Por mucho que haya avanzado la tecnología, e incluso precisamente por eso, nuestra ortografía continúa siendo una tarjeta de presentación de gran importancia, pues demuestra (o al menos así lo cree la mayoría de las personas) el nivel académico y de educación de cada uno de nosotros, por lo que no manejar sus reglas o pasar por alto sus leyes nos pueden simplemente arrebatar de las manos grandes oportunidades como un buen empleo, una calificación alta o un importante ascenso.
En este sentido, sobre todo en los primeros años de educación, el hablante se siente abrumado ante una cantidad importante de reglas que parece no entender. Sin embargo es importante no perder de vista que la Lengua es un sistema, y como sistema a fin tiene un mecanismo, una forma de funcionar, que una vez entendida por nosotros hace mucho más sencillo entender por qué una palabra se escribe de una forma o de otra.
Por su puesto que dentro de las normar ortográficas del Español existen unas más sencillas que otras. Por ejemplo existe la norma ortográfica que dicta que siempre antes de “p” y “b” se escribe “m”, de echo esta es una de las primeras reglas que logramos memorizar cuando iniciamos nuestros estudios ortográficos. No obstante, las de más difícil memorización son la forma correcta de escribir las palabras homófonas, es decir, palabras que fonéticamente son iguales pero que distan en su grafía y significado. Ante ellas, el hablante duda. Sin embargo, la mejor manera de manejar la correcta ortografía de estas es conocer cada una y entender su significado.
Un ejemplo de estos casos, lo constituyen las palabras “cayo”, “cayó”, “callo”, “calló” las cuales a pesar de ser fonéticamente similares, pertenecen a categorías gramaticales distintas, al tiempo que también se diferencian semánticamente unas de otras. A continuación procederemos a describir cada una de ellas, así como a presentar al menos cinco ejemplos de oraciones construidas con ellas, a fin de que el hablante pueda tener una idea de los contextos donde puede participar cada una de ellas.
Cayo (categoría gramatical: sustantivo): si tomamos como base el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la palabra “cayo” escrita así con “y” y sin acento se estaría refiriendo a un sustantivo masculino, cuyo significado apuntaría a cada una de las pequeñas islas, cercanas a la costa, que se caracteriza por su geografía rasa y arenosa. Un ejemplo de las oraciones que podemos formar con este sustantivo serían los siguientes:
En este cayo no hay suficientes palmeras que den sombra
Después de cuarenta y cinco minutos en lancha, llegamos a un cayo precioso
Desde la costa se puede divisar el cayo
Salimos del cayo a las cinco de la tarde
En la noche la marea anega casi todo el cayo
Cayó (categoría gramatical: verbo): escrita en esta forma, con “y” y “ó” acentuada, la palabra “cayó” constituye la conjugación en tercera persona del singular del pretérito perfecto del verbo caer. Un ejemplo de las oraciones que podemos construir en base a este verbo serían las siguientes:
Ayer se me cayó el teléfono
Cuando llegó, me contó que se cayó ayer en el autobús
No habrá concierto, a la banda se le cayó la gira
Al Internet se le cayó la señal esta tarde
Ayer cayó en manos de la policía un peligroso delincuente
Callo: escrito de esta forma, con “ll” y con “o” sin acento, la palabra “callo” a su vez tiene varios significados, pues por un lado constituye dos sustantivos diferentes, y por otro también es un verbo. A continuación mostraremos cada uno de sus tres sentidos:
- Callo (categoría gramatical: sustantivo): de acuerdo a la RAE, la palabra “callo” en una de sus acepciones puede indicar la dureza o engrosamiento de piel que surge en determinada parte del cuerpo, regularmente en la planta de los pies o manos, debido al roce constante. Un ejemplo de oraciones construidas con este sustantivo serían los siguientes:
Tuvo que comprarse otro zapato porque este le presionaba justo donde tiene un callo
Trabajó tanto en el jardín que le salió un callo en la mano
Si no agarras bien el lápiz te saldrá un callo en el dedo
- Callo (categoría gramatical: sustantivo): así mismo, la palabra “callo” puede ser otro sustantivo masculino que refiera a los pedazos de estómago de la vaca, con los que se prepara un plato guisado, muy popular en España. Un ejemplo de las oraciones que se pueden construir usando este sustantivo son las siguientes:
Ayer nos comimos unos callos a la madrileña
A él le encantan los garbanzos en los callos
Nunca logré aprender cómo mi abuela preparaba los callos
Callo (categoría gramatical: verbo): escrito de esta forma, la palabra “callo” también puede ser la conjugación de la primera persona del singular del presente indicativo del verbo “callar”. Un ejemplo de las oraciones que se pueden construir en base a este verbo son las siguientes:
No me callo, es mi derecho expresarme
Si callo me convierto en cómplice
Mejor me callo porque puedo decir cosas de las que me arrepienta después
Calló (categoría gramatical: verbo): escrito de esta manera, con “ll” y “ó” acentuada, la palabra “calló” se refiere a la conjugación en tercera persona del singular del pretérito perfecto del verbo “callar”. Un ejemplo de oraciones que pueden construirse en base a este verbo serían los siguientes:
Me lo iba a contar todo, pero se calló y se retiró de la sala
Cuando calló, nadie se atrevió a decir nada
Calló, y aceptó con humildad la sentencia
Tuvo la oportunidad de defenderse, pero se calló para siempre
Dijo tanto, que cuando calló no le quedaba ni una palabra sin pronunciar
Fuente de imagen: @ortografiahoy