De la crisis
Tras la crisis del 2008, causada mayoritariamente por la irresponsabilidad de un sinnúmero de bancos que comenzaron a realizar préstamos y movimientos sin verificar su fiabilidad y generando lo que comúnmente se conoce como una burbuja financiera que dio al traste con años de crecimiento y llevó a la ruina a millones de personas y varios gobiernos. Al día de hoy no terminamos de recuperarnos de esta crisis y ya parece estar surgiendo otra (con raíces, cómo no, en aquella).
Por esta razón, a partir del 2008 comenzó a tomar más y más fuerza la crítica social que desde muchos sectores se hace al gremio de los banqueros. Aunque en teoría un sistema bancario es fundamental para la economía moderna, por lo general estos colectivos no están bien regulados y pueden actuar con mucha libertad. Algo bastante grave… ya que están jugando con el dinero de millones de ahorradores.
Aunque muchos consideraban excesivas las críticas, un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Zúrich realizó un interesante experimento en el que esperaba analizar el comportamiento de los banqueros ante diversas situaciones morales. Las conclusiones son bastante interesantes:
El experimento
Realizado a mediados del 2014, el estudio buscaba probar la tendencia de las personas a mentir en determinadas circunstancias, cuando no había muchos riesgos y sí se tenían posibles beneficios. Se trataba, como vemos, de semejar mucho el escenario en el cuál se desenvuelve un banquero.
Sin embargo, antes de comenzar los investigadores hicieron que cada uno de los personajes respondiera un cuestionario: unos sobre su vida privada y otros sobre su vida profesional. Hacían esto para ver si las personas eran deshonestas por naturaleza o sí se “volvían” deshonestas una vez entraban en el rol de banquero.
La prueba era bastante simple. Se les daba a las personas una moneda que debían lanzar 20 veces: cada vez que cayera “cara”, ganarían 10 dólares. Por razones estadísticas, cada persona debería ganar alrededor de 100 dólares. Se hizo el ejercicio con 300 sujetos para descartar casualidades.
Los resultados fueron bastante impresionantes. Aquellos que entraron al sitio pensando en su familia, obtuvieron en promedio 102 dólares, algo muy cercano a lo razonable. Quienes entraron pensando en su trabajo, ganaron en promedio 120 dólares y varios sujetos incluso ganaron 200, algo que es casi imposible en términos estadísticos.
Para asegurar que no se tratase de una casualidad, de nuevo se realizó el experimento con 300 sujetos no vinculados a la banca. En este caso, ambos grupos – el que entró pensando en cosas personales y el que entró pensando en su trabajo – mostraron un comportamiento semejante y muy cercano a la media estadística.
Conclusiones
Parece ser, entonces, que no se trata de que los banqueros sean corruptos por naturaleza, sino que el trabajo en la banca incita a las personas a buscar el máximo beneficio posible. Se trata, como han dicho algunos autores, de un sistema de “incentivos perversos”.
Es decir, el banquero que se comporte bien moralmente, que sea cuidadoso y que no corra más riesgos de los necesarios no sólo no obtendrá ningún beneficio, sino que será comparado de manera desfavorable con su compañero que actuó de manera dudosa y obtuvo mayores ganancias. Eventualmente, la competencia obliga a pasar por alto ciertas normas básicas.
Por esta razón sería la banca la que vuelve corruptos a los hombres, y no al contrario. Queda por ver si nuevos experimentos refutan o reafirman estas conclusiones. Por ahora, parece ser que ya tenemos explicación a la crisis.
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