El problema “tradicional” de las algas
Cuando pensamos en el ambientalismo, lo primero que viene a la cabeza es la destrucción de selvas y la imagen de una chimenea que lanza minuto a minuto ingentes cantidades de gases contaminantes a la atmósfera. En segundo lugar suele venir la imagen de un río.
Es un río que otrora tenía gran cantidad de peces y hoy está lleno de basura: llantas, botellas, y plástico en general con algunos restos metálicos cuyo óxido permea las aguas. Y por supuesto, no faltan los focos de descomposición causadas por alguna bolsa de basura típica que un irresponsable lanzó al río.
Este cuadro, aunque realista, no suele ser del todo veraz. Más que la basura citadina, los ríos suelen ser contaminados por sustancias que lanzan las industrias. Pero incluso en los países en los que esta práctica está fuertemente regulada (o del todo prohibida) suele haber un problema vinculado a la producción agrícola.
Se trata del uso excesivo de fertilizantes, que se filtran por el suelo, se recogen en los cuerpos de agua y llenan los lagos y ríos. Las aguas, entonces, se convierten en un caldo perfecto para el cultivo de las algas, que crecen masivamente y luego comienzan a morir, agotando el oxígeno disponible y matando a los peces.
Pero nada de esto aplica a Didymosphenia geminata (tiernamente apodada Didymo), el alga – moco que está invadiendo ríos en todo el mundo y que se convirtió en un misterio a lo largo y ancho del planeta.
El alga moco Didymo
El problema apareció hace ya un par de décadas en las aguas del río Heber en Canadá. Consistía en unas extrañas manchas de baba que colgaban de las rocas y que un año después se habían convertido en grandes tapetes de moco verde.
Una década después, los tapetes habían invadido ríos y lagos en toda Norteamérica, Sudamérica, Eurasia y Australia. Se trataba de un fenómeno nunca antes visto.
Originalmente se pensó que se trataba de algo semejante a una epidemia. Los hombres, inadvertidamente, habrían transportado el microorganismo en kayaks, botes y equipamiento de pesca – entre otros objetos – que fácilmente se habría adaptado a nuevas circunstancias. En un momento era común que los anuncios en los lagos recreacionales alertaran sobre la necesidad de limpiar bien los botes antes de ingresarlos al lugar.
El alga, más que un problema para los ecosistemas, se convirtió rápidamente en un asunto de higiene y de limpieza, ya que “ensuciaba” los parques y hacía peligroso caminar en las riveras. Por años las autoridades ambientales se esforzaron en controlarla limitando los recursos de fósforo que caían a las aguas con la esperanza de que esto devolviera los acuíferos a la normalidad.
Y esto sólo empeoró el problema.
La mutación del alga
Didymo normalmente pasa desapercibida. Con el tiempo, las investigaciones han hecho desechar la teoría de la epidemia y han comenzado a determinar que el alga estaba presente en todos los cuerpos de agua desde antes de que sucediera el evento (salvo por los afluentes de Nueva Zelanda, en los que sí es invasora). Normalmente el alga había pasado desapercibida, y su “transformación” en un moco maligno es realmente el indicador de que algo está muy mal con los ecosistemas.
Lo complicado es que aún no sabemos exactamente de qué se trata. En una tremenda ironía del destino, parece ser que la culpa la tienen niveles extremadamente bajos de fósforo… si recordamos, los altos niveles de fósforo tienen el efecto de crear la eutrofización mencionada arriba por explosión de algas, por lo que el asunto resulta confuso.
Parece ser que las emisiones de nitrógeno a la atmósfera causan un mejor aprovechamiento del fósforo en las plantas, haciendo que su cantidad disminuya en los ríos. Esto, de la mano con las mayores exigencias de las autoridades ambientales, ha creado el escenario ideal para el surgimiento de Didymo.
Todavía no comprendemos bien las implicaciones del alga – moco que está invadiendo progresivamente los lagos del mundo. Hasta el momento, los ecosistemas no se han visto tan afectados como cabría esperar – los peces e insectos siguen vivos y reproduciéndose – pero esto no significa que no puedan estarlo en el futuro cercano. Porque lo que está pasando no tiene precedente alguno.
En cualquier caso, sirve para indicar cuánto ha cambiado el mundo bajo el dominio de los seres humanos.
Fuente de imágenes: 1: upload.wikimedia.org, 2: alienspecies.royalbcmuseum.bc.ca