Como ha sido costumbre, existen dos clases de historias. Una popular, masivamente conocida; y otra más secreta e ignorada por las masas. En la primera, se cree que Abraham se dedicaba a las labores agrícolas y la ganadería y a peregrinar con sus animales y familia por el desierto.
Pero en la historia algo más secreta, Abraham era todo un Mago Caldeo. El Sagrado Corán menciona bastante sobre Abraham al igual que La Tora, en donde se le describe como un hombre íntegro: divino, espiritual, pero un líder aquí en la Tierra con gran abundancia de todo.
Llevaba una vida nómada, viendo por temporadas en Egipto, en la Llanura de Mamré y en otros lugares. Se dedicaba netamente a los asuntos espirituales esotéricos gnósticos, por lo que podía hacer prodigios con la magia, como comunicarse con Dios, quien realizó con él una Alianza en la que le entregó a Canaán, la Tierra Prometida
Es muy conocido en la historia por el sacrificio supremo que el mismo Dios le solicitó realizar, ofreciendo la vida de su hijo Isaac. Aún y todo lo doloroso que pudiera ser matar a su propio hijo, Abraham aceptó por el elevado amor a la Divinidad. Entonces superó una de las más terribles pruebas de apego que debe pasar un iniciado de misterios ocultos, y en el momento decisivo de la acción, Dios lo detuvo y lo eximió de tener que hacerlo
Abraham es una figura muy importante en la religión judía, pero al mismo tiempo, muy relevante en el cristianismo y el islamismo. Proviene de una familia caldea, descendiente de Noé
Uno de los más importantes relatos ocultos de la Biblia, cuenta que Melquisedec, sumo sacerdote gnóstico y regente de la Tierra, le entregó el Santo Grial con la sangre de Cristo, poseedora de muchos poderes divinales y la vida eterna. Luego Abraham le entregó el santo cáliz a Moisés, hasta que finalmente, llegó a manos de Jesús, con la cual, realizó la Última Cena. Ellos no consideraban a Cristo como solamente Jesús, sino como una Energía Divinal que todo ser humano podría llegar a encarnar en sí mismo