Aguantarse las flatulencias, según los médicos, resulta muy perjudicial para la salud. Pero en este caso, al dejar que saliera libremente un gas, una mujer ocasionó tremenda conflagración en pleno hospital japonés.
En abril de 2015, se hallaba en plena cirugía, por lo que estaba sedada y sin consciencia. Jamás imaginó que no sólo seguiría su enfermedad, sino que ahora quedó quemada de gravedad. Esta es la historia:
Por haber comido sushi
Ni si quiera los japoneses, con toda su avanzada tecnología, lograron escapar de un accidente que aparentemente, es algo muy trivial y hasta sin sentido. Todo acaeció con una paciente que estaba internada en el hospital de la capital del país Nipón. Se hallaba en plena operación, soltó un gas y generó un incendio de grandes proporciones, por el que salió de allí con serias quemaduras en su cuerpo.
Exactamente, los hechos acontecieron en las instalaciones del Hospital de la Universidad Médica, en la capital japonesa. El procedimiento consistía en tratar algunas partes del cuello uterino con un láser especializado. El problema fue que la mujer, quien estaba debidamente sedada, soltó una flatulencia y eso provocó que el láser prendiera en llamas.
Dicen que la tecnología más avanzada en el campo médico, se halla en Japón. Pero ni si quiera allí, un accidente causado por una nimiedad, deja de ocurrir. Esta mujer que iba por una operación de la cérvix, resultó con serias quemaduras en la cadera, glúteos y piernas.
Las flatulencias se producen por una mezcla de oxígeno, con dióxido de carbono, metano, nitrógeno e hidrógeno, varios de los cuales son inflamables. Ya la cuestión del aroma desagradable, es un aporte de metanotiol, que es el olor a verduras descompuestas, al igual que de ácido sulfhídrico, que es muy similar a los huevos putrefactos.
No podemos dejar de lado al dimetilo, que otorga un olor algo dulce. Todo esto lo explica de una manera muy amena, el doctor Sergio Parra en su libro intitulado “Anatomía del pedo”.
La acción de esos gases inflamables, ocasionaron la tragedia. La cérvix es la zona inferior del Útero y ese día, la mujer de 30 años había almorzado sushi, razón por la que se formó inevitablemente un gas como consecuencia de la descomposición de este alimento, saliendo disparado por el recto y generando tamaño incendio.
Fueron instantes terroríficos para todo el personal médico, cuando vieron todo incendiarse en un segundo. Los galenos solo pensaron en salvar sus vidas y evitar quemaduras y salieron corriendo del quirófano. Sin embargo, la paciente estaba dormida y por consiguiente, sufrió las consecuencias con quemaduras de consideración.
Se efectuaron algunas investigaciones por parte de las autoridades, que constataron que no hubo como tal una negligencia médica, ni tampoco se debió a que los aparatos estuviesen funcionando mal, sino a un infortunio con el que nadie contaba. Tampoco se hallaron materiales inflamantes en la sala de cirugía. La bata de la mujer quedó casi en su totalidad quemada en la parte inferior.
El informe policial indica claramente que fue el gas que emitió el paciente, que se combinó en el ambiente circundante y generó la combustión por la irrigación del láser.
Ya se habían presentado casos así en el mundo
Pocas veces en la vida se ha registrado algo así, pero esto ha dado pie a nuevas investigaciones sobre la capacidad de los gases emitidos por un individuo, como en este caso que actuaron especialmente el hidrógeno y el metano. Por solicitud de la misma afectada, en ningún medio se reveló su identidad.
Así se recupere, las cicatrices le recordarán toda la vida lo peligroso que puede llegar a ser una flatulencia. El doctor Robert Provine, en su obra llamada “Curious behavieuour: Yawning, Laughing, Hiccupping, and Beyond”, afirma que “Sólo un tercio de las personas producen niveles combustibles de metano en sus intestinos”.
Aunque es muy extraño, dentro del historial de la medicina mundial, ya habían algunos casos. Por ejemplo, en otra oportunidad sólo bastó una chispa, para que se detonara una explosión por los gases de un sujeto al que le practicaban una operación rectal.
A causa del suceso, el intestino grueso del paciente quedó gravemente perjudicado, con un agujero de más de una pulgada. Estamos en el mundo de las millones de posibilidades.
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