La prueba de Turing

Pero Turing no solo ideó el primero computador electrónico. Imaginó siempre un mundo en el que las máquinas que vendrían de la suya adquirirían habilidades más y más específicas hasta que un día serían capaces de confundirse con la mente humana. Este sería el día en que podríamos hablar de la creación de una conciencia artificial.

¿Es posible determinar que una máquina tenga o no conciencia? En vista de que ni siquiera comprendemos del todo el funcionamiento de la conciencia humana, la respuesta debería ser que sí. Sin embargo, Turing propuso una manera bastante sencilla de determinar la conciencia de una máquina: para hablar de la existencia de Inteligencia Artificial, una máquina debe ser capaz de conversar con un ser humano sin que este pueda determinar que se trata de una máquina.

La lógica detrás de la prueba es que contestar como lo haría un ser humano involucra un nivel de raciocinio semejante al de un ser humano, lo cual a su vez podría ser un indicador de un germen artificial de conciencia. A lo largo de décadas la simple posibilidad de superar la prueba parecía algo irrealizable, e incluso los softwares más modernos del siglo XXI estaban lejos de lograrlo. Hasta hoy (al menos, parcialmente).

¿Es Eugene Goostman la primera máquina en superarla?

En efecto, un programa llamado Eugene Goostman y creado por un equipo ruso de programación fue capaz de engañar al 33% de sus interlocutores en conversaciones de 5 minutos, haciéndolos creer que se trataba de un niño ucraniano de 13 años. El proyecto fue precisamente pensado para poder pasar el test, y usa un supercomputador para procesar la información y brindar la respuesta. La supuesta edad y procedencia del joven también permiten a la máquina un cierto margen de maniobra, pues los errores que cometa serán vistos por la persona como muestra de la juventud de su interlocutor.

Por supuesto, la máquina realmente no ha pasado la prueba de Turing, pues un 66% de sus interlocutores fueron capaces de identificar la proveniencia de los mensajes. Sin embargo, se trata de un avance inmenso en términos de inteligencia… y también de la reanudación del eterno debate con respecto a la Inteligencia Artificial: ¿Cómo podemos saber que una entidad construida tiene, verdaderamente, conciencia?

Son muchos los que opinan que una máquina podría ser capaz de procesar suficientes datos para dar respuestas coherentes a un gran porcentaje de preguntas sin que necesariamente esto signifique el desarrollo de una conciencia. El problema es que en este caso demostrar la existencia de la conciencia se convertiría en algo prácticamente imposible.

En todo caso, es poco probable que Eugene tenga lo que entendemos por conciencia. Sus respuestas aún no son completamente eficaces, su método de procesamiento es demasiado transparente. Sin embargo, es posible que, tras él, vengan softwares más y más avanzados, eventualmente capaces de aprender, de retroalimentarse, incluso de manipular las máquinas que los retienen. Pero, ¿cuándo podremos saber que se trata de entidades inteligentes?

Personalmente, creo que el test de Turing es un indicador eficiente: si tiene la capacidad analítica de un ser humano, ha de tener conciencia. Sin embargo, incluso Eugene está aún lejos de ser una réplica perfecta de un ser humano, de ser capaz de pasar completamente la prueba y convencer a cualquiera de que, al otro lado, está un ser humano.

Como corolario, el éxito del equipo es motivo de preocupación para las autoridades, que suponen que este tipo de softwares podrían ser muy eficientes en las estafas cibernéticas.

¿Crees que esta generación será testigo del surgimiento de la I.A.? ¿Consideras que esto es algo bueno o algo malo?

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