El organismo asimila el alcohol como un tóxico y reacciona

El alcohol es una sustancia carburante, que aunque cuenta con unos estándares de calidad oficiales,  representa todo un tóxico a la hora de propasarse. Por ejemplo, se disminuye los niveles de azúcar en la sangre, afectando principalmente al hígado. Los intestinos y todo el aparato digestivo, se irritan ocasionando un aumento de ácidos estomacales y secreciones del páncreas.

La deshidratación es otro síntoma muy marcado, pues el licor provoca un efecto diurético  y los riñones dejan de reabsorber el líquido suficiente, lo cual origina la debilidad, la resequedad en la boca, la sed intensa y el tan odiado dolor de cabeza, pues se cree que el cerebro sufre una relevante vasodilatación.

Mientras más fina la bebida, menos resaca

Empero, los científicos descubrieron que realmente la culpa en sí no es de las bebidas alcohólicas, sino del metabolismo hepático de los seres humanos y específicamente, a dos enzimas denominadas ADH y ALDH, mismas que dejan de actuar en momentos en que la persona bebe aceleradamente, generando vómito, alta sudoración, mareo y agitación del pulso cardíaco.

En el caso en que diversas bebidas lleguen a mezclarse en la ingesta, la resaca tendrá unas proporciones aún mayores. Todo los licores contienen un determinado número de congéneres,, unas sustancias que ocasionan mayor rechazo en el cuerpo y grado de toxicidad, de tal modo que los congéneres de un trago, al mezclarse con otro y con otro, etc, se suman y acumulan, llevando al cuerpo y a todo el organismo en general, a un colapso. Lo mismo sucede con las bebidas de calidad baja. Mientras más costoso sea, menor cantidad de congéneres conlleva.

Existen muchos métodos para combatir la resaca y hasta productos farmacéuticos que contrarrestan los molestos y terribles síntomas.

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