9/11
Por su extraña costumbre de anotar las fechas al revés, los estadounidenses conocen el 11 de septiembre, aniversario del peor ataque terrorista en la historia del país (y seguramente uno de los peores del mundo) como 9/11. Este día cambió para siempre la historia del gigante norteamericano y la guerra contra el terrorismo se volvió la prioridad número del gobierno del entonces presidente George W. Bush.
Pronto, un personaje hasta entonces oscuro llamado Osama Bin Laden reclamó para sí la autoría de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, asegurando que lo había hecho como parte de una Yijad, una guerra sagrada contra los Estados Unidos. Bin Laden, conocido por sus nexos con la familia real saudí y con los grupos de muhayidines afganos que los mismos Estados Unidos habían apoyado en el pasado en su rebelión contra la URSS, se convirtió en el enemigo N° 1 de los Estados Unidos.
Sin embargo, pese al poderoso aparato militar y de inteligencia estadounidense, Bin Laden no podía ser localizado. El hombre tenía miles, quizá millones de simpatizantes en las regiones musulmanas de Arabia Saudí, Pakistán, Afganistán e Irak, así como en los países aledaños. Para poder localizarlo, primero era necesario convertirlo en un demonio a los ojos de sus paisanos: sólo así encontrarían la manera de que alguien lo delatara.
Devil Eyes
En este escenario se propuso la creación de pequeñas figuritas de acción con la cara de Bin Laden que se entregarían gratuitamente a las personas en las regiones donde (se creía) podría estar escondido. Los muñecos estaban diseñados para que los hijos de personas que posiblemente apoyaban a Bin Laden jugaran con ellos.
Sin embargo, el plástico que los recubría no era particularmente resistente y en el momento en que se calentara comenzaría a derretirse, revelando el secreto de este proyecto: un rostro demoníaco.
Así, los niños aterrados irían corriendo donde sus padres, que temerían por la seguridad de sus hijos y, con algo de suerte, perderían el respeto por Osama Bin Laden.
El asunto no parece haber ido muy bien, y aunque hay indicios de que un paquete se envió a Pakistán el gobierno estadounidense no ha admitido el haber enviado dichos juguetes. Ah, y como dato curioso, el proyecto fue dirigido por el creador mismo de G.I Joe.
Imagen: youtube.com