Evolución y sistema reproductivo
Una de las obras más interesantes de la Evolución (o de Dios, o de ambas) es la dualidad macho – hembra existente en muchos seres vivos y, con variaciones, en la práctica totalidad de los animales. Obviamente en algunas especies (como los caracoles) todos son macho y hembra simultáneamente, pero esto no refuta la existencia de dos sexos aparte.
En esencia, el proceso consiste en la producción de espermatozoides por parte del macho con el objetivo de fecundar los huevos producidos por las hembras. Aquí surge una de las preguntas más interesantes de la biología: si la función de todos los espermatozoides es la misma, ¿qué es lo que hace que difieran tanto entre especies?
Porque precisamente una de las principales características de los espermatozoides es su gran variedad de tamaños y de formas: unos son más delgados, otros, más anchos. En general, se trata de poco más que una curiosidad hasta que se añade una tercera variable: el tamaño de los animales.
¿Por qué es más pequeño el espermatozoide de un elefante?
Contrario a lo que nos dictaría la intuición, los espermatozoides no sólo no son más grandes conforme aumenta el tamaño del animal sino que comienzan a volverse más y más pequeños. Con una relación casi matemática entre los mamíferos y menos directa entre otras especies, entre más grande el animal, más pequeñas sus células reproductivas.
Pero ¿por qué? Esta era lo que querían responder Stefan Lupold y John Fitzpatrick, de la Universidad de Estocolmo, cuando comenzaron un análisis de más de 100 especies de mamíferos en el que comenzaron por ratificar lo que ya se sabía: a mayor animal, menor espermatozoide. Y específicamente hablando, a mayores órganos sexuales, menor tamaño.
Aunque no se comprenden del todo las razones de esta particularidad, los científicos han comenzado a especular sobre la importancia del aparato reproductivo femenino en estos asuntos. Al parecer, el tamaño del aparato femenino influiría en la posibilidad de que un espermatozoide se “pierda”, haciendo que los volúmenes que producen los animales más grandes sean muchísimo mayores. Por esta razón se vuelve inoficioso invertir mucho en un solo espermatozoide, ya que posiblemente morirá.
En los animales pequeños, en cambio, la calidad es más importante ya que es mucho más probable que un espermatozoide llegue a su destino. Así, la selección natural favoreció las formas más desarrolladas y completas.
Solo por dar un ejemplo, el espermatozoide de una ballena es unas mil veces más pequeño que el de la mosca de la fruta.
Fuente de imagen: masquesalud.com