Tal vez uno de los afectos más reales y duraderos entre dos seres de diferentes especies sea el que surge entre un humano y su perro, no en balde este animal doméstico, que ha estado unido a la civilización humana desde tiempos remotos, se ha ganado el sobrenombre de “el mejor amigo del hombre”.
Afecto humano-perro
De esta manera, la mayoría de los que han tenido perros durante su vida conocen el estrecho vínculo afectivo que puede generarse hacia una mascota, la cual comienza a ser vista como parte de la familia, casi como un hijo, a quien se le adopta, cuida, educa y por el que se siente un profundo amor. Así mismo, del otro lado del cariño están los amigos de cuatro patas, quienes ven también a sus dueños con ojos de amor, incluso con un amor muchísimo más profundo, puesto que por regla general están dispuestos a dar su propia vida por sus amos, a quienes ven como los líderes de la manada y la fuente de toda bondad: comida, agua, techo, juguetes y cariño.
Por consiguiente, este nexo extrañamente termina sin que los involucrados sufran desgarradoramente, tanto si la separación se dio accidentalmente como por razones personales. Sin embargo, lo más seguro es que dicha separación sea vivida con dolor, desesperación, angustia e infinita tristeza, puesto que los vínculos entre humanos y perros pueden ser realmente profundos.
Poemas de Perro
Tal vez por esto, no es raro encontrar dentro de la Literatura historias que tienen a estos amiguitos peludos como protagonistas, o incluso poemas escritos a fin de rendir homenajes a esas mascotas que ocupan u ocuparon lugares de importancia en la vida de sus autores. No obstante, como los creadores y poetas siempre van un paso más allá, dentro de este tipo de poemas, cuyo tema principal son los perros, pueden encontrarse también aquellos textos en donde su autor ha emulado la voz de la mascota, a fin de dirigirse a su amo, bien para expresar su amor, bien para recordar cuánto lo necesita.
En este sentido, se puede colocar como ejemplo dos textos poéticos, bastante populares dentro de la web, los cuales por su temática y enunciación pueden ser llamados Poemas de Perro, puesto que se asume, desde el pacto ficcional, que ha sido un canino el que compuso dichos versos. A continuación, entonces dos poemas “escritos” por perros para sus amos:
Yo soy el que te espera Yo soy el que te espera…
Tu coche tiene un sonido especial y puedo reconocerlo entre mil.
Tus pasos tienen un timbre mágico, son música para mí.
Tu voz es el mayor signo de mi tiempo feliz y, a veces, no es necesario mencionar: oigo tu tristeza. Si veo tu alegría, ¡me hace feliz!
No sé lo que es olor bueno o malo, solo sé que tu aroma es el mejor.
De algunas presencias a veces me gusta. Otras, no tanto.
Pero tu presencia es lo que mueve mis sentidos.
Tú despierto, me despierta.
Tú durmiendo eres mi Dios, reposando en casa, y yo cuido tu sueño.
Tu mirada es un rayo de luz, cuando me doy cuenta de tu despertar…
Tus manos sobre mí, tienen la ligereza de la paz.
Y, cuando Tú sales, todo está vacío otra vez…
Y vuelvo a esperarte siempre y siempre…
Por el sonido de tu coche;
Por tus pasos;
Por tu voz;
Por tu estado siempre inconstante del humor;
Por tu olor;
Por tu reposo bajo mi vigilia;
Por tus ojos;
Por tus manos.
Y soy feliz así.
Yo soy el que te espera:
¡Soy tu perro!
Yo soy el que te espera…
Tu coche tiene un sonido especial y puedo reconocerlo entre mil.
Tus pasos tienen un timbre mágico, son música para mí.
Tu voz es el mayor signo de mi tiempo feliz y, a veces, no es necesario mencionar: oigo tu tristeza. Si veo tu alegría, ¡me hace feliz!
No sé lo que es olor bueno o malo, solo sé que tu aroma es el mejor.
De algunas presencias a veces me gusta. Otras, no tanto.
Pero tu presencia es lo que mueve mis sentidos.
Tú despierto, me despierta.
Tú durmiendo eres mi Dios, reposando en casa, y yo cuido tu sueño.
Tu mirada es un rayo de luz, cuando me doy cuenta de tu despertar…
Tus manos sobre mí, tienen la ligereza de la paz.
Y, cuando Tú sales, todo está vacío otra vez…
Y vuelvo a esperarte siempre y siempre…
Por el sonido de tu coche;
Por tus pasos;
Por tu voz;
Por tu estado siempre inconstante del humor;
Por tu olor;
Por tu reposo bajo mi vigilia;
Por tus ojos;
Por tus manos.
Y soy feliz así.
Yo soy el que te espera:
¡Soy tu perro!
Este tierno poema, pone en la voz del perro la adoración y veneración que siente por su amo, quien es básicamente el eje de su vida, tanto si está presente, para disfrutar de su olor, su sonido y sus caricias, así como si se ha ido, momento en donde la mascota confiesa que sólo le queda esperar hasta la llegada del amo adorado. De esta manera se puede tener una pequeña visión de la magnitud que tiene para toda mascota su amo, y el inmenso dolor que puede causarle que ese regreso nunca suceda, como en el caso de los animales abandonados o cuando simplemente en amo es el primero en marcharse.
La oración de un perro Trátame con cuidado, mi amado dueño, porque no hay en el mundo un corazón más agradecido por tu generosidad que el mío.
No quebrantes mi espíritu con palo, porque, aunque debería lamer tus manos entre golpe y golpe, tu paciencia y comprensión actuarían más rápido para enseñarme cosas que quieres que haga.
Háblame seguido, porque tu voz es la música más suave del mundo, lo debes saber por el feroz movimiento de mi cola cuando tan solo te escucho llegar.
Cuando haga frío y esté húmedo, por favor déjame entrar a la casa… porque ahora soy un animal domesticado y ya no uso elementos amargos…y no espero la gloria, tan solo el privilegio de sentarme en el suelo, pero a tu lado. Aunque no tengas hogar, prefiero seguirte a través del hielo y la nieve que descansar en la más suave almohada y tibio hogar en el mundo… porque eres mi dios… y yo soy tu devoto adorador.
Mantén mi cacerola llena de agua fresca, porque, aunque no debería reprocharte cuando se seca, no puedo decirte cuándo tengo sed. Aliméntame con comida limpia, esa que mantenga sano para corretear y seguir tus órdenes, para caminar a tu lado, para pararme listo, dispuesto y capaz de protegerte con mi vida, si la tuya estuviera en peligro.
Y, amado dueño, le pido al Señor que me provee de salud y vista, no me aleje de tu lado. Prefiero que me coloque en tus expertas manos y me otorgue el misericordioso don del descanso eterno… y te dejaré sabiendo que con el último suspiro que dibuje, mi destino siempre estuvo seguro en tus manos.
Trátame con cuidado, mi amado dueño, porque no hay en el mundo un corazón más agradecido por tu generosidad que el mío.
No quebrantes mi espíritu con palo, porque, aunque debería lamer tus manos entre golpe y golpe, tu paciencia y comprensión actuarían más rápido para enseñarme cosas que quieres que haga.
Háblame seguido, porque tu voz es la música más suave del mundo, lo debes saber por el feroz movimiento de mi cola cuando tan solo te escucho llegar.
Cuando haga frío y esté húmedo, por favor déjame entrar a la casa… porque ahora soy un animal domesticado y ya no uso elementos amargos…y no espero la gloria, tan solo el privilegio de sentarme en el suelo, pero a tu lado. Aunque no tengas hogar, prefiero seguirte a través del hielo y la nieve que descansar en la más suave almohada y tibio hogar en el mundo… porque eres mi dios… y yo soy tu devoto adorador.
Mantén mi cacerola llena de agua fresca, porque, aunque no debería reprocharte cuando se seca, no puedo decirte cuándo tengo sed. Aliméntame con comida limpia, esa que mantenga sano para corretear y seguir tus órdenes, para caminar a tu lado, para pararme listo, dispuesto y capaz de protegerte con mi vida, si la tuya estuviera en peligro.
Y, amado dueño, le pido al Señor que me provee de salud y vista, no me aleje de tu lado. Prefiero que me coloque en tus expertas manos y me otorgue el misericordioso don del descanso eterno… y te dejaré sabiendo que con el último suspiro que dibuje, mi destino siempre estuvo seguro en tus manos.
Por su parte, este emotivo poema, fue publicado por su autora Beth Norman Harris, en el diario Tribuna de Chicago, a fin de rendir homenaje a su mascota recientemente fallecida. En sus líneas, la autora emula la plegaria de un perro hacia su dueño, a fin de revelar cuán sencillas son las pretensiones de uno de estos caninos: agua, comida limpia, paciencia, amor, techo, a cambio de un amor infinito que no se extingue ni siquiera con el último respiro. Un poema que de seguro tocará la fibra de todo amante de los perros, y que recordará la importancia de dar amor en vida, antes de que sea demasiado tarde, puesto que las mascotas también se van en algún momento.
Imagen: pixabay.com