Pietro Bembo (Venecia, Italia, 20 de mayo de 1470 – Roma, Italia, 18 de enero de 1547) Humanista, Escritor, Filólogo, Traductor y Cardenal, quien llegó a ostentar altos cargos dentro de la Iglesia, y a quien en términos académicos se le debe la sistematización y democratización del Humanismo, lo cual lo erige como fiel representante del espíritu renacentista.
Importancia histórica
Por otra parte, este Cardenal es reconocido también por su gran aporte al fortalecimiento y actualización del Latín, lengua que dominaba a la perfección tanto como el italiano, y que dotó de estilo ciceroniano, sintaxis y estilo llamado así por tener como lengua modelo a la practicada en sus escritos por Cicerón, a quien este Cardenal consideraba la mejor expresión de Latín, fomentando entonces la imitatio ciceroniana. Sin embargo, más allá de emular la prosa de este antiguo filósofo griego, Bembo condujo al Latín a despojarse de viejos vicios. Otro tanto sucedió con el italiano, lengua sobre la cual señaló la importancia de normarse, colocando a su vez como lengua modelo la usada por Petrarca, teniendo también a la lengua florentina como máximo representante de lo que debía ser el italiano.
Primeros años
De acuerdo a lo que han señalado sus biógrafos, Pietro Bembo nació el día 20 de mayo de 1470, en la ciudad de Venecia, actual territorio italiano, convirtiéndose en hijo de Bernardo Bembo, un noble veneciano, quien cumplía con roles diplomáticos y que le transmitió a su hijo desde la más tierna infancia el amor a las Letras, logrando que su primogénito se convirtiera en un lector insaciable. De hecho, él mismo, es decir, Bernardo eran un amante de la Literatura, hecho manifestado en las estatuas que hizo levantar a lo largo del territorio italiano en honor a Dante, y de las cuales pueden nombrarse tres: la primera, erigida en la ciudad de Rávena; la segunda, levantada también en honor al autor de la Divina Comedia en Florencia (1480); y una tercera escultura destinada a la ciudad de Ferrara (1498).
Por su parte, Pietro se nutrió no sólo de conocer y leer los clásicos a muy temprana edad, sino que la posición noble de su padre, así como su cargo de embajador, le permitió disfrutar lo mejor de las cortes que tuvo oportunidad de visitar, entre las que se encontraban la de Lorenzo, el Magnífico, así como el de Alfonso del Este, monarcas estos que propiciaban también la presencia de grandes artistas y escritores, quienes eran realmente apreciados por estas cortes.
Estudios universitarios
Así mismo, después de haberse formado como un noble, en medio de cortes de gran prestigio, Pietro Bembo inició sus estudios universitarios en 1492, a la edad de veintidós años, cuando ingresó a la escuela mesinesa de Constantino Lascaris, quien era reconocido como un profundo helenista. Igualmente, unos años después, Pietro Bembo se trasladaría a la ciudad de Padua, en donde continuaría sus estudios, esta vez en una institución al mando de Nicolò Leonico Tomeo.
De esta manera, y a pesar de que no se la llevaba bien con la vida austera de los monasterios, Pietro Bembo siguió estudios religiosos, ingresando a la abadía de la Croce dellAvellana, la cual se encontraba cerca de la provincia italiana de Urbino. Incluso, en algún momento una verdadera crisis vivencial lo hizo tomar la decisión de abandonar la vida clerical. Sin embargo, los esposos Montefeltro, amigos cercanos de Pietro, lo disuadieron de sus intenciones, decidiendo entonces continuar con la vida monasterial, aun cuando añoraba el esplendor y gustos de la corte.
Secretario personal de un Médeci
Sin embargo, la vida en Urbino traería recompensas, pues fue durante esta estadía, que sus biógrafos sitúan ocurrida entre el año 1506 y 1512, que Pietro Bembo conoció y entabló amistas con Juan de Médicis, quien ya ostentaba el título de Cardenal, y que estaba predestinado a convertirse en el papa León X. Esta amistad con la familia poderosa y regente de Florencia, le permite ser nombrado Secretario Personal de Julio de Médeci, luego de que éste se convirtiera en Clemente VII.
De esta forma, Pietro Bembo se trasladó a Roma, centro del poder eclesiástico, en donde comenzó a cumplir funciones como secretario encargado de las Cartas latinas, es decir, de traducir al perfecto Latín las bulas emitidas por el Papa. No obstante, Pietro no sólo cumpliría a cabalidad sus funciones, sino que imprimiría una nueva sintaxis al Latín, alejándose de la imitatio ecléctica (estilo propulsado por los seguidores de Erasmo de Rotterdam) para introducir la imitatio ciceroniana, prosa que trataba de emular el registro de Cicerón, considerándolo la forma más perfecta del Latín, y que a la larga –lingüísticamente hablando- trajo un nuevo aire a la sintaxis y gramática de esta lengua.
Años en Padua
En el año 1521, con motivo del fallecimiento del papa Clemente VII, para quien trabajaba. Pietro Bembo se trasladó a Padua, en donde comenzaría la escritura de algunas de sus más célebres obras, como por ejemplo los Diálogos que dedicó a Lucrecia Borgia, con quienes sus biógrafos señalan que mantuvo un tórrido romance, a pesar de su vida como clérigo y del matrimonio de esta dama con el monarca Alfonso de Este.
Así mismo, en 1525 logró publicar la obre Prose della volgar lingua. De la misma forma, plasmaría en forma de diálogo sus apreciaciones sobre la necesidad de unificar y normar la lengua italiana, la cual se perdía en innumerables dialectos. En este sentido, Pietro Bembo planteaba a través de su prosa lo imperante que resultaba el advenimiento de una Gramática italiana, aconsejando que quizás sería beneficioso para esta labor toma la prosa de Petrarca como lengua modelo, así también como el italiano hablado en Florencia, el cual gozaba de gran prestigio. Por esto, algunos intelectuales y filólogos lo consideran como padre del italiano moderno, agradeciéndole enormemente haber podido despojar la lengua de los largos años de vicios, dotándola de unidad, modernidad y regalándole un nuevo aire de vitalidad.
Viaje a Venecia
Después de haber publicado también una reedición del Canzoniere de Petrarca, este clérigo regresó a Roma durante un tiempo, en el cual sostuvo un romance con Faustina della Morosina, con quien engendró tres hijos, a los cuales sin embargo no reconoció, así como tampoco se entregó a la relación con esta dama, pues esto implicaba perder sus privilegios como miembro de la iglesia.
Por el contrario, siguió entregado a su trabajo como escritor y editor. En 1529, fue llamado por la propia Signoria de Venecia, quien le dio la responsabilidad de dirigir personalmente la exclusiva Biblioteca de Venecia, así como la de escribir la historia de esta República, la cual fue finalmente publicada en 1551, bajo el título original de Rerum Venetarum Historiae Libri XII. Así mismo, dos años después, en 1553, saldría a la luz, también en Venecia, su obra Carmina, en la cual se recoge lo mejor de su poesía en Latín.
Últimos años
Después de una larga carrera eclesiástica, Pietro Bembo pasó sus últimos años recibiendo el fruto de su dedicación, el cual llegó manifestado en reconocimientos y nombramientos. De esta forma, en 1539, recibió por fin el título religioso de Cardenal, el cual le fue conferido directamente por Paulo III. Así mismo, llegó a recibir pocos años después el Episcopado de Gubbio (1541) así como el Arzobispado de Bérgano, el cual recibió en el año 1544, con la venía de no tener que fijar residencia en este lugar.
Entregado a la lectura de los Santos Padres durante sus últimos años de vida, en donde retornó a las lecturas piadosas, abandonando un poco los clásicos grecolatinos, que lo acompañaron toda la vida, tuvo el honor de ser considerado para asumir el puesto papal. Sin embargo, la muerte llegaría antes, colocando punto final a su vida el 18 de enero de 1547, en la ciudad de Roma. Pietro Bembo tenía setenta y seis años.
Imagen: wikipedia.org