El Cinturón de Van Allen (o los cinturones)
La Tierra y el Espacio
Todos conocemos la impresionante capacidad de los seres humanos para modificar la superficie terrestre, capacidad que podría llevarnos a la catástrofe si no aprendemos una cosa o dos en los próximos 100 años. Desde la cobertura de los bosques hasta la composición química de la atmósfera y los océanos, pasando por la fertilidad de los suelos y la supervivencia de las especies, los seres humanos han modificado la práctica totalidad de los entornos en los que se desenvuelven.
Lo que muchos no conocíamos es que dicha influencia parece también haber tenido un impacto importante en la estratósfera, en el lugar donde la atmósfera terrestre choca con el espacio exterior. O esto es lo que indican las mediciones más recientes de la NASA sobre el Cinturón de Van Allen.
Cinturón de Van Allen
El Cinturón de Van Allen es una zona de partículas magnéticas muy potentes y potencialmente radioactivas que rodea la superficie terrestre. Se trata en verdad de dos “cinturones” que se mantienen en su lugar por la fuerza del campo magnético terrestre y que es una barrera en ambas direcciones, hacia fuera, hacia el espacio, y hacia adentro, hacia la Tierra.
La potente actividad electromagnética de los cinturones (en los que se han hallado incluso antiprotones, que se pensaba sólo existían en algún lugar del espacio lejano) es peligrosa no sólo para los satélites (que deben volar a menos de 1.000 km de altitud, en el caso de la órbita baja, y a más de 20.000 en la órbita alta, so pena de ser freídos por la electricidad) sino para los seres humanos, que pueden soportar altas dosis de radiación en este territorio. Uno de los principales argumentos en contra del alunizaje es que precisamente el cinturón de Van Allen hace básicamente imposible abandonar la superficie terrestre para cualquier organismo a base de carbono: a esto la NASA y la comunidad científica responden que los astronautas iban protegidos por una nave y trajes especiales y duraron pocos minutos en el cinturón.
VLFs
Así, el Cinturón de Van Allen es no sólo un peligro para la vida y los satélites, sino que se encuentra peligrosamente cerca de la superficie (a unos 1.000 km en el caso del cinturón interior). Un desbalance magnético que trajera todo este material podría resultar catastrófico para la vida en la región donde eso sucediera.
Ondas de muy baja frecuencia
Durante el último siglo, la comunicación por radio se ha convertido en una de las principales herramientas de la humanidad para, bueno, para comunicarse. Una de las herramientas que brinda el radio son las llamadas “ondas de muy baja frecuencia” (VLFs por sus siglas en inglés), de gran potencia y usadas ante todo para comunicarse entre regiones lejanas o atravesando obstáculos geográficos difíciles. Uno de los principales usos de estas VLFs es comunicarse con submarinos, pues son las más aptas para atravesar la densidad del agua de los océanos.
Recientemente, algunas sondas espaciales ubicadas en el Cinturón de Van Allen detectaron que éste se había movido un poco hacia el exterior. Inmediatamente bajo él se encontraba una “nube” de VLFs reflejadas en el suelo, que impedían que este peligroso material electromagnético se acercara más a la Tierra. Se trataba de un escudo del que nada sabíamos y que, al parecer, había comenzado a protegernos de la peligrosa radiación de los cinturones de Van Allen.
Llamaradas solares
Pero la “capa” de VLFs no solo actúa como una barrera entre estas peligrosas partículas y nosotros, no.
¿Recuerdan el artículo sobre Marte y la posibilidad de «repararlo»? Los vientos solares (y las ocasionales llamaradas) destruyeron la atmósfera marciana, condenando a sus océanos iniciales a, literalmente, desvanecerse en el viento. La Tierra se salvó de este cruel destino por su potente campo magnético, pero aún así una parte de su atmósfera se desvanece cada año.
Pues bien, la capa de VLFs es una defensa adicional contra este viento solar. Con ella, nuestro planeta está más protegido aún que únicamente con su campo magnético.
Hasta el momento, no se conocen potenciales efectos negativos de las VLFs. Esto significa que la humanidad ha creado un potente escudo para protegerse… y lo ha hecho sin siquiera darse cuenta.
Imágenes: 1: wikipedia.org, 2: spaceweather.com