Los padres de familia de esta época, suelen dejar frente al televisor a sus hijos, confiados en que allí van a permanecer entretenidos y quietos. Pero no un gran número de familias japonesas, jamás imaginaron lo que pasaría con sus pequeños, al permitirles que disfrutaran de un capítulo de una de las series más vistas del mundo. Veamos la historia de los chicos que convulsionaron epilépticos por ver un capítulo de Pokemon:
Pero, ¿cómo es posible que un dibujo animado provoque convulsiones a los espectadores?
Los científicos atribuyen las causas al centelleo que conllevan las escenas del programa, mismo que está inspirado en un exitoso videojuego. Quienes no convulsionaron, sufrieron de mareos y desmayos. Por tal razón, el gobierno no tuvo más opción que decretar su salida del aire y obligar a la cadena televisiva que emitiera unas disculpas.
Sucedió el 18 de diciembre de 1997, cuando millones de pequeños fans de la serie animada, estaban pegados a la pantalla del televisor. En esa oportunidad se transmitía el capítulo llamado “Electric Soldier Porygon”, que traduce en español “el soldado eléctrico Porygon”. Las autoridades reportaron 700 niños en todo el territorio Nipón, con convulsiones irrefrenables.
La mayoría de afectados fueron de edades escolares y fueron remitidos a las diferentes unidades hospitalarias, pues no paraban de sufrir tremendas convulsiones, luego de que por unos instantes vieran en la pantalla una explosión de colores intensos, tendiente a un rojo encendido brillante, 20 minutos después de que el programa iniciara.
Según el
parte médico general, varios de estos menores quedaron síntomas epilépticos.
Luego de unos cuantos estudios de la Ciencia, se pudo verificar que al
exponerse a fulgores luminosos, brillantes y coloridos en un televisor, es
factible que se produzca una anomalía llamada “epilepsia televisiva”.
Los testimonios de varios padres de familia son sorprendentes. Afirman que muchos de ellos no recuerdan absolutamente nada de ese programa, como si jamás lo hubiesen visto, a pesar de que fueron más de 20 minutos de aventuras, pero llegó un instante en donde las luces e imágenes cambiaron agresivamente 54 veces en menos de cinco segundos.
“Me llevé un susto tremendo cuando vi cómo mi hija de repente perdía la conciencia. Sólo volvió a respirar después de que le diera unas palmas en la espalda”, comentó una de las madres. Algunos cuentan que tuvieron que reanimar a los afectados, con masajes en el corazón.
Fueron bastantes los pequeños que se debatieron entre la vida y el más allá, en salas de cuidados intensivos. Todo esto causó un gran revuelo en la población japonesa y quedó en evidencia, que esta clase de producciones que emplean esas técnicas audiovisuales ocasiona lesiones cerebrales que pueden llegar a ser severas, de acuerdo con los médicos que analizaron el caso.
Y es que por
esos años Pokemon era furor mundial y ese horario era el de mayor audiencia.
Por su parte, Hiroshi Yamauchi, el director de la compañía, se mantuvo
rotundamente en la negación de que la serie animada o los videojuegos de
Pokemon, causaran algo similar.
Pero con los juegos de video han sucedido eventos similares. A inicios del milenio, Nintendo arrasaba en ventas con Pokemon, pero en algunas partes del mundo se denunciaron ataques epilépticos provocados por los mismos, ante lo cual Nintendo se pronunció y decidió adherir una etiqueta en sus productos, que advierte de posibles ataques al observar atentamente las imágenes del juego.
Ya cuando se veían las advertencias en los videocasetes del juego, buena parte de los padres de familia quedaron tranquilos con las denuncias.
La industria de los dibujos animados, que en Japón se emiten en todos los canales mediáticos, es una de las más productivas y pudientes, un negocio que genera millonarias ganancias. Y aunque se presentaron todos episodios garrafales en la audiencia, pocas fueron las pérdidas en términos generales, que dichas compañías de entretenimiento acarrearon por el asunto.
Los expertos estiman que Japón y varios otros países, son naciones adictas a los dibujos animados y por tal motivo, ni si quiera por la gravedad de estos acontecimientos pudiese golpear con fuerza a esta multimillonaria industria.
Y, si bien la cadena televisiva que por aquel entonces emitió el capítulo del soldado eléctrico Porygon, se vio obligada a sacar de su parrilla de programación la serie de Pokemon, con el tiempo la retomó al igual que todas las demás, como si nada hubiese sucedido.
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