Las distintas fuentes teórica sobre Administración coinciden en señalar a esta disciplina como un proceso netamente social, por medio del cual se busca Planificar, Organizar, Dirigir y Controlar el uso y explotación de recursos (humanos, materiales, económicos y de información) en pro de conseguir eficientemente el cumplimiento de las metas, enfocadas en la máxima obtención de servicios para una empresa o compañía.
Figura del Administrador
En este contexto, es el Administrador el que lleva sobre sus hombros la tarea de liderar a este grupo humano, organizado en torno a planificar y dirigir un proceso productivo y económico al mejor puerto, por lo que varios teóricos de la Administración han señalado que todo Administrador, además de poseer grandes capacidades organizativas, de planificación y uso inteligente de los recursos, debe también erigirse como un verdadero líder, el cual pueda inspirar a sus empleados, asistentes y ayudantes a enamorarse del proyecto en común, a fin de que lo sigan y den lo mejor de sí para lograr las metas proyectadas. De esta forma, un Administrador no sólo da órdenes que los empleados deban seguir obligados, sino que inspira e impulsa a sus compañeros a comprometerse en un proyecto en común, haciéndolos sentir parte importante del engranaje.
Fases del proceso Administrativo
Así mismo, resulta importante, revisar la definición de cada una de las fases que contempla el proceso administrativo, las cuales según el concierto de teóricos de la Administración son fundamentales dentro del manejo de una empresa. A continuación, una breve descripción de cada uno de ellos:
Planificación
Este proceso es entendido como la fase administrativa, en donde el Administrador establece un inventario de los recursos con los que cuenta la empresa, las metas concretas que quiere alcanzar, y el cómo deberá usar los recursos existentes para hacerlo. De esta forma, el Administrador establecerá su ruta de acción o mapa administrativo, donde puedan verse de forma clara, las fechas, tiempos estimados, resultados esperados y fases diseñadas, en las cuales se aplicará la metodología y procesos que conlleven a la obtención de las metas fijadas.
Organización
Una vez que el Administrador tenga claro hacia dónde y cómo deberá encaminarse su empresa en la obtención de los objetivos trazados, deberá darse a la tarea de organizar su empresa, según el organigrama que beneficie al máximo el cumplimiento de las tareas, fases y responsabilidades concebidas durante el proceso de Planificación.
Controlar
Así mismo, una vez se dé inicio al proceso productivo o empresarial como tal, el Administrador deberá controlar y regular el uso y explotación de recursos existentes, a fin de que estos se conviertan en inversiones recuperables para la empresa, y no solamente en gastos que no sean remunerados ni a corto o largo plazo. Entre los recursos con los que cuenta una empresa, cabe recordar que existen Recursos Humanos (los cuales últimamente han cambiado su denominación a Talento Humano), Recursos Materiales (conformado por los bienes inmuebles y pasivos de una empresa), Recursos Financieros (aquellos constituidos por el dinero y capital de una empresa) y Recursos de Información (estos se refieren al conocimiento y capacidad de darse a conocer con los que cuenta una empresa).
Dirección
Finalmente, es importante resaltar otra fase del proceso administrativo, y tal vez una de las más importantes: la Dirección, la cual es entendida como la capacidad, responsabilidad y tarea emprendida por el Administrador en cada una de las etapas que contempla la Administración, y que consiste en liderar las tareas del grupo social reunido en torno a una empresa o compañía, a fin de generar procesos sinérgicos que conlleven al colectivo a unirse y trabajar fervientemente por el cumplimiento de un objetivo común.
Importancia de la Dirección
Con respecto a la importancia de la Dirección dentro del proceso administrativo, se podría decir, que esta fase o atributo es la columna vertebral del ejercicio de todo Administrador, pues cumple la función primordial de mantener la coherencia y el control en cada una de las fases necesarias para cumplir con la meta y fortalecer la compañía, tanto a nivel económico como humano.
Por ejemplo, una buena Dirección dentro del proceso de Planificación, permitirá establecer claramente las metas, objetivos, recursos, personal e intereses con los que cuenta una empresa. Así mismo, un buen Director o Administrador tendrá la capacidad necesaria de identificar las fortalezas y debilidades de los integrantes de su equipo de trabajo, así como de los recursos de su empresa, previendo así cualquier eventualidad.
Posteriormente, la Dirección también ayudará a Organizar la estructura de una empresa, pues teniendo claro el escenario hacia donde se quiere marchar, será mucho más fácil organizar y distribuir el engranaje con el cual se marchará hacia él. De esta forma, un Administrador deberá tener la capacidad de poder Dirigir a su equipo hacia la organización y funcionamiento adecuado, el cual partirá de la asignación efectiva de sus recursos.
Finalmente, la Dirección cumple un papel fundamental en la adecuada inversión y distribución de los Recursos de una empresa, puesto que esta asegura la duración y aprovechamiento del capital de una compañía, así como su capacidad productiva, pues de lo contrario el derroche de estos recursos puede implicar incluso el fin mismo de la empresa.
En este sentido, la importancia de la Dirección radica principalmente en la capacidad de saber hacia dónde quiere irse, y cuáles son los elementos, pasos y recursos que deberán seguirse para cumplir eficientemente este objetivo. Así mismo, la Dirección implica también la capacidad de liderazgo del Administrador, a fin de que pueda orientar, convencer e impulsar a sus empleados en el compromiso hacia la empresa y su empeño por lograr los mejores resultados. De esta forma, la Dirección viene siendo también el alma y la sangre de todo proceso administrativo.
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