Así mismo, en el escenario mundial los países musulmanes han sido crecientemente criticados por su carácter autoritario, en particular aquellos del Medio Oriente. En el mundo no suelen considerarse como lugares buenos para vivir (en particular para las mujeres) y se han vuelto, en toda regla, países de segundo orden.

Pero esto no fue siempre así. Poco después de la vida de Mahoma, cuando las fuerzas árabes gobernaban un territorio que iba de la actual España al actual Pakistán, el Islam fue la fuerza directora del mundo. Las ciencias, la filosofía y el humanismo árabes no tenían parangón en ningún lugar de la Tierra a excepción, quizás, de la China de las dinastías Tang y Song.

Lamentablemente, lo bueno no dura para siempre. La rama humanista, científica y tolerante del Islam sufrió un duro golpe con las invasiones mongolas del siglo XIII y a partir de entonces ramas más radicales y fanáticas del Islam tomarían las riendas de los gobiernos árabes. El surgimiento del Imperio Otomano en este mismo periodo no haría sino empeorar esta tendencia.

Saadí

Pero aún 200 años después de la invasión mongola, algunos reinos musulmanes tenían fama de ilustrados. Era el caso del actual Marruecos, entonces bajo la Dinastía Saadí, con un Emir reconocido como un hombre de profundo aprendizaje islámico, un amante de los libros, la caligrafía y las matemáticas, así como un conocedor de los textos místicos y amante de las discusiones académicas.

Su nombre era Ahmad Al-Mansur.

Este reconocido monarca estuvo a cargo del país en los agitados tiempos del renacimiento italiano y era conocido y temido por los europeos. Dentro de sus objetivos se encontraba reconquistar Al Andalus (nombre con que los árabes conocían a España) para el Islam. Pero este objetivo palidecía ante otro de sus mayores sueños: llevar el Islam a las Américas.

En este periodo Portugal y España se encontraban en pleno proceso de conquista. Esta última ya había dado al traste con las principales entidades políticas de la región (el Imperio Inca y el Imperio Azteca) y tenía un gigantesco dominio que iba de los desiertos de Sonora a los de Atacama, en el norte del actual Chile.

Al-Mansur pensaba cuestionar este dominio.

El sueño frustrado

Sin embargo, carecía de los medios para hacerlo. El Islam había ganado el Mediterráneo en torno al año 900, pero lo había perdido hacia 1300 contra las poderosas flotas italianas. De nuevo combatiendo en 1450, fue derrotado una vez más. Así, las puertas de occidente estaban cerradas para el poderoso Imperio Otomano, el único que realmente tenía la capacidad financiera y logística de enviar un ejército a América.

Marruecos, con costas en el Atlántico, podía enviar naves, pero carecía de los recursos. Por esta razón, Al-Mansur optó por atacar el reino de Songhai, al sur del Sahara, en una exitosa batalla que ya mencionamos en este artículo, y con ello obtuvo acceso a las riquezas del África Subsahariana, cuya importancia no debe ser subestimada.

Sin embargo, Al-Mansur murió de peste (a sus 54 años) antes de poder realizar su sueño de marchar a las Américas, y la guerra de sucesión que siguió debilitó la monarquía Saabí e incluso llevó a la ruptura del reino en 2. Evidentemente sus planes no se concretaron y para cuando volvieron a ser viables los virreinatos americanos estaban demasiado consolidados para que una incursión tuviese sentido.

Y fue así como América se mantuvo definitivamente alejada del Islam.

Fuentes:

1. https://en.wikipedia.org/wiki/Ahmad_al-Mansur#Rule_.281578.E2.80.931603.29
2. https://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=muley-ahmed-al-mansur-emir-de-marruecos

Imágenes: wikipedia.org