El problema del dióxido de carbono
Representado como “CO2”, es decir, dos átomos de oxígeno y uno de carbono, el dióxido de carbono es el gas invernadero que la humanidad produce de manera más masiva. Se trata de un producto emitido no solo por vehículos, sino por todo tipo de máquinas, industrias y en general por todas las máquinas que utilizan combustibles fósiles.
Esto es un problema desde varios puntos de vista. En primer lugar, se trata de una sustancia tóxica que puede generar problemas en altas concentraciones. En segundo, los procesos naturales para absorberlo se están alterando al mismo tiempo que aumenta su producción: bosques, selvas y océanos que absorbían grandes cantidades de CO2 están siendo destruidos o modificados.
Pero lo más importante es el efecto que las emisiones tienen en la atmósfera: aumentan el efecto invernadero y por lo tanto están vinculados al incremento de las temperaturas. Esto indica que la emisión de dióxido de carbono, entre otros gases de invernadero, podría poner en peligro la sostenibilidad misma de nuestra situación.
Por esta razón el control de las emisiones es tan importante. Sin embargo, también son complicadas. ¿No será posible sencillamente tomar el dióxido de carbono de las emisiones y convertirlos en algo útil? Hasta hace algunos meses esto era algo completamente imposible, pero según unos científicos de la Universidad de Florida estamos muy cerca del momento en el que sea una tecnología universalmente adoptada.
Thiomicrospira crunogena
La investigación comenzó con una premisa básica: la comunidad científica sabe desde hace tiempo que algunas bacterias son capaces de convertir con relativa facilidad esta sustancia en otras, más inocuas o incluso útiles. El problema es que lo hacen por vías metabólicas complejas, imposibles de copiar artificialmente, y a un ritmo demasiado bajo para que el proceso sea útil. Además, dichas bacterias no pueden vivir en un ambiente como el de las chimeneas de las industrias y almacenar y transportar el CO2 resulta demasiado costoso e ineficiente.
Sin embargo, un grupo de científicos de la Universidad de Florida pasó bastante tiempo buscando una candidata que superara todos estos inconvenientes y hoy parece haberla encontrado. Se trata de Thiomicropira crunogena, una bacteria que se caracteriza por habitar en las grandes fumarolas que desde los fondos oceánicos emiten CO2, entre otras sustancias, al medio ambiente marino.
Las bacterias de hecho “viven” de transformar químicamente el CO2, por lo que se adaptan perfectamente a lo que se espera de ellas. Además de esto habitan en lugares caracterizados por altas temperaturas que en ocasiones superan los 100°C, un escenario muy semejante al de las chimeneas de las industrias. Y para terminar, realizan el proceso con mucha eficiencia y convierten el dióxido de carbono en una sustancia útil a los seres humanos.
El secreto está en su enzima anhidrasa carbónica, una sustancia que muchos seres vivos poseemos pero que en las bacterias está particularmente especializada en trabajar bien a altas temperaturas. Por esta razón será su enzima, y no la bacteria misma, la que se use en el proceso.
Hasta el momento los científicos no solo han aislado la enzima, sino que han sido capaces de “insertarla” en bacterias de E. Coli y producirla a partir de este método. Aunque la eficiencia en la producción aún es baja (y se necesitarán muchas toneladas de enzima si se busca masificar el proceso) todo indica que en cuestión de meses el sistema de producción podría estar listo.
El proceso iría así: la enzima se colocaría en un solvente en una “columna de purificación” por la que pasaría el CO2 producto del funcionamiento de la fábrica. Allí, la enzima reaccionaría con la sustancia (alimentada por las altas temperaturas a las que sale el gas) y generaría bicarbonatos que luego podrían usarse para la producción de otros objetos.
El sistema aún tiene que pasar por varios retos y, en particular, por su costo, ya que si resulta demasiado caro pocas empresas – si alguna – lo implementarán. Sin embargo, es un gran avance en nuestra lucha contra el calentamiento global.
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