Bacterias fósiles
En artículos pasados hemos hablado del hallazgo de bacterias vivas, en un caso de “apenas” hace 30.000 años y en otro de la asombrosa antigüedad de 250 millones de años. En este último caso se trataba, siendo estrictos, de esporas (bacterias “congeladas” en el tiempo) que volvieron a la vida, demostrando que la durabilidad de estos seres es mucho mayor a la pensada (unos 100.000 años en el mejor de los casos) si se dan las circunstancias adecuadas.
Sin embargo ninguna de estas bacterias mostraba características particularmente interesantes para los humanos. La primera, de la edad de hielo, sencillamente era un parásito de varias especies de paramecio que comenzaron a morir en el laboratorio apenas fue liberada. La segunda es una bacteria sintetizadora muy semejante a sus parientes actuales. Sin embargo, ninguna representó una revolución en términos de nuestro conocimiento de las bacterias que son de nuestro interés.
Pero un descubrimiento realizado hace menos de un mes nos puso frente a una especie que resulta de particular interés pues sería la antecesora de la bacteria que causó la Peste Bubónica, la epidemia más letal en la historia de la humanidad.
Una pulga fosilizada
El hallazgo se realizó en la República Dominicana, en las minas de ámbar que se encuentran en la isla. Parece ser que una pulga quedó atrapada en un trozo de este material apenas unos minutos después de alimentarse de algún mamífero de la zona hace unos 20 millones de años. A partir de ese momento la pulga quedó congelada en el tiempo… y dentro de ella las bacterias que allí habitaban.
Originalmente se creía que la Peste Negra (transmitida por la bacteria Yestinia Pestis) se había comenzado a desarrollar hace unos 20.000 años. Sin embargo, en el tracto de la probóscide de la pulga, fosilizada hace 20 millones de años, encontraron una bacteria prácticamente idéntica a la especie moderna de la Peste Negra.
Afortunadamente para nosotros esta bacteria, a diferencia de los otros casos que hemos visto, también estaba fosilizada, por lo que por ahora no hay riesgo de una nueva epidemia de peste bubónica.
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