Sir Reginald Johnson a su llegada a la Ciudad Prohibida
Sir Reginald Johnson
Sir Reginald Johnson llegó a la Ciudad Prohibida el 3 de marzo de 1919 con una misión improbable: educar al último emperador de China en inglés, historia y ciencias políticas. Su llamado fue realizado formalmente por el gobierno chino, en particular el presidente Xu Shichang, quien creía que la monarquía en China sería restaurada tarde o temprano y era importante tener un gobernante educado.
Así, el escocés pronto se convirtió en el maestro y mejor amigo de Pu Yi, quien a la sazón tenía 13 años.
Pese a que se suponía que el Emperador sólo aprendería historia de China, su tutor decidió omitir las reglas y enseñarle mucho de la historia de Europa, incluyendo gran parte de su natal Escocia. Fue así como el último emperador de China, suceso bastante improbable, terminó sintiendo gran nostalgia por las para él desconocidas tierras yermas de Escocia del Norte.
Además de esto, Sir Johnson le enseñó a Pu Yi de política y filosofía, enfatizando en los beneficios para una población de tener un monarca bondadoso. En este aspecto el profesor había sido bien escogido, pues era un romántico que creía que una Monarquía benevolente era el mejor sistema de gobierno y estaba dispuesto a apoyar a su joven aprendiz para ser el monarca que China necesitaba.
Así mismo, Sir Johnson había estudiado a profundidad la historia y la cultura chinas y consideraba un insulto la occidentalización de las élites del país. Le parecía que China no tenía nada que envidiarle a Occidente e instó a Pu Yi a respetar sus tradiciones y, por ejemplo, mantener las vestimentas clásicas de la región.
Pero, ante todo, Sir Reginald Johnson se convirtió en el padre que Pu Yi nunca había tenido. Bajo su dirección aprendió a controlar sus pataletas y, por primera vez en su vida, a sentir empatía por los demás. Aprendió a preocuparse por el mundo que le rodeaba y comenzó a ordenar a los eunucos contabilidad de los objetos sagrados de la Ciudad Prohibida. Como consecuencia, un incendió sacudió la ciudad: los eunucos, temiendo por su vida (pues la mayoría estaba involucrado en actos de corrupción de uno u otro modo) optaron por quemar las pruebas que los incriminaban.
Pu Yi el día de su boda
Matrimonio y expulsión de la Ciudad Prohibida
En 1922 fue decidido que Pu Yi debía contraer matrimonio. Se le ofrecieron una serie de candidatas, de la cual escogió la de su preferencia, Wenxiu, tras lo que le indicaron que ella era aceptable únicamente como concubina. Gobulo Wanrong fue su segunda elección, y la boda se realizó el 21 de octubre de aquel mismo año.
La situación se mantenía más o menos igual hasta el año 1924, cuando hubo un nuevo golpe de estado en China. El nuevo gobernante, Feng Yuxiang, era consciente de la impopularidad del Emperador entre las masas y decidió obligarlo a abdicar formalmente y a renunciar a todos los privilegios que hasta entonces había tenido, terminado de facto su residencia en la ciudad prohibida. A partir del 5 de noviembre de 1924 Pu Yi tuvo que abandonar su antiguo hogar y comenzar a pensar en un nuevo lugar para vivir.
Más que nada, él deseaba viajar a Inglaterra, vivir en el territorio del que su maestro tanto le había hablado. Pero en esta ocasión Sir Johnson discrepó y le aconsejó seguir a los japoneses, cuyo modelo imperial de gobierno respetaba y admiraba. No se sabe cuánto sufrimiento podría haber evitado si hubiese llevado a Pu Yi a su hogar natal.
Pero Pu Yi quedó en manos de los japoneses, que llevaban varios años planeando este movimiento.
Pu Yi con su maestro, antes de separarse definitivamente
Los intereses de Japón
En este periodo de la Historia las potencias europeas se encontraban en un duro conflicto por conquistar y gobernar el mundo. Como América había dejado claro que no toleraría intervenciones (recordemos las expediciones fallidas de Inglaterra a Estados Unidos y la trágica intervención francesa en México) dicho esfuerzo se concentró en África, Asia y Oceanía.
Japón era una potencia recién creada que había sido capaz de demostrar su valía al derrotar militarmente a Rusia en 1905. Quería mostrar que su país también podía entrar al juego de los grandes. Así, comenzaría una serie de intervenciones en Asia para las que necesitaba tener aliados. Y Pu Yi, con su personalidad ingenua, era el blanco perfecto.
Desde que el Emperador le brindara a Japón, como obsequio, costosísimas estatuillas de Jade para ayudar a las reparaciones del gran terremoto de Kanto, los diplomáticos habían informado al Emperador que valía la pena comenzar acercamientos. Luego de su expulsión de la Ciudad Prohibida Pu Yi quedó bajo tutela japonesa y se marchó a vivir a Tianjin, al territorio que le había sido asignado a Japón en la ciudad (en este periodo la ciudad se encontraba dividida entre las potencias europeas y Japón, a cada país se le daba un pequeño sector). Durante 7 años viviría allí relativamente tranquilo (en el proceso se divorciaría de su esposa) y bajo todas las comodidades brindadas por los japoneses, pero eventualmente tendría que pagar los favores recibidos.
Sobre esto hablaremos en el próximo (y último) episodio.
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