El eterno deseo de cambiar el pasado
La posibilidad de moverse por la línea temporal ha fascinado desde siempre a los seres humanos. Atrapados eternamente en un punto específico del tiempo, el cual se mueve invariablemente hacia adelante a una velocidad constante (o que creemos constante), muchos han dedicado sus vidas a encontrar maneras de revertir este flujo, de detenerlo o incluso de manipularlo a su antojo para lograr toda una diversidad de objetivos.
Algunos buscan la riqueza o el poder. Otros consideran que pueden alterar aquel “momento fatídico” en que la historia humana se corrompió y, a su vuelta, encontrar un mundo idílico en el que no existan el sufrimiento y la escasez. Muchos son más humildes, y solo aspiran a solucionar algún problema, perdonar a tiempo algún amigo o familiar, evitar aquel error que tanto dolor les ha traído. Pero todos, sin ser conscientes de ello, buscan cambiar su línea temporal y regresar a un mundo en el que las cosas sucedieron de manera diferente.
Esto es extremadamente peligroso. Siendo viajeros de un punto específico, aún no conocemos bien el funcionamiento de las mareas temporales y corremos el riesgo de que cualquier cambio, aunque sea mínimo, afecte nuestro futuro a tal punto que sea imposible para nosotros volver al hogar. De perdernos en otra línea temporal, las posibilidades de volver a la nuestra serían entonces ínfimas.
Sin embargo, existe una teoría que afirma que si bien nosotros no podemos viajar en el tiempo sin modificarlo, muchas veces involuntariamente, la información sí puede hacerlo usando como canal el “ser”, es decir el “yo”. Realizar esto requeriría de un gran nivel de meditación y de conocimiento del ser interior, y quienes dicen haberlo logrado no se ponen de acuerdo sobre qué es necesario para lograrlo. En algunos casos, afirman, sencillamente sucedió.
Pongamos un ejemplo: un hombre se encontraba deprimido y al borde del suicidio. Un día, ya con la decisión tomada, escuchó como una voz le decía “no desesperes” y que le pedía que no se quitara la vida, por lo que decidió darse una oportunidad y buscar ayuda profesional. Poco más de un año después, el hombre aprendió a comunicarse y descubrió que había sido él mismo quien se había mandado aquel mensaje que le salvó su vida.
¿Podemos comunicarnos con nosotros mismos… en otro momento?
Pero entonces, ¿qué puedo hacer para comunicarme con mi yo – pasado? Evidentemente, si uno no ha recibido ningún mensaje, el suceso no ha ocurrido aún, pero puede ser que los mensajes hayan llegado y la persona no haya estado atenta y los haya dejado pasar por alto. Lo que hay que hacer, entonces, es concentrarse, meditar y tratar de escuchar con atención a la vez que se solicita enviar un mensaje al pasado. Si funciona bien, la persona se encontrará con que tarde o temprano podrá escuchar los mensajes que le llegan del futuro y eventualmente enviará esos mismos mensajes a su yo – pasado desde una posición de mayor conocimiento y sabiduría.
El enlace que conecta los puntos temporales es la conciencia. A riesgo de adoptar una postura un tanto pseudocientífica, podríamos referir que en la teoría cuántica el tiempo no es una entidad, sino que “existe” simultáneamente en todos los lugares”. Añadamos a esto que la conciencia sigue siendo un fenómeno parcial o totalmente inexplicable que puede incluso modificar algunos sucesos físicos: es la conciencia, se supone, la que hace que la “función de onda” colapse y las partículas subatómicas dejen de ser una onda y se conviertan en partículas (aunque no tiene incidencia sobre las características de ellas, al menos, no que sepamos). Por lo tanto, los conocimientos científicos, si bien no confirman que esta comunicación sea posible, al menos no establecen que, a priori, sea imposible.
Sería interesante que algunos de nuestros lectores intentaran realizar esta comunicación y nos comentaran sobre sus éxitos – o fracasos. ¿Creen posible enviar un mensaje de este tipo? ¿Qué le dirían a su “yo” de hace 5 años? ¿Qué esperarían que les dijera su “yo” dentro de 5 años? Los invito a responder estas preguntas en los comentarios.
Fuente de imágenes: 1: periodicodecrecimientopersonal.com; 2: aliciacommunity.files.wordpress.com