El azul de Voronet, o el color que no puede ser reproducido

El azul de Voronet, o el color que no puede ser reproducido

Yo, Voivoda Esteban, por la Gracia de Dios soberano de Moldavia, hijo de Bogdan, he comenzado a construir el monasterio de Voroneţ a la gloria del sagrado y conocido San Jorge, el grande y victorioso mártir, el 26 de mayo, un día después del lunes, después de Pentecostés, y la finalicé el mismo año, en septiembre de 6996 (1488).

Colores

Hace ya bastante tiempo los artistas comprendieron a fondo la naturaleza del color, las particularidades de los colores básicos y cómo podían usarse para obtener otros colores a partir de ellos. Con el tiempo, se descubrieron los tres colores primarios: amarillo, magenta y cian, con los que al menos en teoría podría crearse cualquier color.

Vale la pena señalar que en verdad los colores primarios no existen en la materia, sino en forma de ondas, y son el amarillo, el azul y el rojo. Los tres colores primarios de la materia no son un concepto físico (en física, el color es sencillamente un espectro que va de una longitud de onda a otra) sino biológico: son las longitudes a las cuales responden los tres tipos de conos que tenemos los seres humanos. Para especies diferentes los “colores primarios” tendrían que ser otros.

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Pero – y he aquí lo interesante – parece ser que estos colores primarios no son capaces de reproducir todos los colores existentes… siendo particularmente famoso un azul específico.

El azul de Voronet.

El Monasterio de Voronet

La cita presentada al principio del artículo corresponde a Vovoida Esteban el Grande, soberano del Reino de Moldovia hacia finales del siglo XV. Cuente la historia que el monarca, preocupado por los constantes avances otomanos, acudió a Daniel el Ermitaño (quien vivía en Voronet) y le pidió su consejo. El ermitaño le indicó que debía resistir, pues le esperaba una victoria, pero que a modo de agradecimiento debía erigir una iglesia en el lugar donde habían hablado, una que debía dedicarse a San Jorge.

Y así nació el Monasterio de Voronet. Sin embargo, algo más allá de su curiosa historia lo ronda: el brillante e imposible de imitar azul de sus frescos.

El azul de Voronet, o el color que no puede ser reproducido

Azul bizantino

Es reconocido en el este europeo el llamado “azul bizantino”, un tono brillante y metálico usado en numerosas obras religiosas de la región. Sin embargo, dentro de todas las iglesias ninguna tiene un color idéntico al de Voronet.

Y lo que es más interesante: este color no ha podido ser imitado. Ni usando los tres colores primarios ni con tintas especiales alguien ha sido capaz de crearlo, ya sea en físico o en digital (esto último sería mucho más complejo, pues todas las pantallas digitales tienen únicamente los 3 colores primarios). La imagen que ven reflejada en sus pantallas no representa el azul real, que sólo puede verse yendo personalmente al lugar donde se encuentra el monasterio.

Lamentablemente, se ha investigado más bien poco al respecto. Hay quienes dicen que el color azul único del monasterio se debe a la presencia de cristales de azurita en la pintura, pero la hipótesis no es concluyente y experimentos caseros con cristales de este tipo no han logrado replicar el color exacto. Puede ser que se deba a un proceso químico proveniente de décadas de decaimiento de los frescos.

O, como creen algunos, que sea una muestra de la voluntad divina al otorgar a Esteban el Grande la victoria sobre los otomanos.

Imágenes: 1: agoratravel.ro, 2: wondermondo.com

Bibliografía ►
El pensante.com (febrero 20, 2017). El azul de Voronet, o el color que no puede ser reproducido. Recuperado de https://elpensante.com/el-azul-de-voronet-o-el-color-que-no-puede-ser-reproducido/