En el ámbito de la Literatura hispanoamericana, se conoce con el nombre de El Rubí, un cuento del escritor nicaragüense, y máxima figura del Modernismo, Rubén Darío, el cual se publicó por primera vez, dentro del libro de cuentos Azul, el cual salió a la luz, gracias al trabajo de la Imprenta y litografía Excelsior, en el año 1888, contando con una segunda edición en 1890.
Cuento del modernismo
Así mismo, este cuento de Rubén Darío es tenido por algunos críticos como una muestra fehaciente del gran torrente del modernismo por el que navegaban las palabras de este autor hispanoamericano. De esta manera se puede ver en su relato, en primer lugar, el uso de imágenes propias de las cosmología pagana –elemento propio del modernismo- como por ejemplo los gnomos, personajes mitológicos, entre los que se encuentra Puck, personaje de la clásica obra de William Shakespeare, Sueño de una noche de verano, y que Rubén Darío usa para elaborar una referencia directa a la mitología griega, al igual que lo hace con las ninfas.
Igualmente, este autor nicaragüense se da a la tarea de dibujar, dentro de las líneas de El Rubí, a la mujer como un ser lleno de sensualidad y erotismo, al tiempo que evoca a la Tierra como madre y señora, sendas descripciones que nuevamente se insertan dentro de la corriente pagana, rindiendo honor entonces al género al cual pertenece este relato, El modernismo. Por otro lado, el gran uso de palabras y recursos literarios no sólo constituyen una característica más de lo que hace pertenecer este cuento al Modernismo, sino de la gran pluma y virtuosismo de su autor.
Resumen de El Rubí
Con respecto al contenido o argumento de este cuento, en realidad resulta bastante sencillo, casi como si Rubén Darío, su autor, hubiese elaborado una excusa para elaborar ese gran desfile de símbolos paganos, imágenes griegas y palabras hermosas. No obstante, para resumir su contenido, se puede decir que el relato comienza con el gran malestar que viven los gnomos frente a la noticia de que los hombres han podido falsificar el rubí, irrespetando así a la Tierra, madre y hacedora de las piedras preciosas, dominio de estos seres.
En consecuencia, uno de ellos, Puck, se ha encargado de escabullirse en la tierra, visitar París, y robar del propio collar de una mujer que dormía uno de esos falsos rubíes, para llevarlo ante todos los gnomos, a fin de que puedan ver de cerca hasta dónde ha llegado el abuso de los hombres. Al ver El rubí falso, los duendes entran en cólera, pues es una vil falsificación de la que consideran una de las más preciosas de las piedras.
En medio de la algarabía y las críticas al vidrio rojo que han logrado hacer los hombres, un viejo gnomo, en realidad, el gnomo anciano de ese clan comienza a hablar sobre cómo se crearon hace muchas lunas los rubíes. De esta forma, contará cómo un día, mientras estaba en sus labores, se encontró un grupo de hermosas mujeres, llegando sigilosamente ante el grupo, tomó a la escogida por la cintura y la llevó con él al centro de la Tierra, para amarla y hacerla suya.
De esta manera, la mujer –desnuda y diosa- yacía a diario sobre una cama de cristal, amada por el gnomo, que trabajaba juicioso en su taller, creando diamantes, como esclavo de la Tierra. No obstante, el gnomo también confesará a sus oyentes, que a pesar del amor que él había dado a esta mujer, ella lo engañaba, pues en secreto amaba a otro hombre. De esa forma, sin que él pudiese darse cuenta, la mujer lograba enviarle, a través de la Tierra, pequeños y sentidos suspiros a su amante, mientras que él lograba enviarle besos, a través de los besos que daba a las rosas de su jardín, mientras pensaba en ella.
Sin embargo, un buen día –según prosigue su relato el gnomo anciano- mientras dormía al lado de la mujer, un leve gemido de dolor lo despertó. Al cobrar conciencia, vio cómo su amada sufría presa de las miles de heridas que atravesaban su cuerpo, y que se había hecho con los diamantes filosos, en su intento por huir de la Tierra y poder reunirse con su amado humano. En medio de su dolor, el gnomo sólo atinó a abrazarla, mientras el alma de la mujer dejaba para siempre su cuerpo, el cual yacía inerte en los brazos del gnomo, mientras toda la sangre que pudo haber contenido bañaba los diamantes del suelo y las paredes, tiñéndolas de rojo, y creando el rubí, hijo de la sangre y la sensualidad de la mujer.
Después de escuchar el relato, los gnomos parecían invadidos por mucho más desprecio hacia la falsificación que los humanos habían hecho sobre una de las piedras más hermosas, por lo que toman la decisión de destruirlo, mientras que con rubíes verdaderos, bailan maravillándose de los hermosos colores de esta piedra. Mientras, finalmente se reitera la devoción hacia la Tierra -madre y dadora- y hacia la Mujer, a quien se señala como la fuente de todo el Amor.
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