Sorpresas durante la cena
Muchos hemos escuchado el famoso mito de la Gallina de los Huevos de Oro, por medio del cual los poseedores del animal tenían la oportunidad de hacerse ricos, debido a la inmensa oportunidad de contar con tan maravilloso ejemplar.
No obstante, no todos conocemos también la historia del carnero con los dientes de oro, que causó gran revuelo en la Atenas, capital de Grecia, durante el año 1985, cuando el sacerdote ortodoxo George Veripoulus, comunicó a su comunidad lo que descubrió en su propia casa.
Tal como cuenta Charles Berlitz, en su Livro dos fenômenos Estranhos, todo comenzó cuando el religioso se sentó a la mesa de su casa a almorzar uno de sus platos favoritos: Kefalafi, plato conformado por una cabeza de carnero asada.
En el momento de comenzar a degustar de su comida, el sacerdote Veripoulus notó algo extraño en la boca del animal, así que se acercó para ver mejor, quedándose totalmente sorprendido ante lo que le pareció hallar. Según prosigue Berlitz, el religioso encontró que los dientes del carnero eran dorados, como si estuviesen hechos de oro.
El sacerdote George Veripoulus interrumpió su almuerzo, tomó la cabeza del animal y se fue a una joyería a verificar si su impresión era correcta. No se había equivocado, según lo descrito por el autor Charles Berlitz, un experto en joyas le confirmó a Veripoulus que efectivamente los dientes del animal eran de oro, y que su valor equivalía, en ese momento, a 4.500 dólares.
Un animal único
Al regresar a casa, contó la noticia a su cuñado, Nico Kotsovos, quien ante semejante confesión –de acuerdo a lo que señala sobre el caso el autor de lengua portuguesa- comenzó de inmediato a revisar la dentadura de los 400 carneros que conformaban su rebaño, para ver si corría con la misma suerte de Veripoulus. No obstante, no encontró otro animal donde se repitiera el extraño descubrimiento.
Fue tal el revuelo levantado por los dientes de oro conseguidos en el carnero, que el mismísimo Ministerio de Agricultura terminó interviniendo en el asunto, ampliando la sorpresa de los atenienses cuando –según Berlitz- la Institución declaró que al examinar el animal, también se pudo comprobar que el hueso de la mandíbula también estaba constituido de oro.
Ningún funcionario o científico pudo explicar este fenómeno, que hizo –como concluye Charles Berlitz- que todos los pobladores de la región se dedicaran a revisar diente por diente la boca de cada uno de sus carneros, para ver si corrían la misma suerte que George Veripoulus.
¿Conoces otra historia donde el amo de un animal haya encontrado oro en alguno de sus miembros? Compártela con nosotros.
Fuente de imágenes: interpretaciondesueños.es