La tierra húmeda
Dice Víctor Hugo en “Los Miserables” que si no hubiera llovido en la noche del 17 al 18 de junio de 1815, el porvenir de Europa habría cambiado. La enorme artillería napoleónica tuvo que esperar mucho tiempo.
Todos sabemos que la estrategia militar de Bonaparte consistía en “desbaratar los cuadros, pulverizar los regimientos, romper las líneas, barrer y dispersar las masas”. Sus enormes victorias fueron gracias al uso de la artillería.
En Austerlitz quebró a su enemigo con las enormes balas que sin par arrasaron a los ingleses, prusianos y rusos. La invencibilidad del francés hacía temblar de nuevo al Ejército Británico y sus aliados.
Una santa lluvia fue el inicio del fin. Napoleón esperó hasta las 11:30am para atacar en espera de que la tierra húmeda se secara. Eso fue lo que le tardó llegar el mariscal de campo Gebhard von Blücher, el hombre que favoreció la victoria sobre los franceses.
…a veinte kilómetros de Bruselas
Waterloo aún es un poblado belga a veinte kilómetros al sur de Bruselas. Allí se libró la última batalla del periodo conocido como “Los Cien Días”, donde se marcaba la llegada de Napoleón de su exilio desde la Isla de Elba hasta esta batalla.
Cuando el Emperador francés se escapó en 1815, los aliados del Congreso de Viena hicieron la Séptima Coalición. Esta consistía en atacar a Napoleón y volverlo a exiliar. El apoyo francés fue total, Napoleón sabía que tenía que destruir la coalición por separado.
En los Países Bajos se unían los ejércitos aliados y Napoleón sabía que la invasión de Bruselas sentenciaba los ejércitos prusianos, ingleses y rusos a su fin. El 12 de Junio de 1815 decidió el ataque final en Waterloo.
La guerra contra sus enemigos debía acabar derrotando sus ejércitos por separado. Debía aprovechar que las líneas de suministros estaban separadas y además, era una oportunidad clave para que su rápido ejército destrozara al Antiguo Régimen.
El inicio de la batalla
Wellington se sorprendió efusivamente de los movimientos del francés cuando estaba en un baile en Bruselas. Lo primero que hizo fue movilizarse hacia el campo de batalla. En la aldea de Quatre Bras se dio el primer encuentro.
El ataque del mariscal Ney contra Wellington obligó a las tropas inglesas a escapar hacia la aldea de Ligny. Mientras tanto, las refriegas de los soldados invencibles demostraron de nuevo la superioridad francesa.
Napoleón mandó al mariscal Grouchy a destruir la retaguardia prusiana con 30.000 hombres. El 17 de Junio la batalla se concentró a medio día, lo que le dio tiempo a los prusianos de organizar bien su ejército y vencer a los hombres del Ejército del Norte.
La falta de comunicación favoreció que el barón von Thielmann luchara en la batalla de Wavre. Los hombres vivieron una masacre total porque las balas al acabarse dieron paso a los bayonetazos.
El reguero de sangre se mezcló en los pozos. Los cuerpos ensangrentados a montones hacían un cuadro peculiar. Las casas de la aldea tenían agujeros y los portones fueron pintados con la sangre de la infantería.
El desastre
La granja fortificada de Hougoumont se convirtió en un problema para Napoleón. Sabía que el grueso del ejército ingles estaba ahí y que tenía la necesidad de destruir su posición a punta de artillería.
Como había llovido la mayoría de los mortíferos impactos fueron neutralizados con el barro del terreno. El 18 de Junio sería recordado por siempre.
Las fuerzas de Wellington se quedaron en la granja esperando las oleadas de franceses que debían tomar esa posición. Como la granja estaba detrás de una montaña, la infantería debía ser lo más eficaz.
Sólo lograron romper parte de la defensa aunque luego se mandó a la infantería de d’Erlon. Ellos obligaron a los holandeses a agruparse detrás del teniente general Thomas Picton. Luego la artillería aliada obligó a los franceses a reagruparse.
A las tres de la tarde la batalla se había vuelto una guerra por la toma de la colina. Las unidades veteranas subían con sus regimientos para destrozar al enemigo. Ahí los ingleses vieron necesario llamar a los dragones de la élite británica: Los Scots Greys.
Los ingleses lucharon con ahínco pero por un error de los dragones, todo el escuadrón cayó bajo un precipicio, costándoles la vida a centenares de soldados. Picton murió ese día luego de haber luchado con una sombrilla.
El último día de Napoleón
Confiado de ganar la batalla y con la caballería destrozada, Napoleón mandó luchar a su Guardia Imperial. Este batallón tenía fama por su lucha mortal. Así que mientras avanzaban limpiaban el terreno de aliados.
Sólo quedaba el centro por ser derruido. Ese fue el momento en que la Guardia se vio encañonada por 1500 soldados británicos al mando de Peregrine Maitland. Salidos de la niebla y protegidos cuerpo a tierra por la artillería, se levantaron a la vez y dieron fuego contra la élite francesa.
Todo lo que sucedió después fueron derrotas. Los ingleses en un avance general ensangrentaron los caminos con cuerpos franceses. La retirada fue masiva.
El ejército francés tuvo que formarse para resistir la oleada de soldados británicos que se avenían. Escaparon hacia Francia en una retirada ordenada pero perseguida hasta media noche.
Wellington entendió que la victoria fue a un coste muy alto y en su informe de la batalla escribió: “Al margen de una batalla perdida, no hay nada más deprimente que una batalla ganada”.
Esta pérdida trajo el desastre del II Imperio Napoleónico. Se instauró el Antiguo Régimen y el 10 de julio Napoleón se rindió. Fue exiliado a la isla británica de Santa Helena donde moriría 6 años después en el olvido.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Waterloo
- Victor Hugo. Los miserables. Tomo I.
Imágenes: 1: historiageneral.com, 2: historiayguerra.net, 3: wikipedia.org