Antes de entrar a describir el proceso de Dirección, resulta pertinente recordar que la Administración es entendida de forma general como un mecanismo social o humano, el cual se encuentra constituido correspondientemente por las fases de Planificación, Organización, Dirección y Control, los cuales se ejercen en torno a los recursos de una empresa, a fin de obtener de forma eficaz y eficiente los objetivos deseados.
Definición de Dirección
De esta forma, aun cuando cada teórico pueda tener su propia definición, la Dirección puede ser concebida como el sub-proceso de la Administración, en el cual el Administrador da curso a las estrategias que se han fijado durante el proceso de Planificación y Organización. En este sentido, la Dirección cobra vital importancia, pues depende de ella esencialmente que la empresa dé los pasos adecuados para acercarse y cumplir con sus principales objetivos.
Así mismo, algunos teóricos de la Administración han señalado incluso que, aun cuando la Administración es un proceso que tiene varias etapas, debido a su importancia, se podría llegar a decir que Administración y Dirección son lo mismo, puesto que todo Administrador e un Director. Por consiguiente, es tarea del Administrador dirigir al personal a su cargo, para usar los recursos de la manera planificada, a fin de obtener el alcance de las metas señaladas, cuidando además que el proceso de haga de forma eficiente y eficaz, es decir en el tiempo pensado y con el uso adecuado de los recursos.
De igual forma, existen teóricos que prefieren denominar a la Dirección proceso de ejecución, mientras que otros más se decantan por el término Liderazgo. Sin embargo, más allá de la denominación que se escoja, se resalta la estrecha relación que existe entonces entre la capacidad de orquestas los distintos procesos, tener control sobre los miembros del equipo y los recursos, y ejercer ambas funciones con madera de líder, a fin de que se genere dentro del personal la atmósfera necesaria que lleve a todos los involucrados a motivarse por marchar en conjunto rumbo al logro de la meta fijada.
Principios de la Dirección
Al igual que las otras etapas de la Administración, los teóricos de esta disciplina también se han dado a la tarea de identificar cuáles serían los principios o ejes sobre los cuales se debe manejar el mecanismo de la Dirección de empresas, como una forma de proveerle al Administrador un mapa de acción en el ejercicio de conducir la compañía a su cargo al puerto deseado.
En este sentido, resulta pertinente hacer una breve mención de los principios generales que la mayoría de teóricos coinciden en señalar como inherentes al proceso de la Dirección administrativa. A continuación, estos:
Sobre la coordinación de intereses
Enfrentarse a un grupo laboral es hacerlo ante una multiplicidad de capacidades, intereses, inclinaciones y niveles de compromiso. Sin embargo, un Administrador –en su tarea de dirigir- debe lograr que estos distintos intereses y capacidades se armonicen entre sí, a fin de que lejos de ser un impedimento se transformen en la fuerza que impulse al propio grupo a tomar como norte un objetivo y marchar hacia él. Así mismo, el Administrador debe contar con la madera de líder suficiente, que le permita hacer que todos su personal se sienta inspirado en comprometerse con los objetivos de la empresa, sintiéndolos como propios.
Impersonalidad de Mando
Así mismo, la Dirección debe ser ejercida de forma personal, usando los canales regulares y usando los mecanismos adecuados que le permitan al individuo subordinado a este proceso entender que no se trata de algo personal o voluntario, sino que su jefe inmediato pertenece a una cadena de mando, que se inscribe en un plan y una dirección común, que abarca a todos en el camino de conseguir las metas trazadas.
Sobre la supervisión directa
En este sentido, el Administrador debe encargarse también de generar y hacer que funcione correctamente la cadena de mando y los canales de comunicación que permitan en realidad no sólo emitir órdenes, solicitar informes y recibir respuestas, sino que provea de mecanismos y vías de supervisión constantes, las cuales le confieran la posibilidad de controlar, a través de la línea de mando, cada uno de los procesos en los cuales se encuentran.
Vía jerárquica
No obstante, no sólo deben existir los canales regulares de comunicación, sino los mensajes que se emitan deben ser precisos y coherentes, a fin de que cada vez que se emita una orden o mensaje, sea tomado en serio y con carácter de importancia por los trabajadores, a fin de que a través de sus distintas comunicaciones y órdenes la Vía jerárquica legitime y afiance su papel. Lo contrario sería entonces crear conflictos, ruidos e incluso evasión de responsabilidades, por lo que no sólo debe existir comunicación y vías de, sino que esta debe ser asertiva.
Sobre la solución de conflictos
Sin embargo, por mucho que se tomen previsiones, sería absurdo llegar a pensar que en un proceso humano no haya cabida para conflictos. En este sentido, el Administrador –en su fase de Director- debe abocarse a identificarlos y resolverlos de forma inmediata, teniendo cuidado de que sus soluciones realmente vengan a arrancar de raíz las situaciones negativas, para que regrese la buena atmósfera, es decir, evitando que algunas de las partes queden resentidas o que sus decisiones venga a empeorar la situación en lugar de solventarla.
Sobre el provecho del conflicto
Empero, aunque nadie disfruta de los problemas, el Administrador también debe ser consciente de que los conflictos, lejos de ser condenas, pueden ser puertas que se abran a importantes oportunidades, puesto que en la búsqueda de respuestas se entra también en un proceso de revisión, que puede generar nuevas estrategias, que lleven al reacomodo de fuerzas o procesos, propiciando un crecimiento en la empresa.
Sobre la motivación
Así mismo, dentro del proceso o los procesos que lo lleven a buscar soluciones adecuadas para solventar los conflictos, el Administrador debe también transmitir a los miembros de su empresa la importancia de convertirse en sujetos, que con su diario proceder, se erijan a su vez en generadores de respuestas, quienes sin irrespetar la cadena de mando, puedan aportar igualmente soluciones. Igualmente, el Administrador debe tener en cuenta, y exigirle igualmente a sus directivos, que no se descuide en ningún momento los mecanismos por medio de los cuales se pueden estimular, orientar, recompensar y motivar al personal a su cargo.
Sobre el Liderazgo
Finalmente, todos estos principios están orientados en reafirmar al Administrador en su carácter de líder, convirtiéndose entonces en un centro motivacional, que lejos de imponer órdenes, inspire en sus subordinados la importancia de comprometerse y tomar como propias las metas y objetivos de la empresa, a fin de que funcione en razón de ello, recordando continuamente entonces que mientras un jefe da órdenes, el administrador estimula e inspira, consiguiendo el ambiente y la sinergia adecuada para el cumplimiento de las metas que tiene la empresa que dirige como bandera.
Imagen: pixabay.com