Concepto
Derivada del vocablo griego parasitus, que significa literalmente “comensal” o “comedor”, la palabra parásito se usa para referirse a un organismo vivo, el cual vive gracias a alimento que toma de otro individuo, conocido como huésped, en el cual por lo general también habita.
De esta forma, en el ámbito de la Biología, los parásitos son aquellos organismos o microorganismos vivos, los cuales se alimentan de la sangre, piel, restos o nutrientes de su huésped, generalmente sin llegar a matarlo, aunque sí debilitándolo y causándole otras complicaciones de salud, que en ocasiones pueden resultar bastante graves.
Clasificación: ectoparásitos y endoparásitos
Así mismo, los parásitos se clasifican según el lugar del huésped donde habite, es decir si se ubican sobre el cuerpo del animal o dentro de él. Es este sentido se pueden clasificar entonces en dos grandes grupos:
Ectoparásitos: Este tipo de parásito se encuentra fuera del huésped, alojándose por lo general sobre la superficie del individuo que le sirve de morada y alimento. Este tipo de parásito puede ser de origen animal, viral o vegetal, pudiendo afectar a su vez tanto a plantas como animales. Un ejemplo de este tipo de parásitos lo constituyen algunos organismos como las garrapatas y pulgas, que afectan a ciertos animales, incluso al humano; así como algunos tipos de enredaderas u hongos, que afectan algunos árboles, adhiriéndose a sus huéspedes y alimentándose de sus nutrientes.
Endoparásito: Por otra parte se encuentran los parásitos cuyo lugar de alojamiento se encuentra dentro del huésped, los cuales dependiendo del organismo que ataquen pueden denominarse “endófitos” cuando el huésped en cuestión es una planta; o “endozoos” cuando el alojamiento lo brinda un animal. Así mismo, los endoparásitos pueden también clasificarse según la fisionomía, los tejidos atacados, la forma de reproducirse, etc. No obstante, este tipo de parásito interno se clasifica en dos grandes grupos, de acuerdo al lugar de la célula donde pase la mayoría de su ciclo de vida. En este sentido, los endoparásitos se agruparían en los siguientes tipos:
- Intracelulares: cuando los organismos parasitarios requieren pasar aunque sea una parte de su vida dentro de la célula.
- Extracelulares: cuando el ciclo de vida del parásito puede y de hecho se desarrolla por completo fuera de la célula, alojándose entonces en los tejidos de ciertos órganos o incluso en algunos fluidos como el líquido encéfalo raquídeo.
Igualmente, los endoparásitos son los organismos de tipo parasitario que más daño pueden ocasionar a sus huéspedes, causando en algunos casos enfermedades sumamente graves, que sí pueden conducir a la muerte del portador de estos, como por ejemplo la malaria o la leihmaniosis, en el caso de los huéspedes humanos.
Incluso, de acuerdo a lo reseñado por algunos biólogos, existen endoparásitos que son capaces hasta de afectar el comportamiento de sus huéspedes, un reconocido caso de esta situación lo constituye entonces el parásito conocido como microphallus papillorobustus, el cual según la literatura al respecto logra hacer que su huésped, al crustáceo gammarus insensibilis, mejor conocido como camarones de río, el cual en lugar de buscar refugio en aguas profundas, como corresponde a sus hábitos, siente la necesidad de moverse hacia la luz, subiendo entonces a la superficie, donde queda expuesto a sus depredadores habituales.
De acuerdo a lo señalado por los biólogos este parásito emplea este tipo de estrategia para cumplir con su ciclo de vida, pues al ser comido por los pájaros, el microphallus papillorobustus encuentra un segundo huésped, el cual le brinda mejores condiciones para superar el estado larvario y convertirse en un organismo adulto, a fin de poder reproducirse. Seguidamente, los huevos puestos por este tipo de parásito son expulsados del segundo huésped a través del excremento, forma a través de la cual vuelven a ocupar el suelo, donde pueden infectar nuevamente al primer huésped, para así continuar con su ciclo de vida.
Dentro de los endoparásitos más conocidos que afectan al ser humano, se encuentran los causantes del paludismo, el dengue, el virus del nilo o los parásitos del corazón, los cuales son del tipo viral. Así mismo se encuentran los parásitos simples, dentro de los cuales se encuentran los causantes de la sarna o las lombrices intestinales u oculares.
Parásitos de puesta
Así mismo, existe otro tipo de parasitismo, donde el parásito no vive ni se nutre de un huésped, sino que invade el hábitat de éste, a fin de obtener beneficios. Un ejemplo de este tipo de parasitismo lo constituye el de puesta, donde un pájaro, animal o insecto cambia en el nido los huevos de otro animal por los de él, a fin de que éste los incube, librándose así de las obligaciones parentales a los que se verían obligados, al tener que construir un nido, incubar los huevos, y cuidar y alimentar a las nuevas crías.
De acuerdo a lo explicado por los biólogos, este tipo de parasitismo puede ocurrir entre animales de la misma especie, en cuyo caso se conoce como parasitismo de puesta intraespecífico, como en el caso de algunas especies de patos, donde las hembras aprovechan la ausencia de otras patas del nido, para poner en ella sus huevos, a fin de que al volver la ausente se encargue de la incubación y cría de sus pichones. De igual forma existe también el parasitismo de puesta interespecífico, cuando éste ocurre entre distintas especies.
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