Edith Cavell (Swardestone, Norfolk, Inglaterra, 4 de diciembre de 1865 – Bruselas, 12 de octubre de 1915). Enfermera de origen británico, quien sirvió para la Cruz Roja, durante la Primera Guerra Mundial. Es conocida históricamente por su valiente ayuda a los soldados heridos en zonas ocupadas por los alemanes, en especial a los militares de países neutrales, a quienes curaba y ayudaba a escapar. Una vez descubierta, Edith Cavell fue apresada y ejecutada por las fuerzas alemanas, convirtiéndose desde entonces en modelo de servicio y humanidad. Su figura fue usada, entre las tropas aliadas, como ícono de valentía y entrega.
Vida temprana
Edith Cavell nació el 4 de diciembre de 1865, en la localidad de Swardestone, Norfolk, en las cercanías de Norwich, Inglaterra, siendo la mayor de los cuatro hijos del reverendo Frederick Cavell y su esposa. Perteneciendo a una familia de origen humilde y ligada totalmente a la práctica religiosa, desde edad temprana aprendió la importancia de ayudar al necesitado. En su juventud, ayudaba a su padre a recolectar dinero e insumos para los más pobres. Una de las formas fue a través de la venta de algunos cuadros de flores y pájaros, que Edith pintaba con gran talento, y por lo que pudo recaudar hasta trescientas liras esterlinas, para la constitución de una escuela dominical, en la iglesia de donde su padre era reverendo.
Inicios como enfermera
En 1890, Edith Cavell se mudó a Bélgica, donde sirvió como institutriz, para los hijos de una familia de origen francés. Igualmente, tuvo la oportunidad de visitar Austria, donde conoció un hospital gratuito, donde los enfermos eran atendidos sin pedírseles nada a cambio. Esto impresionó sobre manera a Edith. Un tiempo después tuvo que regresar a Inglaterra, a fin de cuidar a su padre, quien había enfermado de gravedad. Luego de solventar esta situación familiar, Edith decidió partir hacia la capital británica, donde ingresó al Hospital de Londres, para formarse como enfermera. En esta institución, tuvo la oportunidad de ser estudiante de Eva Lucke, quien en ese momento contaba con la fama de ser la mejor comadrona (partera) de la ciudad.
En 1907, se trasladó nuevamente hacia Bruselas, donde logró conseguir un trabajo como comadrona en una Escuela de Enfermeras. Durante estos años, Edith desarrolló su carrera como comadrona y enfermera, teniendo la oportunidad de trabajar en varios hospitales. Igualmente, dedicó parte de su tiempo a la educación, dando clases en varias escuelas de enfermería. Incluso llegó a editar una revista, L´infirmière, a fin de compartir sus conocimientos. Dentro del gremio profesional de la medicina, se había convertido en toda una personalidad, siendo así una de las pioneras de la enfermería moderna.
Primera Guerra Mundial
El inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, la sorprendió en Inglaterra, de visita en casa de su madre. Rápidamente, volvió a Bruselas, a fin de reintegrarse a su puesto de trabajo. A su llegada, consiguió que el hospital para el que trabajaba, se encontraba bajo el control de la Cruz Roja. Unos meses después, en noviembre, Edith Cavell vio cómo Alemania tomaba Bruselas. A partir de entonces, esta enfermera británica se trazó el propósito de no sólo curar las heridas de los soldados aliados, heridos en combate, sino que además decidió ayudarlos a escapar de las fuerzas alemanas. Durante un total de diez meses, acogió a más de un centenar de soldados aliados en su casa, a fin de ayudarlos a escapar de su situación de detenido de guerra.
Detención y ejecución
No obstante, Edith Cavell fue delatada ante las fuerzas alemanas, las cuales tomaron cartas en el asunto de forma inmediata. El 3 de agosto de 1915, la enfermera Edith Cavell fue detenida y enviada a la prisión Saint Guilles. Desde el principio admitió con total dignidad y entereza los cargos de los que era acusada, aceptando haber ayudado a recobrar la libertad a más de cien soldados belgas, franceses y británicos. Culpa ante la que no sentía ningún tipo de arrepentimiento, pues tal como refieren algunos historiadores siempre sintió que hacía lo que debía hacer. Su detención se hizo rápida noticia en las tropas y los gobiernos aliados, quienes desde el principio invocaron la Convención de Ginebra, la cual dicta medidas de protección sobre el personal médico, durante los conflictos armados.
Pese a todos los intentos de solucionar su situación, a través de la política internacional, e incluso aun la oposición de altos miembros del gobierno alemán, Edith Cavell fue ejecutada por las fuerzas alemanas el 12 de octubre de 1915, después de pasar diez semanas confinadas a un estricto orden de presidio. Su muerte estremeció al mundo, quien desde el primer momento la tomó como estampa de lucha y la creencia en los principios de humanidad. Su cuerpo fue depositado en una tumba en uno de los costados de la carcel de Saint Gilles, donde pasó los últimos días de su vida. Culminada la guerra, logró ser exhumado, y llevado a Inglaterra, donde fue enterrada en Norwich.
Fuente de imagen: eveningnews24.co.uk