Todos los estudios sobre el cáncer, realizados a consciencia, determinan que la inadecuada alimentación es el origen número uno del cáncer. Patético, horripilante y hasta paradójico resulta que nuestra propia comida sea a la vez un veneno. Pero esto ha sido parte de las secuelas negativas de los Tratados de Libre Comercio, especialmente con Estados Unidos.
En este momento, Colombia está importando el 80% de los productos de consumo masivo del exterior, y en aumento. Por si fuera poco, aparte de todos los alimentos transgénicos que nos venden, llenos de letales agroquímicos y hormonas de crecimiento, no sabemos nutrirnos inteligentemente.
La gente de América entera, de sur a norte, la gran mayoría se caracteriza por llevar una dieta y hábitos alimenticios muy dañosos. Gran parte de los productos del mercado y la gastronomía contienen demasiada azúcar, grasas artificiales y peligrosas, excesos de carnes y lácteos, equivocadas combinaciones agridulces, entre otros factores.
Pero lejos de equivocarnos, todos estos factores de la ignorancia en cuanto la dieta adecuada, son irrelevantes en comparación a las monstruosidades experimentales con la comida que realizan las grandes industrias con nosotros. Obligan a los campesinos a sembrar exclusivamente semillas genéticamente modificadas, lo cual modifica el ADN y el cáncer no se hace esperar. Esto ya está más que comprobado. Véase el post ‘Asesinato a la Semilla’.
Ni qué decir de las hormonas que inyectan a los pollos, vacas, cerdos, conejos, etc., para engordarlos y hacerlos crecer acelerada y exageradamente.
Urge a cada persona tomar consciencia de llevar una dieta responsable y sana, con el objetivo de evitar ser una de las millones de víctimas que cobra el cáncer. Un dato curioso: los judíos en Israel tienen totalmente aislado el virus del cáncer, desde hace décadas. Pero si miramos la alimentación de un judío, nos daremos cuenta de una de las principales razones. (Cabe anotar que no se intenta de ninguna manera, elogiar a los judíos)
Una vez le preguntaron a un especialista en biología del cáncer, sobre cuál sería la dieta más cercana a ocasionar ineludiblemente la enfermedad. El científico contestó: “no podría hallar una mejor que la nuestra”. Dentro de la comida que genera estos riesgos cancerígenos, encontramos el pan blanco, el azúcar, las frutas y vegetales transgénicos, enlatados, salsas, empaquetados, aceites, grasas saturadas, glutamato monosódico, tartrasina, soya transgénica (la mayoría lo es), cereales refinados…
Hace tres décadas, aproximadamente, la alimentación era muy diferente. En pocas palabras, justo antes de la “Revolución Verde” del señor Rockefeller, quien promovió con sus industrias y Monsanto el uso de agroquímicos totalmente cancerígenos. En esas épocas de antaño, la gente se alimentaba de harinas recién molidas, aceites prensados en frío, como el aceite de oliva; de cereales completos, de frutas, de animales sin vacunar alimentados con comida natural y no con concentrados de dudosa procedencia.
Como lógica consecuencia, en nuestros organismos se presentan graves carencias de vitaminas, minerales, proteínas y energías necesarias de la naturaleza. Se ha aumentado la insulina en la sangre y esto origina el cáncer que actualmente se vive en el mundo entero. Es bastante indispensable eliminar el azúcar y los productos alterados genéticamente, para prevenir a toda costa desarrollar el mal.
Cáncer de mama, de colon, de próstata, también de pulmón, hígado y riñón, son los más comunes en Latinoamérica; otro aspecto demasiado trascendental para exponer en este documento, es que el consumo de carnes procesadas o embutidas y los lácteos embolsados representan un gran riesgo para la salud.
Uno se asombra al mirar que en la Casa Blanca, el Vaticano y las casas de los presidentes de naciones, altos mandatarios, altos mandos militares y grandes autoridades mundiales, cuentan cada uno con una granja orgánica auto sostenible y por ningún motivo, consumen los artículos del mercado común y corriente. Ellos saben perfectamente que mientras más equilibrada y balanceada sea la dieta en verduras y legumbres, menor es la tasa del cáncer y mortalidad.
Uno de los tumores más frecuentes que se gestan en las personas latinoamericanas, es el de colon. Éste se desarrolla por ingerir con alta frecuencia grasas animales con bajo contenido en fibra, pan blanco, embutidos, paquetes y gaseosas.
El procesamiento industrial de los alimentos debe tenerse muy en cuenta, porque en la mayoría de situaciones, estos procedimientos destruyen las cualidades nutritivas, como sucede con los embutidos, los envasados, los pre cocidos, enlatados, etc. Es obvio que tales productos, procesados en varias transformaciones, necesitan colorantes, aditivos, conservantes y su valor nutricional queda casi nulo.
De esa manera, los artículos alimenticios del mercado en general han perdido la mayor parte de sus propiedades nutritivas, medicinales y naturales y casi todos, en lugar de ser alimento, son tóxicos peligrosísimos para la salud, pero con buenos sabores, texturas, olores y tamaños.
Algo que no podría faltar en este artículo es mencionar los nefastos efectos del horno microondas, el cual de forma inmediata desnaturaliza los alimentos, puesto que los altera molecularmente. Este detalle señala la importancia de la preparación de la comida, que para ser pertinente y adecuada, se deben evitar los hornos con altas temperaturas, frituras y largas horas de cocción.