que se percibe como distante y no compatible con la iglesia Católica.
Para darse cuenta del engaño
La iglesia Católica romana ha dado mucho de qué hablar durante decenas de siglos. Una persona acatólica se interesa por esa parte de la historia donde los hechos de dicha institución religiosa han ido en contra de los principios y valores difundidos por el protagonista de su dogma: Jesucristo. De modo que es factible percibir el engaño masivo, al contrastar por ejemplo las guerras de las cruzadas, la inquisición, la pedofilia, entre otros actos calificados como abominables.
Para encontrar nuevas formas de espiritualidad
No sólo de tipo cristiano, sino que muchos acatólicos se abren a otras culturas y civilizaciones como la oriental, donde se encuentra un enorme tesoro de conocimientos espirituales como el yoga, el budismo, el hinduismo, el shivaismo, el islamismo, etc.
Para trascender las costumbres
Un gran número de personas asegura que son católicos por la fuerza de la tradición, las costumbres y la influencia familiar. Por eso se consideran como creyentes, mas no practicantes de la religión. Cumplen con las fiestas tradicionales como comprar palmas de cera para el denominado “Domingo de ramos”. Varias personas acatólicas consideran que se trata de una costumbre dañina para el planeta, ya que es una palma en vía de extinción.
Para creer en el Dios interior y no exterior
La creencia católica recalca en un Dios externo, que rige la vida de vivos y muertos. Sin embargo, algunas personas acatólicas han encontrado que Dios se encuentra dentro de sí mismo y en lugar de un templo de cemento, yeso, madera y lujos, el altar se halla en el corazón de cada ser humano.
Para poder estudiar la historia sin influencia
Resulta muy difícil para una persona católica estudiar los hechos históricos y actuales, con relación al papa y a la iglesia, porque se tiende a parcializar la perspectiva.