Bajo los parámetros de la sociedad, algunas personas con un intelecto diferente y superior, por lo general han expresado sentirse infelices, inconformes y algo amargados, sin importar si cuentan con una profesión exitosa, un hogar ideal o una salud radiante, sienten que son almas incomprendidas y en pena, sobre todo porque sus relaciones interpersonales no son las mejores. Algunas de las principales razones son las siguientes:
No consiguen tan fácil una conversación interesante
Uno de los principales deseos del ser humano, es ser entendido, pero a las personas con alto cociente intelectual, poco se les suele comprender. Los estudios demuestran que vivir en esa situación, genera mucho estrés y ansiedad. Por esta razón muchos personajes con intelecto brillante, acostumbran a estar solos, pues nadie observa las cosas tan reflexiva y profundamente como ellos.
Se auto juzgan todo el tiempo
Como acostumbran a ser muy estrictos con sus estudios y siempre con la idea de exigirse para pulir sus habilidades, las personas inteligentes se vuelven muy rigurosas consigo mismas y con los demás y en muchos ámbitos. No es que tengan la intención de ser malos, déspotas o tiranos, sino que buscan acertar en el blanco siempre; entonces, andan con un diálogo interno de auto juicio continuo.
Se exceden en el análisis de todo
Es verdad que el intelecto y el pensamiento son grandes herramientas para el ser humano, pero el problema radica en el mal uso de la mente. Por ejemplo, si se sobrepasa en el análisis razona de las cosas, de instante en instante, la psiquis se satura con elementos indeseables, como por ejemplo la situación mundial, nacional, local, familiar e individual. Se intentan resolver a sí mismos el funcionalismo de la vida, de su cuerpo, del medio ambiente y si no aprenden a ignorar cuando es debido, entonces viene el sufrimiento.
Necesidad de más tiempo en soledad
Esta es una característica fundamental de aquellas personas con un alto intelecto. Esto según los estudios de varias universidades de Psicología y Ciencias Sociales, como por ejemplo el London School of Economics and Political Science, se llegó a la conclusión de que la mayoría de gente disfruta más su vida en compañía de otros seres humanos, sobre todo sus seres queridos. Pero no pasa igual con las mentes brillantes, que buscan un algo mágico en la soledad. Los expertos consideran que estar solos es bueno en cierta medida, pero en exceso ya corresponde a una patología. La cosa va más allá, se llegó a descubrir que la soledad permanente ocasiona varios daños a la salud física, tanto como la falta de ejercicio, fumar, la diabetes o la obesidad.
La inteligencia no es sinónimo de sabiduría
Eh aquí un punto de quiebre de los grandes intelectuales. Diversas doctrinas del pensamiento concuerdan con que una cosa es ser inteligente y otra muy distinta ser sabio. Lo primero podría traducirse en una excelente capacidad memorística, asociativa, analítica e interpretativa. En cambio, la sabiduría está directamente relacionada con la toma de decisiones acertada, el manejo de las emociones y pensamientos e incuestionablemente, el auto juicio crítico que le permite en vez de juzgar a los demás, perfeccionarse cada vez que descubre algún defecto. Esto difiere de muchos intelectuales en los que se resalta el orgullo, la ira, el desenfreno y el ego en general, factores que los conducen al fracaso y la decepción.
Insatisfacción erótica
Dichos estudios psicológicos determinaron que la mayoría de personas con una elevada inteligencia, por lo general mantienen una frustración de tipo sexual, puesto que casi no comparten tiempo con otras personas y llegan al punto de considerar que la vida íntima es algo de segundo o tercer plano, ignorando que de la sexualidad depende el éxito en los demás aspectos de la vida, especialmente en el estado anímico. Esto ha sido punto de análisis de los principales psicólogos, como Sigmund Freud, Carl Gustav Jung, Peter Ouspensky, entre otros. Otro estudioso resaltado fue Daniel Kahneman, a quien se le otorgó el Premio Nobel por haber postulado que el mayor placer de una persona estaba en las relaciones íntimas.
Viven más angustiados
Algunos otros estudios han podido corroborar que una gran parte de la gente inteligente no sufre mucho de existencialismo, sino que se angustia más por las cosas tontas o erróneas de las demás personas. Determinados psicólogos se atreven a afirmar que estar preocupado todo el tiempo, es un síntoma de alto cociente intelectual y por consecuencia, llega la ansiedad que les caracteriza.
Se tornan misántropos
Ésta es una peculiaridad de un buen grupo de individuos con alta inteligencia. Al notar que las masas están adoctrinadas y de cierto modo hipnotizadas por las modas del sistema y que suelen tener un mal gusto tanto musical, gastronómico, artístico, literario, etc, empiezan a desarrollar un grado de misantropía y desprecio hacia los demás, por falta de tolerancia y comprensión.
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