Se le denomian recurrencias a eventos, sucesos que «vuelven a ocurrir», es decir, algo «recurrente», que «recurre». Por supuesto, hay cosas recurrentes que son muy buenas como la dicha, la paz, el amor verdadero, etc. No obstante, de ellas no nos ocuparemos aquí por cuanto no constituyen un problema en nuestra vida cotidiana. Nos ocuparemos, sí, de las recurrencias que amargan nuestra vida, que nos convierten en seres infelices, que hacen que de continuo nos destruyamos unos a otros.
Qué son y como evitar las recurrencias
El origen de las recurrencias debemos buscarlo en el ego. Sólo el ego tiene compromisos, de modo que no podemos ser libres. Por ejemplo, en el futuro eventualmente tendremos una discusión con una persona, ¿por qué? Porque nuestro ego ya tuvo esa discusión en el pasado, y ahora sólo aguarda el momento de volver a realizarla.
Pero si estamos atentos, si cuando ese momento llegue nos observamos y morimos, SE DA FIN A LA RECURRENCIA. «Recurrencias son eventos», y no pueden existir eventos, sucesos sin actores. Y esos actores, por lo general, son nuestros egos. Cuando muere el ego la comedia termina. Pero qué significa morir al ego, esto es: Eliminar nuestros defectos, nuestros condicionamientos psicológicos, que son realmente el origen del dolor y del sufrimiento. Eliminar mi orgullo, mi ira, mi vanidad, mi petulancia, mi pereza, mi borrachera, mis adulterios, mis fornicaciones, mi inestabiliad, mi angustia, mi estres, etc.
Somos seres condicionados psicológicamente, y ya tenemos -en gran medida- un destino marcado. ¿Por qué? Por que en el pasado hemos insultado, hemos odiado, hemos adulterado, hemos puesto a los demás en problemas, hemos sido intolerantes, etc. Así, los factores psicológicos que actuaron en esos momentos NO QUEDARON EN EL PASADO, sino que están muy vivos dentro de nosotros, en el trasfondo de nuestra psique. De modo que todos esos factores psicológicos eventualmente harán que esas situaciones se vuelvan a repetir.
Por eso se dice sabiamente en el hermetismo que «somos hombres con futuro», «procura no tener futuro alguno». Cuando un ser humano no tiene futuro, herméticamente hablando, no significa que no vaya a existir el día de mañana, o que no vaya a tener prosperidad, sino que significa que ES LIBRE, ABSOLUTAMENTE LIBRE DE TODO TIPO DE COMPROMISO generado por nuestros factores egóicos inhumanos, subconsicentes, animalescos.
Una recurrencia realmente puede desencadenar guerras enteras. Lo que comienza por un insulto entre dos personas, se convierte en asuntos de familiar, y de amigos, y de vecinos, y de conocidos, y de ciudades, y de países enteros.
¿Cuántas veces una recurencia de dos familias poderosas sumergen a dos naciones en la guerra?
La ley de la recurrencia es poco más o menos que la ley del talión, de ojo por ojo y diente por diente, y es causa fundamental en la continuidad del karma o de la generación de karma nuevo.