La procesión hasta llegar a la profetiza
Antes de llegar con el oráculo, te encontrarías con una zona conocida como Marmaria, nombre dado a los edificios construidos allí como el templo circular de Atenea, luego los visitantes pasarían por Castalia, una fuente que servía para purificarse y luego continuaban por la vía Sacra en la que se podían encontrar varios tesoros y templos pequeños en los que se conservaban donaciones de los ciudadanos, en forma de agradecimiento.
Después de este trayecto, se llegaba al templo de Apolo en el que se encontraba la palestra, el gimnasio, el estadio y el teatro, lugar en el que se presume se podía albergar a más de cinco mil personas y en donde se celebraban competencias, fiestas religiosas y otros eventos.
Para consultar al oráculo aparte de tener una pregunta, debías hacer un pago en forma de sacrificio: esto se hacía en un altar frente al templo. El tributo era de fácil acceso y lo vendían en el mismo templo, en algunas ocasiones eran animales o tartas sagradas. El precio solía variar si la pregunta venía de un rey o de un poblador regular.
En el interior del templo podías encontrar a la pitia o pitonisa, la cual tenía la función de transmitir el mensaje de las deidades. A su alrededor se encontraban un grupo de sacerdotes, los cuales tenían la función de interpretar las palabras de la Pitia y de ayudar con los sacrificios. En una parte del santuario, se encontraba el archivo del lugar el sitio en el que se guardaban las respuestas y preguntas que se hacían.
La profetiza entraba al sitio usando una corona y bastón de laurel, cuando llegaba al sitio bebía un poco de agua y masticaba laurel, luego se sentaba en el trípode ubicado en aquella grieta natural donde salían esos vapores y al inhalarlos entraba en un frenesí místico.
El ritual podía variar, el historiador Plutarco hace mención de que la sacerdotisa no entraba en aquel frenesí o de sus palabras, por otro lado, Heródoto describe como la Pitia le habla directamente al dirigente Espartano Licurgo sin que éste le hubiera hecho alguna pregunta.
Se referenció también de que la oráculo escogía tribus entre sus consultantes y se dirigía a ellos, sin que éstos le hablaran e inclusive se llegó a elegir reyes entre los presentes. Lo ocurrido en el templo de Delfos todavía sigue siendo un misterio, así el cómo se llegaba a sus visiones; la teoría más lógica se encuentra sujeta al uso de sustancias psicoactivas, las cuales se encontraban en el agua de laurel o algún vapor, e inclusive se piensa en el hipnotismo.
La persona que hacía la pregunta, recibía un manuscrito con su duda y respuesta escrita en verso. El templo de Delfos al ser un lugar tan importante y una fuente de ingresos, su el centro de varias discordias, también sufrió terremotos o incendios que lo dejaron en ruinas y al pasar a manos de distintos estados, perdió aquel toque divino y la gente dejó de confiar en sus profecías. Para el año 391 d.C., el emperador Teodósio decretó el cierre de todos los oráculos y prohibió la adivinación durante el siglo V.
El lugar alguna vez dedicado a Apolo, se convirtió en sede del Arzobispado y para ello se desmanteló el oráculo y se construyeron iglesias, borrando la evidencia del oráculo de Delfos.
Fuentes:
- www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-antigua
- historia.nationalgeographic.com.es/a/delfos-oraculo-dios-apolo_7276
- www.estambul.net/historia/oraculo-de-delfos
- www.greca.co
Imágenes: 1. lavanguardia.com 2. historia.nationalgeographic.com.es 3. estambul.net
El griego Diódoro narra que un pastor observó cómo sus cabras se comportaban de una forma extra, cuando se aproximaban a una grieta de donde surgían unos extraños vapores, el pastor curioso fue hacia a la grieta y a partir de aquello comenzó a profetizar. La noticia corrió por toda Grecia y al sitio llegaron personas que buscaban alcanzar aquél trance para para lograr las visiones, lo malo es que saltaban dentro de aquellas gritas y terminaban desapareciendo.
Fue así, como se decidió nombrar a una mujer para que llevara a cabo las profecías y se construyó un trípode para que ella se mantuviera segura. También se pueden encontrar referencias históricas de santuarios durante la época arcaica desde el neolítico y micénico, en el que también existían santuarios dedicados a las profecías.
La fama del oráculo llegó hasta Egipto y Asia Menor; hay una leyenda que dice que un rey Creso quiso poner a prueba los oráculos más populares y solo el de Delfos acertó.
Las constantes visitas que recibía el oráculo
Se cuenta que en el templo de Delfos se recibían visitas de varias delegaciones, por lo general enviadas por líderes políticos con alguna duda relacionada con guerras, leyes y mandatos. Sin embargo, el oráculo también recibía visitas de particulares, quienes querían saber más sobre sus matrimonios, hijos, negocios y viajes. Los grandes grupos que visitaban a la profetiza del templo, estaban cubiertos por cierta neutralidad: estaba prohibido atacarlos mientras estuvieran en ese peregrinaje, pues se creía que, al ir a ver a los oráculos, se contaba con cierta protección divina.
La visita hacia el oráculo era el 7 de cada mes, el día en que se creía había nacido el dios Apolo. En invierno, el oráculo estaba cerrado al público y solo en algunas fechas especiales se atendía a la gente fuera de su día habitual.
Más que predecir el futuro, lo que la gente buscaba era una sanción divina sobre las decisiones políticas que se debían tomar. Casi como un visto bueno a muchas de las normas o leyes que regían en la antigua Grecia.
A la llegada al monte Parnaso, la afluencia de gente era atendida por los embajadores, quienes darían prioridad a ciudadanos que vinieran de Atenas o Esparta.
La procesión hasta llegar a la profetiza
Antes de llegar con el oráculo, te encontrarías con una zona conocida como Marmaria, nombre dado a los edificios construidos allí como el templo circular de Atenea, luego los visitantes pasarían por Castalia, una fuente que servía para purificarse y luego continuaban por la vía Sacra en la que se podían encontrar varios tesoros y templos pequeños en los que se conservaban donaciones de los ciudadanos, en forma de agradecimiento.
Después de este trayecto, se llegaba al templo de Apolo en el que se encontraba la palestra, el gimnasio, el estadio y el teatro, lugar en el que se presume se podía albergar a más de cinco mil personas y en donde se celebraban competencias, fiestas religiosas y otros eventos.
Para consultar al oráculo aparte de tener una pregunta, debías hacer un pago en forma de sacrificio: esto se hacía en un altar frente al templo. El tributo era de fácil acceso y lo vendían en el mismo templo, en algunas ocasiones eran animales o tartas sagradas. El precio solía variar si la pregunta venía de un rey o de un poblador regular.
En el interior del templo podías encontrar a la pitia o pitonisa, la cual tenía la función de transmitir el mensaje de las deidades. A su alrededor se encontraban un grupo de sacerdotes, los cuales tenían la función de interpretar las palabras de la Pitia y de ayudar con los sacrificios. En una parte del santuario, se encontraba el archivo del lugar el sitio en el que se guardaban las respuestas y preguntas que se hacían.
La profetiza entraba al sitio usando una corona y bastón de laurel, cuando llegaba al sitio bebía un poco de agua y masticaba laurel, luego se sentaba en el trípode ubicado en aquella grieta natural donde salían esos vapores y al inhalarlos entraba en un frenesí místico.
El ritual podía variar, el historiador Plutarco hace mención de que la sacerdotisa no entraba en aquel frenesí o de sus palabras, por otro lado, Heródoto describe como la Pitia le habla directamente al dirigente Espartano Licurgo sin que éste le hubiera hecho alguna pregunta.
Se referenció también de que la oráculo escogía tribus entre sus consultantes y se dirigía a ellos, sin que éstos le hablaran e inclusive se llegó a elegir reyes entre los presentes. Lo ocurrido en el templo de Delfos todavía sigue siendo un misterio, así el cómo se llegaba a sus visiones; la teoría más lógica se encuentra sujeta al uso de sustancias psicoactivas, las cuales se encontraban en el agua de laurel o algún vapor, e inclusive se piensa en el hipnotismo.
La persona que hacía la pregunta, recibía un manuscrito con su duda y respuesta escrita en verso. El templo de Delfos al ser un lugar tan importante y una fuente de ingresos, su el centro de varias discordias, también sufrió terremotos o incendios que lo dejaron en ruinas y al pasar a manos de distintos estados, perdió aquel toque divino y la gente dejó de confiar en sus profecías. Para el año 391 d.C., el emperador Teodósio decretó el cierre de todos los oráculos y prohibió la adivinación durante el siglo V.
El lugar alguna vez dedicado a Apolo, se convirtió en sede del Arzobispado y para ello se desmanteló el oráculo y se construyeron iglesias, borrando la evidencia del oráculo de Delfos.
Fuentes:
- www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-antigua
- historia.nationalgeographic.com.es/a/delfos-oraculo-dios-apolo_7276
- www.estambul.net/historia/oraculo-de-delfos
- www.greca.co
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El oráculo más importante en la Antigua Grecia
Situado en un recinto consagrado al dios Apolos, allí vivía el encargado de las profecías entre los dioses. El oráculo de Delfos, estaba ubicado en un valle cerca del monte Parnaso, cerca de la actual Villa de Delfos, a 9.5 kilómetros del golfo de Corinto. Las leyendas e historias que rodean tal sitio, se encuentran impregnadas de cierto misticismo donde la realidad y la fantasía parecen mezclarse. Dicen que al principio, el lugar estaba consagrado a la diosa Gea y a su hija Themis, y que el dios Apolo llegó engañado al lugar por una ninfa de nombre Telusa.
Ella le aseguró al dios que el sitio era perfecto para fundar un templo, pero se guardó el detalle de contar sobre la serpiente gigantesca que vivía ahí, la cual fue derrotada por Apolo. Luego de derrotar al monstruoso ser (Pitón), dejó que sus restos se pudrieran en el lugar y más tarde castigar a la ninfa, el dios sol decidió reclutar a sus primeros servidores.
Se le ocurrió al dios que se convertiría en delfín y atraería a un barco cretense, éste los guío hacia a la costa y les ofreció ser sacerdotes. Muchos mitos similares surgieron alrededor del lugar, tratando de explicar el origen de Delfos.
El griego Diódoro narra que un pastor observó cómo sus cabras se comportaban de una forma extra, cuando se aproximaban a una grieta de donde surgían unos extraños vapores, el pastor curioso fue hacia a la grieta y a partir de aquello comenzó a profetizar. La noticia corrió por toda Grecia y al sitio llegaron personas que buscaban alcanzar aquél trance para para lograr las visiones, lo malo es que saltaban dentro de aquellas gritas y terminaban desapareciendo.
Fue así, como se decidió nombrar a una mujer para que llevara a cabo las profecías y se construyó un trípode para que ella se mantuviera segura. También se pueden encontrar referencias históricas de santuarios durante la época arcaica desde el neolítico y micénico, en el que también existían santuarios dedicados a las profecías.
La fama del oráculo llegó hasta Egipto y Asia Menor; hay una leyenda que dice que un rey Creso quiso poner a prueba los oráculos más populares y solo el de Delfos acertó.
Las constantes visitas que recibía el oráculo
Se cuenta que en el templo de Delfos se recibían visitas de varias delegaciones, por lo general enviadas por líderes políticos con alguna duda relacionada con guerras, leyes y mandatos. Sin embargo, el oráculo también recibía visitas de particulares, quienes querían saber más sobre sus matrimonios, hijos, negocios y viajes. Los grandes grupos que visitaban a la profetiza del templo, estaban cubiertos por cierta neutralidad: estaba prohibido atacarlos mientras estuvieran en ese peregrinaje, pues se creía que, al ir a ver a los oráculos, se contaba con cierta protección divina.
La visita hacia el oráculo era el 7 de cada mes, el día en que se creía había nacido el dios Apolo. En invierno, el oráculo estaba cerrado al público y solo en algunas fechas especiales se atendía a la gente fuera de su día habitual.
Más que predecir el futuro, lo que la gente buscaba era una sanción divina sobre las decisiones políticas que se debían tomar. Casi como un visto bueno a muchas de las normas o leyes que regían en la antigua Grecia.
A la llegada al monte Parnaso, la afluencia de gente era atendida por los embajadores, quienes darían prioridad a ciudadanos que vinieran de Atenas o Esparta.
La procesión hasta llegar a la profetiza
Antes de llegar con el oráculo, te encontrarías con una zona conocida como Marmaria, nombre dado a los edificios construidos allí como el templo circular de Atenea, luego los visitantes pasarían por Castalia, una fuente que servía para purificarse y luego continuaban por la vía Sacra en la que se podían encontrar varios tesoros y templos pequeños en los que se conservaban donaciones de los ciudadanos, en forma de agradecimiento.
Después de este trayecto, se llegaba al templo de Apolo en el que se encontraba la palestra, el gimnasio, el estadio y el teatro, lugar en el que se presume se podía albergar a más de cinco mil personas y en donde se celebraban competencias, fiestas religiosas y otros eventos.
Para consultar al oráculo aparte de tener una pregunta, debías hacer un pago en forma de sacrificio: esto se hacía en un altar frente al templo. El tributo era de fácil acceso y lo vendían en el mismo templo, en algunas ocasiones eran animales o tartas sagradas. El precio solía variar si la pregunta venía de un rey o de un poblador regular.
En el interior del templo podías encontrar a la pitia o pitonisa, la cual tenía la función de transmitir el mensaje de las deidades. A su alrededor se encontraban un grupo de sacerdotes, los cuales tenían la función de interpretar las palabras de la Pitia y de ayudar con los sacrificios. En una parte del santuario, se encontraba el archivo del lugar el sitio en el que se guardaban las respuestas y preguntas que se hacían.
La profetiza entraba al sitio usando una corona y bastón de laurel, cuando llegaba al sitio bebía un poco de agua y masticaba laurel, luego se sentaba en el trípode ubicado en aquella grieta natural donde salían esos vapores y al inhalarlos entraba en un frenesí místico.
El ritual podía variar, el historiador Plutarco hace mención de que la sacerdotisa no entraba en aquel frenesí o de sus palabras, por otro lado, Heródoto describe como la Pitia le habla directamente al dirigente Espartano Licurgo sin que éste le hubiera hecho alguna pregunta.
Se referenció también de que la oráculo escogía tribus entre sus consultantes y se dirigía a ellos, sin que éstos le hablaran e inclusive se llegó a elegir reyes entre los presentes. Lo ocurrido en el templo de Delfos todavía sigue siendo un misterio, así el cómo se llegaba a sus visiones; la teoría más lógica se encuentra sujeta al uso de sustancias psicoactivas, las cuales se encontraban en el agua de laurel o algún vapor, e inclusive se piensa en el hipnotismo.
La persona que hacía la pregunta, recibía un manuscrito con su duda y respuesta escrita en verso. El templo de Delfos al ser un lugar tan importante y una fuente de ingresos, su el centro de varias discordias, también sufrió terremotos o incendios que lo dejaron en ruinas y al pasar a manos de distintos estados, perdió aquel toque divino y la gente dejó de confiar en sus profecías. Para el año 391 d.C., el emperador Teodósio decretó el cierre de todos los oráculos y prohibió la adivinación durante el siglo V.
El lugar alguna vez dedicado a Apolo, se convirtió en sede del Arzobispado y para ello se desmanteló el oráculo y se construyeron iglesias, borrando la evidencia del oráculo de Delfos.
Fuentes:
- www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-antigua
- historia.nationalgeographic.com.es/a/delfos-oraculo-dios-apolo_7276
- www.estambul.net/historia/oraculo-de-delfos
- www.greca.co
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El lugar más importante para tomar decisiones en Grecia
En la antigua Grecia, uno de los aspectos más importantes tanto en su religión y cultura eran los oráculos. La mayoría de las decisiones eran consultadas a todas aquellas sacerdotisas que parecían tener una conexión con alguna deidad, pero uno de los más importantes y enigmáticos fue el Oráculo de Delfos.
El oráculo más importante en la Antigua Grecia
Situado en un recinto consagrado al dios Apolos, allí vivía el encargado de las profecías entre los dioses. El oráculo de Delfos, estaba ubicado en un valle cerca del monte Parnaso, cerca de la actual Villa de Delfos, a 9.5 kilómetros del golfo de Corinto. Las leyendas e historias que rodean tal sitio, se encuentran impregnadas de cierto misticismo donde la realidad y la fantasía parecen mezclarse. Dicen que al principio, el lugar estaba consagrado a la diosa Gea y a su hija Themis, y que el dios Apolo llegó engañado al lugar por una ninfa de nombre Telusa.
Ella le aseguró al dios que el sitio era perfecto para fundar un templo, pero se guardó el detalle de contar sobre la serpiente gigantesca que vivía ahí, la cual fue derrotada por Apolo. Luego de derrotar al monstruoso ser (Pitón), dejó que sus restos se pudrieran en el lugar y más tarde castigar a la ninfa, el dios sol decidió reclutar a sus primeros servidores.
Se le ocurrió al dios que se convertiría en delfín y atraería a un barco cretense, éste los guío hacia a la costa y les ofreció ser sacerdotes. Muchos mitos similares surgieron alrededor del lugar, tratando de explicar el origen de Delfos.
El griego Diódoro narra que un pastor observó cómo sus cabras se comportaban de una forma extra, cuando se aproximaban a una grieta de donde surgían unos extraños vapores, el pastor curioso fue hacia a la grieta y a partir de aquello comenzó a profetizar. La noticia corrió por toda Grecia y al sitio llegaron personas que buscaban alcanzar aquél trance para para lograr las visiones, lo malo es que saltaban dentro de aquellas gritas y terminaban desapareciendo.
Fue así, como se decidió nombrar a una mujer para que llevara a cabo las profecías y se construyó un trípode para que ella se mantuviera segura. También se pueden encontrar referencias históricas de santuarios durante la época arcaica desde el neolítico y micénico, en el que también existían santuarios dedicados a las profecías.
La fama del oráculo llegó hasta Egipto y Asia Menor; hay una leyenda que dice que un rey Creso quiso poner a prueba los oráculos más populares y solo el de Delfos acertó.
Las constantes visitas que recibía el oráculo
Se cuenta que en el templo de Delfos se recibían visitas de varias delegaciones, por lo general enviadas por líderes políticos con alguna duda relacionada con guerras, leyes y mandatos. Sin embargo, el oráculo también recibía visitas de particulares, quienes querían saber más sobre sus matrimonios, hijos, negocios y viajes. Los grandes grupos que visitaban a la profetiza del templo, estaban cubiertos por cierta neutralidad: estaba prohibido atacarlos mientras estuvieran en ese peregrinaje, pues se creía que, al ir a ver a los oráculos, se contaba con cierta protección divina.
La visita hacia el oráculo era el 7 de cada mes, el día en que se creía había nacido el dios Apolo. En invierno, el oráculo estaba cerrado al público y solo en algunas fechas especiales se atendía a la gente fuera de su día habitual.
Más que predecir el futuro, lo que la gente buscaba era una sanción divina sobre las decisiones políticas que se debían tomar. Casi como un visto bueno a muchas de las normas o leyes que regían en la antigua Grecia.
A la llegada al monte Parnaso, la afluencia de gente era atendida por los embajadores, quienes darían prioridad a ciudadanos que vinieran de Atenas o Esparta.
La procesión hasta llegar a la profetiza
Antes de llegar con el oráculo, te encontrarías con una zona conocida como Marmaria, nombre dado a los edificios construidos allí como el templo circular de Atenea, luego los visitantes pasarían por Castalia, una fuente que servía para purificarse y luego continuaban por la vía Sacra en la que se podían encontrar varios tesoros y templos pequeños en los que se conservaban donaciones de los ciudadanos, en forma de agradecimiento.
Después de este trayecto, se llegaba al templo de Apolo en el que se encontraba la palestra, el gimnasio, el estadio y el teatro, lugar en el que se presume se podía albergar a más de cinco mil personas y en donde se celebraban competencias, fiestas religiosas y otros eventos.
Para consultar al oráculo aparte de tener una pregunta, debías hacer un pago en forma de sacrificio: esto se hacía en un altar frente al templo. El tributo era de fácil acceso y lo vendían en el mismo templo, en algunas ocasiones eran animales o tartas sagradas. El precio solía variar si la pregunta venía de un rey o de un poblador regular.
En el interior del templo podías encontrar a la pitia o pitonisa, la cual tenía la función de transmitir el mensaje de las deidades. A su alrededor se encontraban un grupo de sacerdotes, los cuales tenían la función de interpretar las palabras de la Pitia y de ayudar con los sacrificios. En una parte del santuario, se encontraba el archivo del lugar el sitio en el que se guardaban las respuestas y preguntas que se hacían.
La profetiza entraba al sitio usando una corona y bastón de laurel, cuando llegaba al sitio bebía un poco de agua y masticaba laurel, luego se sentaba en el trípode ubicado en aquella grieta natural donde salían esos vapores y al inhalarlos entraba en un frenesí místico.
El ritual podía variar, el historiador Plutarco hace mención de que la sacerdotisa no entraba en aquel frenesí o de sus palabras, por otro lado, Heródoto describe como la Pitia le habla directamente al dirigente Espartano Licurgo sin que éste le hubiera hecho alguna pregunta.
Se referenció también de que la oráculo escogía tribus entre sus consultantes y se dirigía a ellos, sin que éstos le hablaran e inclusive se llegó a elegir reyes entre los presentes. Lo ocurrido en el templo de Delfos todavía sigue siendo un misterio, así el cómo se llegaba a sus visiones; la teoría más lógica se encuentra sujeta al uso de sustancias psicoactivas, las cuales se encontraban en el agua de laurel o algún vapor, e inclusive se piensa en el hipnotismo.
La persona que hacía la pregunta, recibía un manuscrito con su duda y respuesta escrita en verso. El templo de Delfos al ser un lugar tan importante y una fuente de ingresos, su el centro de varias discordias, también sufrió terremotos o incendios que lo dejaron en ruinas y al pasar a manos de distintos estados, perdió aquel toque divino y la gente dejó de confiar en sus profecías. Para el año 391 d.C., el emperador Teodósio decretó el cierre de todos los oráculos y prohibió la adivinación durante el siglo V.
El lugar alguna vez dedicado a Apolo, se convirtió en sede del Arzobispado y para ello se desmanteló el oráculo y se construyeron iglesias, borrando la evidencia del oráculo de Delfos.
Fuentes:
- www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-antigua
- historia.nationalgeographic.com.es/a/delfos-oraculo-dios-apolo_7276
- www.estambul.net/historia/oraculo-de-delfos
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