El Pensante

Resumen de El viejo y el mar

Literatura - octubre 21, 2017

En el campo de la Literatura universal se conoce con el título El viejo y el mar (The old man and the Sea, por su título original en inglés) a una novela, nacida en 1951, de la pluma del escritor estadounidense Ernest Hemingway.

Imagen 1. Resumen de El viejo y el mar

Trascendencia de El viejo y el Mar

A pesar de que Hemingway escribió esta historia durante 1951, en su residencia ubicada cerca de la Habana, Cuba, no fue sino hasta finales del año 1952, cuando fue publicada por primera vez, gracias al trabajo editorial de la revista estadounidense Life, quien la publicó, inaugurando un verdadero éxito entre los lectores, quienes agotaron los ejemplares, en tan solo un día, por lo que los empresarios editoriales decidieron entonces imprimirla en formato libro, a tan solo unos pocos días del triunfo de este relato en la revista Life.

De esta manera, esta breve pero profunda historia, en donde Hemingway –según apunta la Crítica-  aborda con magistral talento temas esencialmente humanos, como la soledad, la adversidad, la lucha, la constancia, la amistad, el valor, el triunfo y la derrota, se convirtió en una de las obras literarias más importantes del siglo XX, haciendo además que su escritor recibiera el premio Pulitzer, en el año 1953, así también como el Nobel de Literatura el año siguiente. Así mismo, esta historia de Hemingway ha sido llevada varias veces al Cine.

Resumen de El viejo y el Mar

Esta obra de Ernest Hemingway cuenta la historia de un experimentado pescador, llamado Santiago, a quien todo el mundo llama “el viejo” en el poblado costero cubano en donde vive. De acuerdo a la voz narrativa, pese a la pericia que este hombre habría podido tener, gracias todos sus años de experiencia en el mar, en el momento en que comienza la historia, alcanza un total de 84 días sin poder atrapar un solo pescado.

Decidido a dar por finalizada su mala racha, el viejo parte solo hacia el mar, decidido a no volver hasta que una grandiosa pesca le devuelva su honor de pescador. De esta forma, a kilómetros de la costa, cuando solo eran él y el mar, sucede lo impensable: un pez espada, de grandes dimensiones, pica el anzuelo de esta pescador, quien emocionado, no puede creer el giro que ha dado su suerte, y se dispone a luchar una batalla que sabe que no será sencilla, puesto que el enorme animal  no se rendirá tan fácilmente.

Atrapado por el anzuelo y batallando por su vida, el pez espada sostiene con el viejo pescador tres días de ardua batalla, en la cual el hombre comienza a verse a sí mismo, cuando era joven, y según él tenía además de su juventud una muy buena suerte, que le permitía conseguir enormes y buenas pescas. Así también, sus pensamientos lo llevas a recordar a Manolín, un joven muchacho con quien –pese a la gran diferencia de edad- había logrado tejer una amistad, forjada durante los viajes a pescar, los cuales empero habían terminado por pedido de los padres del joven, quienes en vista de la mala suerte del pescador, le habían pedido a su hijo que buscara compañías más prósperas.

Luego de tres días de fuerte lucha sostenida, el pez comienza a dar señales de cansancio, y al igual que la mente aturdida del viejo pescador, el animal da vueltas sin sentido alrededor del bote. Entendiendo la situación, la mente de Santiago escapa al delirio, que se ofrece ya como destino, para ocuparse de la tarea de atrapar finalmente a este pez espada, el cual simboliza su triunfo, y el final de su mala racha.

Finalmente, clava un arpón, con todas sus fuerzas, en el cuerpo del pez, matándolo. Con sus fuerzas casi extintas, el hombre logra amarrar al enorme pez a un costado del bote, y emprende el viaje de regreso, feliz porque todo el pueblo lo verá regresar triunfante, sin contar con la buena paga que recibiría por semejante ejemplar.

Sin embargo, la naturaleza parece tener otros planes, y le ofrece al pescador otras dificultades. Por consiguiente, la carne del pez espada se convierte en carnada para los tiburones, quienes comienzan a rodear el bote, para comer la carne del trofeo de Santiago. Comienza entonces otra épica batalla contra los escualos, de quien el viejo se defiende con un arpón, logrando incluso matar a cinco de estos animales.

No obstante, sus esfuerzos fueron en vano, y en algunos descuidos los tiburones lograron arrancar pedazos importantes de carne del pez espada. Devastado, el viejo pescador ve finalmente como su trofeo ha quedado convertido sólo en un espinazo, puesto que los tiburones lo han devorado. Con tristeza los increpa y acusa de su mala suerte.

Así, muy entrada la noche, el viejo llega nuevamente a la orilla, y con tristeza abandona su bote en las aguas, sin siquiera desatar el esqueleto del enorme pez, con el que ya no cumplirá sus sueños. Marcha a su casa a descansar. Sin embargo, no todo está perdido. Al día siguiente, el esqueleto del pez sorprende a los otros pescadores y habitantes del pueblo, quienes no pueden creer las dimensiones del pez que ha atrapado el viejo, aun cuando solo puedan ver el esqueleto.

Uno de los sorprendidos es Manolín, el joven amigo del viejo, quien además al ver el estado de cansancio, tristeza y derrota del viejo pescador decide que de ahora en adelante, pese a lo que digan sus padres, lo acompañará nuevamente al medio del océano a pescar, puesto que lo mueve el gran agradecimiento que tiene hacia Santiago, quien le enseñó todo de la pesca, desde que este muchacho tenía cinco años de edad.

Imagen: retrato de Ernest Hemingway, autor de El viejo y el mar / Fuente: pixabay.com