Juana de Arco, Jeanne d´Arc, en fracés (Domrémy, Francia, 6 de enero de 1412 – Ruán, Francia, 30 de mayo de 1431). Santa católica y heroína de origen francés, quien participó como guerrera en algunas de las batallas de la Guerra de los Cien Años, conflicto bélico ocurrido entre el delfín Carlos de Francia y Enrique VI de Inglaterra por la corona de Francia. De acuerdo a su propio testimonio, Juana tuvo varias visiones divinas, donde se le ordenaba conducir al ejército de Francia hacia Orleans.
Después de varias pruebas, el delfín Carlos creyó en ella, y le permitió conducir sus tropas hacia esta ciudad, donde Francia obtuvo una victoria contundente, entre otras que permitieron la coronación de Carlos, como Carlos VII de Francia. No obstante, un tiempo después, Juana de Arco fue capturada por los borgoñoses, abandonada por Francia y ejecutada por los ingleses, bajo la acusación de herejía. Siglos después, su figura fue reivindicada, siendo hoy en día símbolo de valor.
Vida temprana
Juana de Arco nació el 6 de enero de 1412, en Demrémy, Francia, convirtiéndose en una de los cinco hijos del matrimonio entre Jacques Darc y su esposa Isabelle Romée. Tuvo una infancia feliz, donde a pesar de no aprender a leer y escribir, recibió una sólida formación religiosa. Al cumplir trece años, la joven Juana empezó a tener experiencias sensoriales, que identificó con experiencias místicas. Con el tiempo, los mensajes -en principio, confusos y desconocidos- comenzaron a tomar forma. En este sentido, Juana logró identificar las voces que le hablaban con las correspondientes a Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía, así como la voz masculina con la del Arcángel San Gabriel. Así mismo, de acuerdo con el propio testimonio de Juana, estas voces le ordenaban que debía dirigir al ejército de Francia hacia Orleans, a fin de levantar el cerco que había en esta ciudad, lograr la coronación del delfín Carlos y expulsar a los ingleses.
Inicio de su misión
Decidida a cumplir su misión, en 1428, viajó hacia Vaucouleurs, a fin de entrevistarse con el comandante Roberto de Baudricourt, para que éste le ayudara tener una audiencia con el delfín Carlos, en donde pudiera contarle el mensaje recibido por ella. En principio este comandante de las fuerzas realistas no hizo más que burlarse de la joven. Sin embargo, el cumplimiento de una predicción hecha por Juana, donde los ingleses asediaron Orleans, poniendo en jaque a Francia, e incluso obligando al delfín Carlos a huir y refugiarse en Chinon, convenció definitivamente a Roberto de Baudricourt de la veracidad de esta muchacha campesina, ayudándola entonces a llegar ante el noble francés.
En 1429, finalmente Juana de Arco fue llevada a la corte, para que pudiese entrevistarse con el delfín Carlos. Sin embargo, éste la sometió a una prueba, colocando un impostor en el trono, y confundiéndose él entre los miembros de la corte. Según la tradición, Juan de Arco, quien no conocía al soberano, fue capaz de darse cuenta de la falsa identidad de quien usurpaba el puesto del delfín, al tiempo que descubrió al verdadero Carlos, demostrando ante los presentes su aparente conexión sobrenatural. Después de esta prueba, de la conversación sostenida con Juana, y de someter el hecho a la opinión de varios teólogos de su corte, el delfín Carlos decidió creer en ella.
Guerrera de Francia
El 8 de mayo de 1429, Juana de Arco partía al frente de cinco mil hombres del Ejército de Francia, rumbo a Orleans, donde logró vencer a los ingleses y levantar el cerco de esta ciudad. Después de esta victoria, Juana continuó una serie de campañas en las que venció, abriendo el camino para que el delfín Carlos lograra llegar hasta Reims, a fin de ser coronado. Finalmente, el 17 de julio de 1429, el delfín Carlos recibía la Corona, en la catedral de Reims,como Carlos VII, Rey de Francia. Juana de Arco había cumplido con su misión, había vencido sobre los ingleses y había logrado la coronación de su rey.
Algunas fuentes históricas afirman que después de la coronación de Carlos VII, Juana dejó de escuchar las voces que la guiaban, por lo que creyó que había llegado el momento de volver a casa. No obstante, sus tropas le pidieron que se quedara, por lo que siguió combatiendo hasta su captura. Sin embargo, otros historiadores señalan que, en realidad, a partir de la coronación de Carlos VII, las relaciones entre el soberano y esta heroína comenzaron a ir por lugares distintos, y mientras el Rey quería llegar a un acuerdo de paz, Juana de Arco estaba convencida de que debía continuar la lucha por lograr la expulsión definitiva de los ejércitos enemigos de Francia.
Captura y ejecución
Sea cuales fuere, lo cierto es que después de la coronación de Carlos VII, Juana de Arco siguió combatiendo con ayuda de este Rey, quien cada vez le enviaba menos insumos. Además, su camino se vio de pronto lleno de una serie de derrotas. Finalmente, el 24 de mayo de 1430, luego del asedio de Compiègne, fue capturada. Después de pasar por varios sitios de reclusión, Juana de Arco fue entregada por los borgoñeses a los ingleses. Igualmente, varias fuentes históricas señalan que el rey Calos VII, quien había sido ungido gracias a la intervención de Juana de Arco no quiso hacer nada por su liberación, aunque también hay historiadores que afirman en su defensa que simplemente este monarca no pudo hacer nada.
Luego de un largo juicio, donde Juana de Arco fue acusada de herejía y de vestir como un hombre -y no obstante su retractación y posterior regreso a su versión original, donde reafirmaba sus creencias en su experiencia catalogada por ella como mística- fue condenada finalmente a la hoguera, donde murió el 30 de mayo de 1431, a los diecinueve años de edad. Cuatro siglos después, el papa Benedicto XV, la declaraba Santa. Su fecha es celebra por la Iglesia católica el 30 de mayo.
Sobre la imagen: Fragmento, vitral ubicado en la Catedral de Leicester, Inglaterra. Fuente: elfoerrante.wordpress.com