Ciudades legendarias
Hemos tratado aquí varias veces el tema de las ciudades legendarias. Ya hablamos de leyendas sobre ciudades subterráneas, de las Siete Ciudades del Cíbola y de las ciudades legendarias en América y Europa.
Sin embargo, las ciudades legendarias no sólo aparecen en el pasado o en puntos inaccesibles de la geografía, sino que existen en esta misma realidad… aunque en algún otro plano. Ejemplos de los que ya hemos hablado aquí son Manoa y la ciudad perdida de Erks (ambas ubicadas en América del Sur).
La ciudad de la que hablaremos hoy se encuentra ubicada en Filipinas y es conocida como Biringan, o la ciudad negra. De acuerdo con la leyenda, se ubica en la Provincia de Samar, siendo denominada en lengua local como “hanapan ng mga nawawala”… o el lugar donde uno encuentra a quienes se han perdido.
Biringan
Quienes han visitado la ciudad (aún en documentos históricos) señalan una urbe alta, vibrante, más semejante a una ciudad moderna que a las ruinas de una antigua civilización. La ciudad está vacía, pero eso tiene fácil explicación.
De acuerdo con el folclor filipino, la ciudad es hogar de los encantados, un grupo de criaturas capaces de cambiar de forma y de adoptar, si lo desean, forma humana. Así mismo, estos encantados se han relacionado en tiempos pasados con seres humanos, por lo que su descendencia también habita en estas tierras.
Parece ser que los encantados gustan de atraer o seducir a los seres humanos, razón por la cual toman formas que nos resulten atractivas. Sin embargo, pueden también transformarse en monstruos o animales y reconocerse por la ausencia de labio entre la nariz y la boca, la cual disimulan con elaborados ropajes.
Leyendas y apariciones
Lo curioso del asunto es que, al igual que en los casos de Manoa y el Cerro Uritorco, parece ser que las criaturas que aquí rondan no están verdaderamente interesadas en hacernos daño alguno. Cuentan varias historias que una mujer llamada Carolina ha sido reconocida por “secuestrar” varios sujetos (mayormente hombres) y llevarlos a la enigmática ciudad, pero que en alguna ocasión uno de ellos se comunicó con su familia y le informó que no volvería no porque fuera prisionero, sino porque “jamás había visitado un lugar tan bello”.
Otras historias cuentan sobre misteriosos envíos por correo dirigidos a direcciones inexistentes que eventualmente se desvanecen de los anaqueles, de paisajes maravillosos y de presencias invisibles… excepto para un puñado de elegidos.
Empresas japonesas
De acuerdo con varias fuentes, hace algunas décadas un satélite japonés detectó lo que parecían ser indicios de que en esta región se encontraban abundantes reservas de oro y uranio. Tras algunas inversiones comenzaron las primeras obras, pero se vieron truncadas por una serie de accidentes misteriosos que terminaron por costar una cantidad considerable a la empresa y desmotivaron a todas las personas de la localidad para trabajar con ellos.
En la región se cree que estos accidentes se debieron a que los proyectos nipones se encontraban cerca (demasiado cerca) de la ciudad, por lo que sus habitantes se vieron obligados a resistir de la mejor manera posible. Quizás de los suelos que se estaban excavando surgía la energía que les permitía mantenerse.
O quizás sencillamente, no les gustan los vecinos.
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