El individuo y la Teoría de la Evolución
La evolución pasó de ser una teoría entre otras a finales del siglo XIX a convertirse en un pilar de la ciencia moderna en el XX, prácticamente incuestionado por la comunidad científica. Esta teoría establece que los organismos buscan transmitir su material genético a las siguientes generaciones, por lo que convierte el mundo en un conjunto de individuos relacionados entre sí, pero no vinculados por nada más allá que su entorno físico. Cada individuo, entonces, es un todo, aislado de los demás e interactuando con ellos solo para eventualmente transmitir su material genético.
Sin embargo, algunas teorías plantean un enfoque diferente, que si bien no niega el corpus arriba mencionado, si establece que existe una relación entre los individuos más allá de lo físico. La más famosa de estas teorías seguramente sea la teoría de la masa crítica conocida también como teoría del centésimo mono.
La teoría de la Masa Crítica
Primeras observaciones
Sus orígenes se remontan a un experimento realizado en los 1952 en algunas islas de Japón caracterizadas por poblaciones aisladas de macacos, los cuales eran alimentados con batatas para ver sus reacciones. Las batatas se dejaban en la playa, donde los animales venían a recogerlas y se esforzaban por limpiarlas de la arena que, lógicamente, las cubría casi en su totalidad.
En este proceso una hembra joven aprendió rápidamente a lavar las batatas en el mar, algo que les daba mejor sabor y permitía ahorrar tiempo a los primates. Sus compañeros, al verla, comenzaron a imitarla rápidamente en un proceso de transición ordinario: primero los más jóvenes y luego los adultos mayores. Análogamente, monos de islas vecinas que veían esto comenzaron a imitarlos lentamente.
La teoría estipula que cuando se superó el ene-ésimo mono, en algunas de las islas aledañas, todos los monos de la región comenzaron a exhibir el mismo comportamiento sin que hubiera mediado un proceso de aprendizaje semejante al de las islas anteriores, es decir, como si el conocimiento se hubiera transmitido de improviso. A partir de aquí se desarrolló la teoría del centésimo mono o teoría de la masa crítica, que establece que dentro de una especie, una vez un número determinado de individuos aprenden un cierto comportamiento o adoptan una cierta característica, ésta se transfiere al resto de la población.
Desarrollo de la teoría
La teoría fue profundizada por el biólogo Rupert Sheldrake, quién estableció el concepto de campos morfogenéticos que están constituidos por información sin materia y que de alguna manera permitirían una comunicación entre miembros de una misma especie sin que mediaran condiciones físicas. Esta teoría es polémica y aún no se torna importante en el campo científico, donde se le critica por no ser refutable (y, por lo tanto, no ser una teoría científica válida), pero lo cierto es que Sheldrake ha desarrollado algún trabajo en convertirla en base de una teoría científica más amplia.
De ser cierta, las implicaciones de la teoría de la masa crítica son inmensas. En primer lugar, significaría que la evolución del individuo tendría que dar lugar a la evolución de la especie como un todo, que ahora se convertiría en una entidad particular. En segundo lugar, implicaría que dentro de la especie humana los comportamientos particulares son de suma importancia, pues pueden llevar a la adopción masiva de determinadas actitudes.
En todo caso, esta teoría plantea la unicidad de las especies por encima del individuo en la forma de un campo morfogenético que permite intercambiar conocimientos aunque no haya un contacto físico directo. De verificarse experimentalmente, todo el andamiaje de la biología y la ecología tendrían que revisarse.
Fuente de la imagen: omniainuno.com