El Pensante

Diferencias entre ay, hay y ahí

Idiomas y lenguaje - septiembre 17, 2015

Nuestra forma de escribir dice mucho de nosotros, incluso puede abrirnos las puertas a grandes oportunidades. No obstante una mala ortografía puede conseguir todo lo contrario, y hacernos perder un trabajo, un ascenso o una buena calificación. Es por eso que en el mundo de hoy, donde además todo se maneja por escrito a través de la plataforma virtual, se hace necesario –igual que antes- afianzar nuestros conocimientos en la materia, a la par de no confiarnos tanto en los correctores de nuestros softwares.

En la disciplina de la Ortografía, como en todas las áreas, existen principios muy fáciles de aprender, como por ejemplo que todas las sílabas bla, ble, bli, blo, blu se escriben con “b” y no con “v”. Sin embargo, existen otras leyes un poco más complicadas de memorizar, pues tienden a confundir al hablante, un ejemplo de ello es lo que sucede con las palabras homófonas, es decir, palabras que suenan iguales, pero tienen grafías diferentes, así como significados distintos.

Casi siempre, sobre todo en los primeros años de estudio, el hablante siente duda a la hora de hacer registro escrito cuando se encuentra ante este tipo de palabras, pues sólo cuenta con su buena memoria para recordar cuál es la forma correcta en que debe ir escrita la palabra que su texto solicita. No obstante, es cuestión de práctica y de entender el idioma, para no olvidar nunca qué forma corresponde con cuál categoría gramatical, a fin de no caer en errores ortográficos y de sentido.

Un ejemplo frecuente de esta igualdad fonética pero grafía distinta lo constituyen las formas “ay”, “hay” y “ahí” que se pronuncian usando los mismos fonemas, pero ortográfica y semánticamente son tres palabras distintas. A continuación describiremos qué significa cada una, al tiempo que daremos al menos cinco ejemplos de oraciones que pueden realizarse con ellas, a fin de ver el contexto en el que cada una puede involucrarse.

Ay (categoría gramatical: interjección): la palabra “ay”, escrita de esta forma, con “a” y con “y”, pertenece a la categoría gramatical de la interjección, es decir que constituye una palabra invariable, cuya función en el texto es expresar emoción, casi siempre señalando “dolor” o “malestar”. Al ser una interjección por tradición se acostumbra a colocarla entre signos de exclamación. Un ejemplo de las oraciones que podemos formar con esta palabra son las siguientes:

¡Ay, creo que me doblé el tobillo!

¡Ay, no puede ser!

¡Ay, me duele el estómago!

¡Ay, qué pena!

¡Ay, me pisaste!

¡Ay, me las comí todas! 

Cuando diga «ay», para, por favor, me dan miedo las agujas

¡Ay, pero qué lindo ese bebé!

Hay (categoría gramatical: verbo): Así también encontramos la forma “hay”, escrita así con “h” y con “y” pertenece a la categoría de los verbos, y sería correspondiente a la forma impersonal del verbo haber, por lo que no coincide ni en género ni en número con el sustantivo, precisamente por ser impersonal. Un ejemplo de las oraciones que podemos construir en base a esta palabra serían las siguientes:

Hoy no hay clases

En el supermercado hay buenas ofertas

Creo que hay una manifestación en el centro

En esta clínica hay muy buenos médicos

Hay que llamar al plomero para que arregle el grifo

¿No hay otra posibilidad de que vuelvan a aceptarlo en el colegio?

No hay más nada después de esta película

Hay que llevar al bebé al pediatra

Ahí (categoría gramatical: adverbio): Igualmente se encuentra la forma “ahí”, escrita con “a”, “h” intercalada e “í” latina y acentuada. Esta palabra constituye un adverbio de lugar, y se usa principalmente para señalar una distancia media entre el hablante y el objeto o lugar al que se refiere. Así mismo, “ahí” representaría un punto central entre “aquí” (donde se encuentra el hablante) y “allí” (bastante alejado de donde se encuentra el emisor del discurso). Un ejemplo de las oraciones que pueden conformarse con este adverbio de lugar serían las siguientes:

Mamá dejó la comida, ahí en la mesa

El libro está ahí, en la gaveta

Me dejó ahí, y luego se fue a su casa

Ven para acá, pero deja primero la bufanda ahí en el perchero

Me duele mucho ahí donde me golpeé

Las frutas están ahí, sobre la cómoda de la sala

¿Qué haces ahí parada? ¡Ayúdame!

Por último, sería importante usar un ejemplo que sirve para que el hablante vea cómo cada una de estas palabras cumple funciones distintas incluso en la misma oración, a fin de memorizar sus formas y sentidos, para aprender cómo se escriben.

¡Ay, me duele mucho ahí donde me golpeé! Hay que llamar al doctor

¡Ay, me comí la manzana que estaba ahí en la mesa! ¿No hay más?

¡Ay, ahí hay un error!

¡Ay, qué haces ahí parado, no ves que me duele! Hay que llevarme al hospital

Fuente de imagen: bajoelmismo-libro.blogspot.com