Una de las recetas más comunes de Latinoamérica la constituye el arroz blanco, el cual acompaña a varios de nuestros platos más populares. Por ejemplo en Venezuela el arroz constituye parte integral del plato típico llamado “Pabellón” el cual incluye plátano frito, porotos negros (caraotas), carne mechada y por supuesto, arroz.
En Colombia, el arroz blanco también forma parte de la famosa “bandeja paisa”, la cual está conformada por frijoles rojos, carne (corte de sobrebarrida), huevos, aguacate, chicharrón y por su puesto arroz. Un poco más al sur, en Perú, el arroz blanco también es acompañante incondicional de platos típicos peruanos como la “carapulcra” o el “lomo salteado”. Igualmente, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile cuentan con platos tradicionales que incluyen al acompañante por excelencia: el arroz blanco.
No obstante su tradicionalidad y lo práctico de su preparación, paradójicamente el arroz blanco se encuentra también entre las recetas más consultadas en la web, pues no todo el mundo sabe prepararlo y no a todos les queda bien. A continuación describiremos una de las formas más prácticas de realizar esta guarnición tan popular en el continente latinoamericano y fuera de él.
Para realizar el arroz blanco necesitaremos los siguientes elementos:
- 1 taza de arroz blanco
- 2 tazas de agua potable
- 1 diente de ajo (triturado o cortado en pedacitos)
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharada de aceite vegetal
Una vez tengamos los ingredientes, procedemos a escoger una olla, no tan grande, donde estemos seguros que nuestra preparación no se pegará al fondo, sino que por el contrario se cocinará con facilidad. Así mismo escogeremos una cuchara, preferiblemente de madera, con el que podamos mezclar nuestra preparación. Una vez tengamos el elemento donde cocinaremos el arroz, así como todos los ingredientes a mano, procederemos con los siguientes pasos:
1) Encender la cocina a fuego muy lento, y colocar la olla al fuego.
2) Agregar el aceite vegetal y dejar que se caliente un poco.
3) Agregar el diente de ajo picado o triturado y esperar a que se sofría un poco.
4) Antes de que nuestro ajo comience a dorarse, agregar la taza de arroz, previamente lavado. En este paso se debe tener mucho cuidado de que el arroz haya escurrido la mayor cantidad posible de agua, para que al reaccionar con el aceite no corramos el riesgo de quemarnos.
5) Una vez que hayamos incorporado el arroz, proceder a revolver éste con una cucharilla en el aceite caliente y el ajo, a fin de que pueda absorber un poco la preparación.
6) Sin permitir que el arroz se tueste, agregar las dos tazas de agua. En este paso reside el secreto de un buen arroz. Por medida, la cantidad de agua a agregar al arroz para su cocción será la correspondiente al doble del arroz agregado. Por ejemplo: si la cantidad de arroz es una taza, se le agregarán dos tazas de agua. En cambio, si la cantidad de arroz son dos tazas, la cantidad de agua que se le agregará serán cuatro tazas de agua, y así, si la cantidad de arroz corresponde a tres tazas de arroz, se le agregarán seis tazas de agua.
7) Una vez agregada el agua, revolver desde el fondo, a fin de integrar el arroz con el líquido.
8) Inmediatamente agregar una cucharadita de sal, y nuevamente revolver. Dejar que se cocine destapado.
9) A medida de que la cocción avance, el líquido de nuestra preparación irá reduciéndose. A penas éste deje de apreciarse en la superficie, y sólo se vea el arroz, éste deberá taparse, a fin de que el vapor ayude a nuestro arroz a terminar de abrirse. La llama se mantendrá baja, como al comienzo.
10) A partir del momento en que el arroz se tapa, hay que darle unos cinco minutos. No debe descuidarse, a fin de que no se nos queme. El arroz estará listo cuando el agua se haya reducido por completo, dejando en la olla sólo nuestro arroz blanco. En lo posible, en este punto de la receta, hay que tratar de revolver el arroz con un tenedor, para de esta manera propiciar su soltura.
11) Una vez listo, se puede servir como acompañante de carnes o vegetales. Lo sobrante se puede llevar a la heladera o nevera, una vez haya perdido temperatura. Se puede refrigerar por un día completo. No se aconseja su ingesta pasados los dos días.
Es necesario destacar que esta receta sólo se ajusta para arroces no parvorizados (arroz parboiled) para cuya preparación necesitará media taza más de agua por taza de arroz agregada, en proporciones de una taza de arroz, dos y media de agua; dos tazas de arroz, cinco tazas de agua, y así sucesivamente. Con estos pasos, un poco de atención a las proporciones y mucha concentración en el reloj, pronto estarás disfrutando de una rica, sana y nutritiva guarnición para acompañar tus platos principales.
Fuente de imagen: imujer.com