Wolfgang Kneese
Wolfgang Kneese
Terminamos el episodio pasado en 1966. Aquel año un hombre llamado Wolfgang Kneese escapó de la Colonia. De inmediato se dirigió a la embajada alemana en Chile a solicitar asilo y a denunciar los actos que ocurrían allí.
Pero su historia era tan fantástica que no le creyeron.
Kneese afirmó que este era su tercer intento de escape, pero que las dos veces anteriores había sido capturado por las autoridades de la colonia y devuelto al encierro. Afirmó que el muro que rodeaba el lugar actuaba como una barrera totalitaria, que impedía que lo que sucedía dentro se supiese afuera… y viceversa.
Pero aún más grave, comenzó a denunciar abusos por parte de Schäfer y de los líderes de la Colonia que recordaban aquellos de los nazis en los campos de concentración. Kneese afirmó que él y muchos otros habían sido abusados cuando niños por Schäfer, quién mantenía un control férreo sobre los habitantes y sobrevivía con el trabajo “voluntario” que en ocasiones superaba las 14 horas diarias y no tenía ningún tipo de remuneración.
Así mismo, la vida diaria se manejaba por las reglas que el líder había inventado, que incluían separar a los padres de sus hijos, prohibir las relaciones sexuales (a menos que se tratase de él, claro) y mantener algunos individuos aislados.
Kneese sería condenado a 5 años de cárcel por robo y sus denuncias se desestimarían. Sin embargo, poco tiempo después un segundo hombre – Heinz Kuhn – escaparía del lugar y repetiría las denuncias. En esta ocasión añadió que quienes eran hallados intentando escapar eran sometidos a torturas.
Y, de nuevo, sus denuncias entrarían en oídos sordos.
La Dictadura
Colonia Dignidad siempre tuvo relaciones muy cercanas con la derecha chilena, y tiempo después se demostraría que puso su grano de arena en la implantación de la dictadura de Pinochet. Así mismo, sería usada como un lugar para torturar y desaparecer opositores. Por esta razón, pese a las denuncias del gobierno de Alemania Occidental (que ya había tomado algunas cartas en el asunto) nadie movió un dedo en Chile para detener a la Colonia ni a su líder, que seguía y seguía cayendo en oprobio.
Seguramente estos fueron los peores años para los habitantes de Colonia Dignidad: los abusos escalaron a niveles insospechados y abandonarla se convirtió en un desafío más duro que ninguno anterior. Aunque, como pequeño beneficio, la labor de antiguos prisioneros (principalmente Kneese) había hecho cada vez más fácil para los que escapaban recibir apoyo de las autoridades alemanas y en últimas ser repatriados a su país.
En este periodo ocurrió una de las acusaciones más graves: un norteamericano (Boris Weisfeiler) desapareció en las inmediaciones de la Colonia. El hombre parecía estar investigando la posibilidad de que hubiesen armas nucleares en el lugar: una denuncia que había tomado importancia en aquel periodo, y para ello llevaba un contador Geiger. Nunca se determinó el destino de Weisfeller, pero se asume que fue desaparecido (y quizás torturado) en la Colonia.
Fernando Matthei, militar chileno, estrechando la mano de Paul Schäfer durante la dictadura
El final
Cuando la Colonia fue finalmente desintegrada, en 2005, habían pasado más de 20 años desde el final de la dictadura. Muchos de los que allí vivían no conocían el radio o la televisión y estaban convencidos de que el mundo de fuera era una especie de infierno y sólo allí se podía vivir. Aquel año Paul Schäfer fue capturado y enjuiciado por las autoridades chilenas, y las personas pudieron elegir por fin su destino.
Con la ayuda de un equipo de psicólogos y orientadores los colonos decidieron qué hacer con sus vidas. La mayor parte emigraron a Alemania, pero unos 200 se quedaron y comenzaron un proceso de restauración colectiva para superar las heridas del pasado. En la actualidad la Colonia aún existe (ahora con el nombre de Villa Baviera) y los problemas parecen haber sido superados.
Paul Schäfer murió en la cárcel el 24 de abril de 2010. Pese a que fue juzgado y condenado, la mayor parte de sus víctimas concuerdan en que el castigo no fue suficiente, aunque están satisfechos de que al menos el caso no haya quedado impune.
Parte 1
Imágenes: 1: dw.com, 2: theclinic.cl