Cleopatra Filopátor Nea Thea (Alejandría, Egipto, 69 a.C – ibídem, 30 a.C.) mejor conocida como Cleopatra VII o simplemente Cleopatra, monarca y líder político de la dinastía ptolemaica, reconocida también como la última reina del período helenístico del Antiguo Egipto.
Primeros años
Cleopatra VII nació en la ciudad de Alejandría, Egipto, en el año 69 a.C., convirtiéndose en hija de Cleopatra V Trifena y su esposo Ptolomeo XII Auletes, rey de Egipto, quien sin embargo no contaba con el amor de su pueblo, pues era tenido como un líder irresponsable, con la única habilidad de simpatizar a Roma, imperio que lo mantenía en el poder, pues éste les garantizaba el acceso al oro egipcio.
Educación
Cleopatra VII tuvo acceso a la mejor educación de la época, aun cuando esta puede ser descrita como propia de la cultura griega más que egipcia, sin que se pueda decir que ninguna era mejor que la otra, pero cuyo dato sirve para contextualizar cuán distantes a su pueblo –a nivel cultural- podían estar los soberanos egipcios, no en balde Cleopatra VII se convirtió durante su mandato en la primera monarca e la dinastía ptolemaica en aprender y dominar la lengua egipcia.
Igualmente, dominaba el hebreo, el sirio, arameo, griego y por su puesto el latín, hecho que habla de su vasta cultura, así como de su gran inteligencia. En este sentido, los historiadores han reseñado que Cleopatra VII estudió también Ciencias políticas, matemáticas, música, literatura, medicina y astronomía, áreas que junto a su gran elegancia, y su agudeza social la convertían en una mujer de gran atractivo, a pesar de –contrariamente a lo que la Historia declaró por años- no contara con una gran belleza física, como han dejado en evidencia algunos grabados y dibujos del a época.
Asunción al trono
Cleopatra VII llegó al trono en el año 51 a.C., luego de que su padre Ptolomeo XII –de quien fue sucesora- falleciera. Sin embargo, su asunción no fue en soledad, pues tal como su predecesor había dejado escrito en su testamento, Cleopatra VII debía contraer matrimonio con Ptolomeo XIII Dionisio II, hijo de Ptolomeo XII y hermano de ella, hecho que no era extraño en esta dinastía. Para el momento de la unión y de la toma del poder, Cleopatra VII tenía dieciocho años de edad y su hermano y esposo Ptolomeo XIII apenas doce años de edad.
De igual forma, Ptolomeo XII había dejado estipulado que ambos gobernantes debían permanecer durante algunos años bajo la tutoría de Pompeyo, regente de Roma, por lo que se garantizaba a sí mismo, la continuidad de su dinastía en el poder, con el apoyo y control de sus principales. Sin embargo, esto no impidió que Cleopatra VII se adaptara perfectamente al ejercicio del poder, logrando tomar decisiones, más allá de su tutor y su esposo, Ptolomeo XIII, quien era manipulado por la reina de Egipto.
Exilio en Siria
No obstante, la única capaz de manipular a Ptolomeo XII no era Cleopatra, sino que con el tiempo, los consejeros de éste, Potino (un eunuco), Aquilas (general egipcio) y Teodoto (retórico) unieron fuerzas para convencer al joven rey de expulsar a su esposa del reino de Egipto para gobernar solo. De esta manera, en el año 48 a.C. un comando liderado por Potino y Aquilas obligó a Cleopatra a huir, por lo que esta reina egipcia se refugió en Siria, territorio desde donde pretendió agrupar las fuerzas necesarias, que la ayudaran a regresar al poder, sin que sus intentos llegaran a buen puerto.
Regreso al trono
Mientras Cleopatra buscaba cómo regresar a su trono, sucedió que Pompeyo, buscando huir de Julio César, a quien había intentado derrocar, se refugió en Egipto. Para su sorpresa, al llegar, se encontró a Cleopatra fuera del poder y a un Ptolomeo XIII totalmente en su contra, al punto de que decidió su asesinato, hecho que la historia señala fue consejo directo de Potino, quien creyó que al matarlo, obtendría de inmediato el apoyo de este imperio.
Sin embargo, los cálculos de Potino fueron del todo errados, puesto que Cayo Julio César, al llegar a Egipto y encontrarse con la noticia, no sintió para nada alegría, ya que iba detrás de Pompeyo no para asesinarlo, sino para conversar con él, existiendo fuentes que aseguran incluso que el mandatario romano tenía en mente perdonarlo, por lo que la decisión tomada por Ptolomeo XIII en realidad le causó un gran dolor.
Así mismo, una vez que Cayo Julio César se enteró de la situación que existía entre Ptolomeo XIII y Cleopatra VII, la cual agudizaba profundamente la crisis económica de Egipto, decidió intervenir, llamando a ambos bandos, para plantear una reconciliación, hecho al que también era impulsado por ser testamentario de Ptolomeo XII Aulettes, padre y predecesor de los monarcas.
Aconsejado nuevamente por Potino, Ptolomeo XIII partió rumbo a Alejandría. Por su parte, Cleopatra, un poco más sigilosa, quiso estar completamente segura de las intenciones de Cayo Julio César, por lo que después de enviarle varios emisarios, decidió ir personalmente a entrevistarse con él, por lo que se valió de su astucia, para llegar hasta Alejandría y entrar a sus aposentos, en donde lo sedujo, convencida de que si conseguía enamorarlo, ganaría que éste se se pusiera a su favor.
Luego de haber pasado la noche juntos, Julio César hizo llamar a Ptolomeo XIII, a fin de plantear nuevamente la reconciliación entre esposos. No obstante, cuando el joven monarca intuyó la situación, y su obvia desventaja ante Cleopatra, prefirió rechazar la oferta y darse a la fuga, no sin antes intentar sublevar a su pueblo en contra de Cleopatra y Cayo Julio César. Empero, fue puesto rápidamente en custodia por los soldados romanos.
Como buen político, Cayo Julio César se adelantó, leyendo ante los alejandrinos el testamento en donde Ptolomeo XII lo ha nombrado como albacea. Calmados los ánimos populares, se concentró entonces en devolver la armonía entre los hermanos de la dinastía, por lo que le dio a cada uno poder sobre un territorio. De esta forma, Ptolomeo XIV –quien se convertiría en el futuro también en esposo de Cleopatra- fue enviado a Creta para dominar sobre ella; Arsione IV y Ptolomeo XIV fueron delegados a reinar sobre Chipre, mientras que Cleopatra regresó al trono de Egipto, como su soberana.
Guerra contra Cayo Julio César
Sin embargo, la atracción de Julio César hacia Cleopatra continuó, al punto de que este líder romano decidió instalarse en el propio Egipto. Desafortunadamente para los amantes, los deseos de Arsione IV por ser la soberana de Egipto siguieron creciendo, convenciendo a Ptolomeo XIII de unírsele, por lo que ambos hermanos desataron una campaña de intriga contra la pareja de amantes, que logró sublevar a los alejandrinos contra ellos, al tiempo que lograron reunir un ejército para atacar el castillo, y derrocar definitivamente a la reina y su aliado romano, logrando incluso su cometido de nombrar a Arsione IV como nueva monarca de Egipto.
Después de resistir en el palacio de Alejandría, finalmente los refuerzos romanos llegaron, colocando en jaque a las tropas egipcias, quienes tuvieron que huir Nilo arriba, con Ptolomeo XIII entre ellos. Empero, el río los venció, y la mayoría murió ahogados, entre ellos el joven monarca. Una vez, Cayo Julio César comunicó al pueblo la muerte de su monarca, Cleopatra VII volvió a asumir el trono, casándose con su otro hermano Ptolomeo XIV, quien tenía apenas diez años de edad, por lo que esta monarca volvió a quedar prácticamente sola al frente del destino de Egipto. Por su parte, Arsione IV fue tomada como prisionera, y llevada a Roma.
Romance con Cayo Julio César
Eliminados los enemigos, la pareja se dedicó a vivir su romance, del cual nacería en el año 47 a.C., Ptolomeo XV, quien era llamado Cesarión, pues era de conocimiento público quién era su verdadero padre. Durante estos años, Julio César se entregó a vivir su relación con Cleopatra VII, la cual se manifestó en una influencia económica, cultura y hasta religiosa en Roma, a donde incluso la pareja pasó dos temporadas. No obstante, ni en Egipto confiaban en Julio César, ni en Roma querían a Cleopatra VII. De hecho, convencidos de la necesidad de eliminar esta influencia, los enemigos de Julio César planificaron su asesinato, el cual se llevó a cabo en el año 44 a.C. Ante la pérdida, y en pro de protegerse a ella y a su hijo, Cleopatra VII regresó sola a Egipto. A su llegada, decide eliminar a su esposo, Ptolomeo XV, y dejar como nuevo soberano a su hijo Cesarión, quien apenas tenía cuatro años. Así mismo, se encuentra con un país en ruinas.
Romance con Marco Antonio
Asesinado Julio César, le siguió en el trono Marco Antonio, general romano, quien compartía una relación de amistad con Julio César, por lo que se tomó a título personal castigar a los culpables. Sin embargo, el devenir de los acontecimientos provocaron que se desencadenara una Guerra Civil contra dos nuevos aspirantes al poder romano: Octavio y Lépido. De esta forma, tratando de encontrar aliados, Marco Antonio pidió ayuda a Cleopatra, quien consciente del terrible estado económico en el que estaba su reino se negó. Ante la insistencia, terminó por acceder a una reunión, pero en su barco y en su territorio.
La junta se llevó a cabo, y se extendió por cuatro días, después de los cuales la pareja se enamoró, Arsione IV fue ejecutada a petición de Cleopatra, y Marco Antonio consiguió el apoyo económico que necesitaba. Igualmente, preso de amor, decidió quedarse por un año completo en Egipto. Pasado este período, Marco Antonio partió nuevamente a Roma, en donde contrajo matrimonio –tal como había prometido- con Octavia, hermana de Cayo Julio César Octavio Augusto, sobrino nieto del monarca asesinado Julio César. Por su parte, del amor de Marco Antonio con Cleopatra nacieron en el año 40 a.C. los gemelos Cleopatra Selene II y Alejandro Helios, quienes unos años después se convertirían en hermanos de Ptolomeo Filadelfo, el tercer hijo de la pareja real, quien en el año 37 a.C. habían contraído matrimonio en Egipto, sin que Marco Antonio repudiara a su esposa romana, al tiempo que le regaló a Cleopatra los territorios de Chipre, Fenicia y Creta,
Destitución de Marco Antonio
En cuanto a los romanos estos no permanecerían en paz mucho tiempo ante la evidente influencia que tenía la reina egipcia sobre su gobernante, hecho que además fue alimentado por Octavio, quien deseaba el poder. Así mismo, en venganza por haber sido repudiada, Octavia hizo público el testamento de Marco Antonio, dejando en evidencia sus planes de favorecer a Cleopatra, e incluso trasladar la capital romana a Egipto, hechos que terminaron con la destitución de Marco Antonio como soberano romano, así como la declaración de guerra contra Egipto en el año 32 a.C., la cual terminó con el triunfo de las tropas romanas sobre los egipcios, y la entrada triunfal de Octavio a Alejandría en el año 30 a.C. Por su lado, Marco Antonio que peleó duramente no fue derrotado en batalla, sino que cometió suicidio, cuando le fue comunicada la supuesta muerte de Cleopatra, lo cual fue un mero engaño del enemigo.
Muerte de Cleopatra
Ante la muerte de Marco Antonio y la ocupación de Octavio en Egipto, Cleopatra decidió entrevistarse con él, a fin de poner en práctica sus encantos femeninos. Empero, rápidamente comprendió que la personalidad fría de Octavio sería imposible de conquistar, y que probablemente terminaría humillada y siendo esclava en el reino que había dominado por más de veinte años, por lo que decidió morir. En consecuencia –según la versión más aceptada por la historia- la reina de Egipto se suicidó, metiendo la mano en una cesta, en donde había ordenado introducir una cobra real: según la Historia corría el mes de agosto del año 30 a.C. De acuerdo a su última voluntad, Cleopatra VII fue enterrada junto a Marco Antonio, aun cuando en la actualidad se desconoce el lugar de reposo de esta pareja real.
Imagen: fragmento, obra «La muerte de Cleopatra», autor Valentine Cameron Prinsep. / Fuente: Wikipedia.org